La Organización Mundial de la Salud (OMS, 1964) define la salud como: "un estado de bienestar completo físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia". Esta definición subraya la naturaleza biopsicosocial de la salud y pone de manifiesto que la salud es más que la ausencia de enfermedad.
Como sabemos, la sexualidad es una vivencia personal e intransferible, que trasciende de la mera genitalidad, y que cada cual la vive de manera diferente, dependiendo de los modelos sexuales en los que haya sido educado, de su formación, de sus miedos o creencias entorno a la misma, que va a depender, y a su vez, influir, en otros aspectos de nuestra vida, por lo que cada persona vivirá su sexualidad con una entidad biopsicosocial, y así, tanto los factores socioculturales, como los psíquicos y los biológicos, solos, o más frecuentemente, asociados entre sí, podrán condicionar una disfunción. Es por ello que la terapia sexual debe ser multidisciplinar, es decir, debe considerar que pueden existir causas a todos estos niveles.
Podemos decir que el ser humano es una Unidad Bio-Psico-Social indivisible, dinámica, irrepetible, y moldeable.
Cuando afirmamos que la persona es una unidad biológica, psicológica, y social indivisible, queremos expresar que es imposible considerarla sólo desde uno de estos tres aspectos, ya que cualquier modificación en cualquiera de estos planos afecta, de manera directa o indirecta, a los otros. Así, por ejemplo, un trauma psíquico afectará, sin lugar a dudas, al cuerpo o físico de la persona y a su comportamiento social; un accidente que modifique al individuo físicamente, también le modificará su comportamiento social y su estructura psicológica; un cambio social, un ascenso en el trabajo, por ejemplo, nos alegrará (cambio psicológico), descargándonos hormonas como las endorfinas (cambio biológico).
Decimos que esta Unidad Bio-Psico-Social, indivisible que es el ser humano es dinámica porque se está modificando permanentemente.
En el plano biológico, la ciencia nos enseña que a nivel celular nos modificamos a cada instante, pensemos en los bebés o en los adolescente, en los que podemos ver sus cambios en poco tiempo.
También en nuestro contacto social, estamos siendo modificados por los vectores sociales que nos influyen constantemente. Nuestra historia personal va dejando una huella en nosotros que podríamos decir que nos va moldeando.
En el plano psicológico, también estamos continuamente cambiando. Una experiencia agradable, y otra desagradable, nos predispondrá en uno u otro sentido. Nuestra personalidad, nuestras motivaciones, nuestros sentimientos, nuestras ideas, nuestros afectos, etc., están viéndose modificados continuamente.
Como hemos podido ver, un cambio, en cualquier plano afecta a los otros. Esto nos hace ver que es imposible concebir que el ser humano no sea eminentemente dinámico.
La Unidad Bio-Psico-Social indivisible y dinámica, también es irrepetible, cada ser humano es un modelo absolutamente exclusivo, y por lo tanto, irrepetible.
Finalmente diremos que esta Unidad Bio-Psico-Social indivisible, dinámica e irrepetible que es el ser humano, además, es moldeable. Esto implica que la persona no se forma a si misma, sino que, teniendo determinados potenciales genéticos, estos se podrán o no desarrollar de acuerdo a las condiciones medio ambientales en las que se desenvuelva, no es lo mismo la educación que tendrá un/una niño en Europa que en África, como tampoco las posibilidades
Como podemos ver, son varios los factores que influyen para obtener un buen estado biopsicosocial, en lo que se refiere a nuestra sexualidad, si tenemos una salud física favorable, una mente equilibrada y nos comunicamos de manera eficaz, disponemos de las herramientas necesarias para tener una sexualidad saludable, una sexualidad positiva.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.