La eyaculación precoz es una falta de control voluntario sobre el reflejo eyaculatorio, inmediato a la introducción del pene en la vagina o incluso antes del coito (ante portas). El hombre no puede decidir cuándo desea eyacular.
Es un trastorno de la fase del orgasmo.
La mayoría de los casos tiene solución recurriendo al profesional adecuado.
La eyaculación precoz es el motivo de consulta más frecuente de los hombres, tanto en el ámbito médico como sexológico. Fisiológicamente no podemos decir que esto sea un problema, aunque lo cierto es que muchos hombres sí lo sienten así. De ahí la importancia de conocer algunos aspectos que han influido para que muchas parejas estén viviendo su sexualidad con angustia y con ansiedad.
Se puede decir que la eyaculación precoz es la herencia filogenética que han recibido los hombres, y lo que hace que muchos se sientan eyaculadores precoces.
Hace treinta años ser rápido en eyacular, desde el punto de vista reproductor era considerado como una conducta positiva. Ejemplo de ello lo podemos encontrar en los animales mamíferos como los bonobos, los felinos, el elefante, etc. donde llevar a cabo eyaculaciones rápidas es una ventaja biológica, una conducta adaptativa exitosa, ya que cuanto más rápido se eyacula, más eficacia reproductora se alcanza; es cierto que no estamos hablando de la especie animal, sino de los hombres, pero es importante conocer de dónde viene este prejuicio para poder entender y comprender que la eyaculación prematura o precoz es un problema creado por la cultura.
Eyacular de manera prematura no sólo no era un problema, sino que era visto como una respuesta fisiológica valorada positivamente y de la que los hombres se enorgullecían. Es verdad, que en unas décadas el eyaculador precoz ha pasado de ser un súper hombre, a tener que ser el marido “experto”, con una erección duradera y potente y demorando la eyaculación el tiempo necesario para hacer llegar a su pareja a la cumbre del placer.
El hombre de este nuevo modelo se ha convertido en una especie de “trabajador del sexo”, acudiendo a sus relaciones con la misión de producir a su pareja cuantos más orgasmos mejor. Hablamos, como ya hemos indicado en otras ocasiones, del modelo capitalista, que sin duda, ha servido para hacer de las disfunciones sexuales un negocio para la industria, creando problemas, donde no los hay como es el caso de la eyaculación precoz.
En las farmacias y en diferentes establecimientos podemos ver como se comercializan productos para todo: viagra, parches, o antidepresivos para retardar la eyaculación.
El modelo crea el problema, la industria gana, pero no las personas víctimas de este engranaje mercantil y consumista. La gente quiere soluciones rápidas y no se pregunta dónde radica el problema.
La eyaculación precoz ha sido inventada por la cultura de los géneros, sin ninguna base científica explicativa ni terapéutica.
Las nuevas condiciones socioeconómicas producidas hace más de tres décadas, generadas por el capitalismo de consumo, impusieron la necesidad de cambiar los modelos anteriores de socialización del comportamiento sexual, por otro modelo nuevo más acorde con las necesidades del sistema. Así se construye el modelo capitalista permisivo. Como hemos visto, el modelo otorga sexualidad a la mujer, e incluso dice que es bueno para ella, con lo cual le reconoce su derecho al placer y a que tenga orgasmos, pero la llave de ese placer, de sus orgasmos, la sigue teniendo el hombre. A la mujer parece que se le reconocen derechos sexuales, pero la responsabilidad de sus orgasmos se le sigue atribuyendo al hombre, y lógicamente será éste, quien tenga que “trabajarse” los orgasmos de su pareja. La ansiedad que se produce en las relaciones sexuales viene dada por este modelo aprendido.
Seguiremos hablando de eyaculación prematura, sin prisas y sin prejuicios.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.