Deseo,
pasión, enamoramiento, alegría, emoción, ternura, frustración, tristeza,
soledad, compañía, excitación, esperanza, inquietud, nerviosismo, ansiedad,
inseguridad, satisfacción, ilusión, fantasía...
Emociones
que se van deslizando en un espacio
cibernético, donde la palabra escrita va alimentando, intensificando y
transformando las emociones de quienes buscan en la red afectos, compañía,
pareja, citas, pasar el rato o simplemente intercambiar fluidos corporales.
Un
espacio donde cada palabra lleva de la mano una emoción, un sentimiento o
deseo.
Un
espacio donde la palabra escrita se hace protagonista; donde las imágenes se
sueñan e idealizan.
Un
espacio donde el “hola” y el “adiós” no siempre se encuentran;
Un
espacio de espera, de intuición, de equívocos...
Un
espacio donde la realidad se crea a capricho; donde los prejuicios se deslizan
en cada “intro”.
Un
espacio de silencios,
Un
espacio para la esperanza, la ilusión, la fantasía y para la imaginación;
Un
espacio en el que las emociones se transforman de un día para otro.
Un
espacio donde hoy te amo y te deseo y mañana te ignoro.
Un
espacio para el “mercadeo” de perfiles.
Un
espacio donde la lealtad no encuentra cobijo.
Un
espacio donde el concepto de “fidelidad” se transforma y la “infidelidad” se
ignora.
Un
espacio ausente de despedidas.
Un
espacio para el anonimato, para la diversidad, para todos, aunque no todos consigan
lo que desean ni lo que buscan.
Sin
permiso ni si quiera decoro; con identidad propia o en el cajón de los miedos y
de” los prejuicios escondidos”, millones de personas se asoman a una ventana
cibernética con un perfil propio o soñado en el que se van dibujando los deseos
y esperanzas de quienes esperan ser encontrados...
Color
de ojos, pelo, estatura, profesión, estado civil, hijos, mascotas, estudios,
deseos, intereses y una imagen de alguien que espera ser atractiva e interesante
para esa persona que en tantas ocasiones ha imaginado.
Gran
parte de nuestra vida la pasamos buscando ser queridos, amados, deseados y
valorados, aunque a veces es verdad que el camino que elegimos para conseguirlo
no sea el más adecuado.
Y
es que cuando la necesidad emocional se
hace compañera de viaje la “búsqueda” se torna impaciente, y la frustración no
se deja esperar demasiado.
Un
nuevo concepto de relaciones interpersonales, afectivas, amorosas y/o sexuales,
se dibuja en el gran atlas emocional de
las redes sociales. Páginas por las que navegar y poder conocer personas con
intereses comunes o dispares; hacer amigos o tener citas casuales o con
continuidad; con quien intercambiar experiencias, páginas en las que a veces la
soledad se ausenta y surgen los afectos tan buscados, incluso en ocasiones el
amor.
Y
al otro lado ¿Quién hay?
Personas
con formación universitaria o sin ella; personas que desean encontrar amigos
con los que poder salir; personas que se sienten solas porque están solas, y
las que así lo sienten estando acompañadas; quienes solo quieren pasar el rato,
quienes buscan emociones nuevas; personas que desean encontrar pareja con la
que compartir un proyecto de vida, quienes solo desean sexo y quienes se asoman
simplemente para sentirse acompañados y/o queridos. Personas que desean ser
encontradas.
Y
yo me pregunto y te pregunto a ti ¿son las redes sociales un recurso bueno,
ideal y fácil para encontrar pareja? ¿Para no sentirse solo?
Fdo.: Raquel Díaz
Illescas
Fdo.: Raquel Díaz
Illescas