Dos mujeres hablan una frente a la otra…
—Creo que él solo tenía cojones en la cama…
— Vaya…Interesante… Pensé que todos los
hombres tenían cojones en la cama.
— No es eso… quiero decir que…
—Sé lo que quieres decir.
Y según tú, si solo tiene “·cojones” en la
cama ¿qué pasará si un día deja de tenerlos también en la cama? ¿Los tuvo alguna vez fuera de
ella?
—Yo le quería… Le quiero… Sé que es un hombre
cobarde e inseguro, pero quiero pensar que nos quisimos.
— Entiendo... Siempre he creído que el amor es valiente,
aunque la mayoría de las veces vaya a pecho descubierto… Y que cuando se ama y
este es correspondido, uno siente que
puede con todo. Pero quizá ¿mi idea del amor esté equivocada…?
— No lo sé… Lo que he vivido con él ha sido
especial, intenso, diferente…Nos hemos querido mucho y nos queremos.
— ¿Especial, intenso, diferente…? Ya… Y
¿Dónde está él ahora?
—No lo sé. Todo ha acabado.
— ¿Habéis discutido?
—No. Nunca hemos discutido, aunque tuvimos
momentos de mucha tristeza, como ahora…
Él no quiere seguir conmigo. Dice que me
quiere, sin embargo no puede seguir adelante por más tiempo…Yo soy para él como
“un pecado”.
— ¿Pecado? No entiendo…
—No soy la mujer que él quiere para su vida,
ni la que quiere su familia ni sus amigos…
—Vaya… Pensé que estábamos en el siglo XXI.
Pero ¿Cuántos años tiene este pobre hombre? Perdóname la licencia..
—No importa. Tienes razón.
— ¿Has conocido a su familia? ¿A sus amigos?
—No. Decía que solo la idea de pensar en presentármelos
le producía mucha ansiedad. Le daba vergüenza… —Mientras lo dice una lágrima resbala
por su mejilla—.
La otra mujer se queda unos minutos en
silencio y mira a su interlocutora intentando seguir empatizando con ella.
—Déjame que te diga algo:
Eres una mujer inteligente, valiosa, guapa, fuerte,
sensible y demasiado generosa… Con mucha experiencia de vida, experiencia que
debes usar para seguir adelante y decirte a ti misma que eres una mujer
estupenda y que quien esté a tu lado debe sentirse orgulloso de amarte. Lo
demás son solo palabras de sábanas calientes.
No sé si ese hombre te amó, pero lo que si sé
es que no es digno de que tú le ames y menos aún sufras porque no desee estar a
tu lado.. Quizá mi concepto de amar sea
otro, pero alguien que se avergüenza de ti da igual que te ame.
¿Qué crees haber perdido?
—No lo sé… Yo era feliz a su lado. Nunca me
he sentido tan feliz al lado de alguien…
— Ya… ¿Puedes ser feliz con alguien cuando se
avergüenza de ti?
Ella
baja la cabeza y se limpia los ojos…
—No.
— ¿Crees que has ganado algo?
—Si. A mi misma.
Fdo. Raquel Díaz Illescas.