..Si escribo lo que siento, -decía Pessoa-, es porque con ello disminuye mi fiebre de sentir.
...Nuestro amor es imposible, le dice ella.
-¿Por qué? -añade él-. Porque sufro.
-¿Porque sufres?. Porque al despertar cada mañana me siento triste. Siento pena de no estar contigo, de que no estés conmigo, a mi lado.
Nuestro amor es imposible. No porque no nos amemos. No porque no te desee. No porque cada minuto del día haya dejado de esperar pasarlo a tu lado. Nuestro amor es imposible, porque a pesar de mi sentimiento, no soy capaz de sonreír sin que me duela. Necesito ser yo cuando me miras. Cuando me equivoco. Cuando pienso, y cuando siento la vida demasiado intensa...
Cada noche, dibujo una vida para regalarte cuando te vea. Una vida que no me pertenece, que no deseo, pero que invento para ti...
Al mirarte, te ofrezco la mejor de mis sonrisas. La más seductora de mis miradas. Perfumo mi cuerpo con el aroma del deseo. De tolerancia y comprensión visto cada una de mis palabras. Te muestro la fachada fuerte de mi persona, intentando ocultar los escombros...
Qué difícil es explicarte lo que siento, pero lo que siento es que te quiero, que me estoy muriendo por dentro... No pretendo entendimientos, ni si quiera que comprendas lo que ni yo misma entiendo. Solo quiero amor mío que cuando pase el tiempo, y las piernas no nos permitan echar a correr el uno del otro, sepas que nunca quise huir de ti, sino de mí, de este amor que no comprendo.
Inventé demasiados mundos para estar a tu lado, para sentir tus besos, tus caricias, tus celos, tus ansias de no perderme...; tus te quieros...
Me equivoqué, sabiendo que lo hacía. Pacté con el diablo por sentir por última vez, tu boca junto a la mía; tus manos sobre mi cuerpo; tus te quieros con fecha de caducidad...
Nada iba ya a cambiar entre nosotros. Tú, intentando vivir otra vida. Una vida sosegada. Una vida sin mí. Yo, desdibujando soledades. Pintando de colores la nada...
Hoy amor mío, pasados ya los años, y con unas cuantas canas en el corazón, quiero decirte que me mires despacio, tranquilo y en silencio, y que leas en los ojos, y en los labios de esta vieja, lo que no quisiste escuchar cuando eran de terciopelo.
Hoy solo deseo, cerrar los ojos y sentir tu mano junto a la mía. Algo más arrugada, menos pesada y más sabia. Solo tu mano sobre la mía, solo eso deseo.
Hoy solo quiero viejo mío, que me regales una sonrisa pausada, serena y que sigas más tarde mirando no sé que cosa.
Hoy solo quiero amor mío, que camines a mi lado, sin prisas, sin reproches de viejo tonto. Que me digas al oído, igual que entonces, ¡qué linda eres!, y yo te sonría.
Hoy solo quiero pequeño diablo, en esta recta final de nuestro camino, que lo acabemos juntos, el uno al lado del otro, sin atajos, sin zancadillas.
Ay viejo mío..., si pudiéramos contar el amor como contamos el tiempo, hoy mi viejo tonto, sabrías cuánto te amé, cuanto te quise y cuanto te quiero.
...Nuestro amor es imposible, le dice ella.
-¿Por qué? -añade él-. Porque sufro.
-¿Porque sufres?. Porque al despertar cada mañana me siento triste. Siento pena de no estar contigo, de que no estés conmigo, a mi lado.
Nuestro amor es imposible. No porque no nos amemos. No porque no te desee. No porque cada minuto del día haya dejado de esperar pasarlo a tu lado. Nuestro amor es imposible, porque a pesar de mi sentimiento, no soy capaz de sonreír sin que me duela. Necesito ser yo cuando me miras. Cuando me equivoco. Cuando pienso, y cuando siento la vida demasiado intensa...
Cada noche, dibujo una vida para regalarte cuando te vea. Una vida que no me pertenece, que no deseo, pero que invento para ti...
Al mirarte, te ofrezco la mejor de mis sonrisas. La más seductora de mis miradas. Perfumo mi cuerpo con el aroma del deseo. De tolerancia y comprensión visto cada una de mis palabras. Te muestro la fachada fuerte de mi persona, intentando ocultar los escombros...
Qué difícil es explicarte lo que siento, pero lo que siento es que te quiero, que me estoy muriendo por dentro... No pretendo entendimientos, ni si quiera que comprendas lo que ni yo misma entiendo. Solo quiero amor mío que cuando pase el tiempo, y las piernas no nos permitan echar a correr el uno del otro, sepas que nunca quise huir de ti, sino de mí, de este amor que no comprendo.
Inventé demasiados mundos para estar a tu lado, para sentir tus besos, tus caricias, tus celos, tus ansias de no perderme...; tus te quieros...
Me equivoqué, sabiendo que lo hacía. Pacté con el diablo por sentir por última vez, tu boca junto a la mía; tus manos sobre mi cuerpo; tus te quieros con fecha de caducidad...
Nada iba ya a cambiar entre nosotros. Tú, intentando vivir otra vida. Una vida sosegada. Una vida sin mí. Yo, desdibujando soledades. Pintando de colores la nada...
Hoy amor mío, pasados ya los años, y con unas cuantas canas en el corazón, quiero decirte que me mires despacio, tranquilo y en silencio, y que leas en los ojos, y en los labios de esta vieja, lo que no quisiste escuchar cuando eran de terciopelo.
Hoy solo deseo, cerrar los ojos y sentir tu mano junto a la mía. Algo más arrugada, menos pesada y más sabia. Solo tu mano sobre la mía, solo eso deseo.
Hoy solo quiero viejo mío, que me regales una sonrisa pausada, serena y que sigas más tarde mirando no sé que cosa.
Hoy solo quiero amor mío, que camines a mi lado, sin prisas, sin reproches de viejo tonto. Que me digas al oído, igual que entonces, ¡qué linda eres!, y yo te sonría.
Hoy solo quiero pequeño diablo, en esta recta final de nuestro camino, que lo acabemos juntos, el uno al lado del otro, sin atajos, sin zancadillas.
Ay viejo mío..., si pudiéramos contar el amor como contamos el tiempo, hoy mi viejo tonto, sabrías cuánto te amé, cuanto te quise y cuanto te quiero.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas
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