jueves, 11 de junio de 2009

Sexualidad no es siempre genitalidad

Cuando decimos que hemos tenido relaciones sexuales, qué es lo que queremos decir?; ¿que ha habido coito, que hemos hecho uso de los genitales?

Socialmente se tiende a reducir la sexualidad al ámbito de los genitales; hablamos de sexualidad y de inmediato el coito y los genitales se instalan en el pensamiento de nuestro interlocutor.

Es verdad que a veces la genitalidad es sexualidad, pero también se puede hablar de sexualidad sin que intervengan los genitales. La sexualidad es un concepto integral, y como tal debe identificarse con la totalidad del ser humano, es decir con sus aspectos biológico, psicológico y social. Así la sexualidad abarca aspectos biológicos que integran TAMBIÉN los genitales.
Toda nuestra piel es susceptible de producir placer sexual, aunque determinadas partes de ella son más sensibles y, por lo general, los genitales son una de ellas, pero no la única; el cuello, la boca, la lengua, los pies, la barriga, los pechos, la espalda, también pueden constituir lugares de especial sensibilidad, que permiten la obtención de placer sexual. Siendo esto así, en determinadas condiciones es posible prescindir de los genitales para obtener relaciones sexuales placenteras. Es tan válida para la obtención de placer sexual la utilización de los genitales, como el prescindir absolutamente de la genitalidad.

Pero en una relación sexual, como en todo lo que hace el ser humano, no solo interviene lo físico, es imposible separar lo biológico de lo psicológico y de lo social, como aspectos integrantes de la totalidad del ser humano. Es importante tener claro el concepto de sexualidad, diferenciándolo del de genitalidad, pues esto hará que disfrutemos de nuestras relaciones sexuales de manera placentera, sin miedos ni frustraciones innecesarias
Fdo.: Raquel Díaz Illescas

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