Encontrar, no la “media naranja”, sino otra naranja entera con la que poder rodar juntos, no es tarea fácil, pues cuando se vive demasiado tiempo en nones, para algunas personas se hace complicado vivir en pares.
El deseo de abandonar los muchos momentos de soledad, lleva a hombres y mujeres a intentar conocer otras personas, con las que poder intercambiar opiniones, y también fluidos, por qué no. Pero en todo este deseo de establecer relaciones interpersonales, se olvida con frecuencia la importancia de ese primer encuentro, y muchas veces, el lenguaje que utilizamos, o nuestras conductas, no responden a quienes realmente somos en la vida cotidiana, es por esto que debemos tener en cuenta, qué temas debemos dejar en la trastienda y cuáles debemos sacar al escaparate. Veamos algunos:
- Hablar de Intenciones matrimoniales o de compromiso: Es verdad que muchas veces la motivación que lleva a una persona a tener una cita, no es otra cosa que encontrar a alguien con quien compartir un proyecto de vida, pero esto no es preciso decírselo, al menos no en el primer encuentro, pues lo más probable es que se asuste, y agobie, o las dos cosas, y acabe perdiendo tu número de teléfono.
- Hablar de las propiedades que tenemos en nuestro haber: No es que sea negativo el tener una posición acomodada, esto está muy bien, pero alardear demasiado de esto puede resultar incómodo para la otra persona, pues daría la sensación de que, al igual que en la anterior, está poniendo encima de la mesa lo que puede aportar a la relación, así como la estabilidad económica que puede ofrecer a la misma. Acabaría como en el caso anterior, abrumando a quien atentamente le escucha. Se puede hablar de pasada de la situación que uno/a tiene, pero no incidiendo demasiado en ello.
- Ser sinceros/as: Ser sinceros/as, no quiere decir que tengamos que contar toda nuestra vida. Hay personas que en una primera cita se dedican a someter a su acompañante a un tercer grado. Primero, uno/a puede preguntar lo que crea oportuno, pero también nosotros/as tenemos el derecho de contestar lo que queramos o si queremos hacerlo. Solo nosotros/as somos dueños de nuestras vivencias, y tenemos el derecho de hacer con ellas lo que estimemos oportuno o conveniente, independientemente de lo que opinen otras personas. De manera que no contarlo todo, no significa no haber sido sincero/a, sino simplemente haber ejercido un derecho.
- Corregir el lenguaje o la forma de expresarse de nuestro/a interlocutor/a: Rotundamente no, pues lo único que conseguiríamos es que ésta fuese reduciendo sus intervenciones y provocaríamos que se sintiera mal. Escuchemos más, y miremos a los ojos mientras lo hacemos. Si lo que no nos gusta de nuestro acompañante es cómo se expresa, esto afortunadamente es modificable, si uno/a lo desea.
- Hablar de trabajo: No. Hay temas más interesantes y divertidos que hablar de nuestro trabajo, a no ser que realmente el tuyo lo sea, y éste pueda causar un especial interés en tu acompañante, si no es así, abstente de hacerlo, pues generalmente el trabajo suele provocarnos tensiones y muchas veces malestares, y de lo que se trata en una cita es de disfrutar.
- Hablar de sexo: Para algunas personas el sexo es un tema tabú, eso no debemos olvidarlo, de manera que aunque nosotros/as no tengamos ningún problema en abordarlo de manera natural, debemos respetar que otra persona pueda sentirse incomoda hablando de ello. Esto no es difícil de notarlo pues a poco que observemos a nuestro/a interlocutor/a, notaremos como éste intenta cambiar el tema, a la vez que lo va haciendo el tono de su cara.
La comunicación es muy importante, y cómo lo hacemos nos dificultará o facilitará las relaciones que establezcamos con otras personas.
Si esta cita te ha gustado, la próxima semana, te espero en el mismo sitio, la hora la elijes tú., seguiremos con “la cita”.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.
La comunicación es muy importante, y cómo lo hacemos nos dificultará o facilitará las relaciones que establezcamos con otras personas.
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Fdo.: Raquel Díaz Illescas.
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