Hablar de sexo, de sexualidad, resulta estupendo cuando la persona que tienes de frente, lo siente también así.
El sexo y la sexualidad, son temas que interesan a muchas personas. A unas porque no lo disfrutan, y les gustaría saber cómo hacerlo. A otras porque lo saben disfrutar, pero no tienen con quién. Otras tantas, porque no saben disfrutarlo, y además no tienen ocasión de mejorarlo porque no tienen con quien. Muchas, saben disfrutarlo, tienen con quien, pero no lo gozan. Sin embargo, a pesar del interés que la sexualidad suscita en unos y en otras, no es uno de los temas que se aborda en cualquier sitio, ni con cualquier persona, ni de manera natural. Por ejemplo, en una primera cita, el sexo, la sexualidad, ¿sería tema de conversación?.
Decimos ser muy abiertos, muy liberales. No nos escandalizamos con nada, ni con nadie. No tenemos prejuicios de ningún tipo, al menos no que sepamos. Podemos hablar sin problemas de cualquier tema, incluso de sexo.
Pero la realidad es muy distinta. Sabemos, aunque nadie nos lo haya advertido o aconsejado, que la sexualidad es un asunto que pertenece a lo privado, a lo que se debe respetar. Es un tema que causa vergüenza, que puede violentar a nuestro interlocutor, en definitiva es un tema del que es mejor no hablar.
Hemos heredado una cultura, que ha marcado nuestra forma de pensar, sentir y de comportarnos en la sociedad, y el sexo, a pesar de proporcionarnos placer, forma parte de lo que se debe silenciar, ocultar, reprimir, culpabilizar, castigar.
De manera que, como de una primera cita estamos hablando, el sexo, la sexualidad, no sería un tema “adecuado” para sacar, por muy alejados que sintamos ya estar de esa cultura judeo cristiana. El desconocimiento, que sin duda tendremos de la persona con la que nos encontremos tomando una copa, nos debe situar en el respeto a sus creencias, opiniones, e incluso sus prejuicios.
No debemos olvidar que, en un primer encuentro, con alguien a quien no conocemos, pero que nos gustaría, es importante mantener una actitud relajada, de escucha y observación. El respeto, como hemos indicado anteriormente, debe acompañarnos siempre. Esto no quiere decir, que sean temas tabú de los que no se deben abordar nunca, simplemente es mejor no ser nosotros quienes lo tratemos, al menos no de manera explícita.
Es posible, que sea la persona con la que hemos quedado, quien saque el tema. Perfecto, si crees haberte desprendido de tus prejuicios, afróntalo como cualquier otro tema. Hay muchas cuestiones que deberían formar parte de lo privado o lo íntimo, y sin embargo se tratan abiertamente (separaciones, hijos, ex, enfermedades…).
Si te gusta la persona que ha acudido a la cita, intenta cuidarla como a ti te gustaría que lo hicieran contigo. Ese día es posible que no hables de sexo ni de sexualidad con ella, y probablemente que no tengáis un encuentro erótico sexual, quién sabe…pero si te gusta, y le gustas, la sexualidad puede ser un tema estupendo para hablar, pero sobre todo para compartir y disfrutar entre las sábanas, o entre lo que vosotros seáis capaces de permitiros.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.
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