La incapacidad de llegar al
orgasmo durante el coito es posiblemente la queja más frecuente en consulta.
El orgasmo de las mujeres no era un tema que preocupase a los hombres de
mediados del siglo pasado y menos aún a sus mujeres. Sin embargo, la ya
conocida revolución sexual hizo que, tanto hombres como mujeres, se interesaran
no tanto por la sexualidad femenina como por “dejarlas satisfechas”.
El desconocimiento de la sexualidad femenina, tanto por ellas como por
ellos, ha llevado durante años a que las mujeres finjan sentir lo que se supone
deben experimentar en el encuentro sexual. Muchas de ellas nunca han tenido un
orgasmo, algunas se lo han cuestionado, otras ni siquiera y viven sus
encuentros amorosos, unas veces como un débito y otras responsabilizando a su pareja de no
conseguirlo. Así mismo, algunas de sus parejas viven ignorantes de este
hecho y otras se frustran por no saber
qué hacer para complacerlas.
Debemos tener en cuenta tres factores para poder comprender de manera clara lo
anterior:
Lo que sí podemos hacer es intentar conocer nuestro cuerpo contodos los
sentidos.
Sin duda, es necesario desprenderse de mitos y creencias que giran en
torno al orgasmo femenino, para poder entender cómo se produce éste realmente.
Y es que hay muchas mujeres que, aun respondiendo bien sexualmente, no llegan
al orgasmo en sus relaciones sexuales.
1. La estimulación
del clítoris: aunque algunos/as conozcan este órgano solo de oídas, no por
ello deja de ser el mediador de los
orgasmos femeninos. Si no hay estimulación del clítoris, posiblemente el
orgasmo se ausente. Aquella es crucial en la consecución del clímax; mientras que la estimulación vaginal, aunque
muy placentera, seguramente contribuye en mínima medida a desencadenar el
reflejo del orgasmo en la mayor parte de las mujeres.
2. La
intensidad en la estimulación del clítoris: variará según la actividad
sexual que desarrolle la pareja en sus encuentros amorosos. Normalmente,
la mayor intensidad obtenida es con la estimulación táctil directa sobre el
clítoris, o presión sobre éste. Hay que tener en cuenta que el grado de presión
podrá variar de una mujer a otra para obtener el mismo objetivo. La
estimulación producida por el coito es muy suave, siendo a menudo insuficiente
para desencadenar el reflejo orgásmico.
3. El
tiempo de estimulación necesario para desencadenar el orgasmo: variará considerablemente, no sólo de una
mujer a otra, sino dependiendo de las circunstancias;
una mujer excitada por su pareja, ser amado, o con facilidad para el abandono,
puede alcanzar el orgasmo con pocos impulsos coitales y con la estimulación
suave y refleja del clítoris. Sin embargo, puede requerir mayor estimulación a
todos los niveles si el acto sexual es realizado con personas no amadas, con
falta de deseo por la pareja en cuestión, con dificultad para el abandono o
simplemente en situaciones que ella considere poco favorables para ese
encuentro.
No podemos ni debemos extrapolar las experiencias sexuales mantenidas a
lo largo de la vida, pues cada persona, como ya hemos indicado, es diferente,
como también lo será su respuesta
orgásmica.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.
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