miércoles, 22 de septiembre de 2010

El coito y el orgasmo femenino.

La incapacidad de llegar al orgasmo durante el coito es posiblemente la queja más frecuente en consulta.

 El orgasmo de las mujeres no era un tema que preocupase a los hombres de mediados del siglo pasado y menos aún a sus mujeres. Sin embargo, la ya conocida revolución sexual hizo que, tanto hombres como mujeres, se interesaran no tanto por la sexualidad femenina como por “dejarlas satisfechas”.

 El desconocimiento de la sexualidad femenina, tanto por ellas como por ellos, ha llevado durante años a que las mujeres finjan sentir lo que se supone deben experimentar en el encuentro sexual. Muchas de ellas nunca han tenido un orgasmo, algunas se lo han cuestionado, otras ni siquiera y viven sus encuentros amorosos, unas veces como un débito y otras  responsabilizando a su pareja de no conseguirlo. Así mismo, algunas de sus parejas viven ignorantes de este hecho  y otras se frustran por no saber qué hacer para complacerlas.

 Sin duda, es necesario desprenderse de mitos y creencias que giran en torno al orgasmo femenino, para poder entender cómo se produce éste realmente. Y es que hay muchas mujeres que, aun respondiendo bien sexualmente, no llegan al orgasmo en sus relaciones sexuales.

 Debemos tener en cuenta tres factores  para poder comprender de manera clara lo anterior:

1.    La estimulación del clítoris: aunque algunos/as conozcan este órgano solo de oídas, no por ello deja de ser el mediador de los orgasmos femeninos. Si no hay estimulación del clítoris, posiblemente el orgasmo se ausente. Aquella es crucial en la consecución del clímax;  mientras que la estimulación vaginal, aunque muy placentera, seguramente contribuye en mínima medida a desencadenar el reflejo del orgasmo en la mayor parte de las mujeres.

2.    La intensidad en la estimulación del clítoris: variará según la actividad  sexual que desarrolle la pareja en sus encuentros amorosos. Normalmente, la mayor intensidad obtenida es con la estimulación táctil directa sobre el clítoris, o presión sobre éste. Hay que tener en cuenta que el grado de presión podrá variar de una mujer a otra para obtener el mismo objetivo. La estimulación producida por el coito es muy suave, siendo a menudo insuficiente para desencadenar el reflejo orgásmico.

3.    El tiempo de estimulación necesario para desencadenar el orgasmo: variará considerablemente, no sólo de una mujer a otra, sino dependiendo de las  circunstancias; una mujer excitada por su pareja, ser amado, o con facilidad para el abandono, puede alcanzar el orgasmo con pocos impulsos coitales y con la estimulación suave y refleja del clítoris. Sin embargo, puede requerir mayor estimulación a todos los niveles si el acto sexual es realizado con personas no amadas, con falta de deseo por la pareja en cuestión, con dificultad para el abandono o simplemente en situaciones que ella considere poco favorables para ese encuentro.

No podemos ni debemos extrapolar las experiencias sexuales mantenidas a lo largo de la vida, pues cada persona, como ya hemos indicado, es diferente, como también lo será  su respuesta orgásmica.

 Lo que sí podemos hacer es intentar conocer nuestro cuerpo contodos los sentidos.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

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