El placer y la comunicación afectiva son los fines principales de la actividad sexual de las personas.Fdo.: Raquel Díaz Illesca
Los mitos y creencias de una sociedad muestran la escasa y muchas veces falsa información que ésta tiene sobre un tema, en este caso sobre la sexualidad, y más concretamente sobre el orgasmo masculino.
La experiencia no deja de mostrarnos, el dolor y sufrimiento que causa a las personas las viejas concepciones en torno a la sexualidad, los roles que unos y otras deben desempeñar en sus encuentros amorosos y lo que se espera de cada uno de ellos.
Son muchas las creencias erróneas que han dañado la vida sexual y afectiva de las parejas, creando un problema y una disfunción donde no debería. Veamos algunas:
Se sigue considerando que el coito es la principal técnica para mantener relaciones sexuales, a pesar de que la mayoría de los encuentros amorosos no sean con fines reproductivos sino eróticos. Y es que conseguir el orgasmo mediante otras prácticas se sigue viendo como algo perverso o secundario. De manera según este planteamiento, si el varón eyacula antes, se acabó la fiesta para su pareja.
Se considera que la mujer tiene dos tipos de orgasmos: El clitoridiano, signo de inmadurez femenina (según Freud) y el vaginal, orgasmo de la madurez que se consigue sólo con el coito. Los diferentes estudios han demostrado que la zona interna de la vagina carece de terminaciones nerviosas, siendo el clítoris, la mayor fuente de estimulación erótica genital de la mujer junto con los labios mayores y menores y entrada de la vagina. En los encuentros sexuales, ¿es el clítoris la zona más estimulada de la mujer, o por el contrario centramos nuestras energías en meter?
Se considera que la mujer llega al orgasmo de manera lenta, necesitando más estimulación y dependiendo de las artes amatorias de su pareja. Hoy sabemos que las mujeres pueden tener orgasmos precoces o lentos, dependiendo de la zona estimulada y su actitud hacia la sexualidad. Cuanto más positiva sea, más rápido es el orgasmo, pues no tendrá dificultad para fantasear y abandonarse a lo que está sintiendo.
Se considera que la mujer ha de tener su orgasmo antes de que el hombre eyacule porque si no, después de su eyaculación, éste entra en la fase de resolución y se muestra poco complaciente con la relación erótica. Sabemos que los hombres pueden seguir manteniendo relaciones eróticas satisfactorias después de su primera eyaculación, pudiendo ser éstas coitales o de otro tipo. No es una dificultad biológica sino un condicionamiento cultural.
Todas las creencias señaladas más arriba, han favorecido que la rapidez eyaculatoria aparezca como una disfunción sexual, convirtiéndose en la principal causa de consulta sexológica de los varones de nuestra cultura.
Es verdad que no podemos desprendernos de un plumazo de una herencia que nos ha venido dada a todos y a todas, pero si ser conscientes de que forma parte de los mitos y creencias y que como tal, debemos intentar ir desprendiéndonos de ellos para así poder ser más libres y disfrutar de una vida sexual placentera y satisfactoria.