13. Sexo anal. No a todas las mujeres les gusta, es más, muchas se niegan en redondo a hacerlo. Sin duda a ti te gusta mucho, te excita y te da mucho morbo, pero debes tener presente algunos motivos por los que tu chica puede que no lo desee:
a) educación sexual recibida, hay mujeres que toda práctica sexual que se salga de lo “normal” (coito) lo atribuyen a mujeres de moral cuestionable. Ante esto, será ella quien decida si desea seguir en el error. Así mismo si tu chica tiene unas fuertes convicciones religiosas, olvídate de cualquier intento pues lo verá como algo ofensivo.
b) le duele: es una zona sin lubricación, por lo que la penetración se hace dolorosa. Si este fuera el motivo, utiliza un buen lubricante que podrás encontrar en cualquier farmacia o establecimiento de artículos sexuales, los hay muy buenos, intenta que sean con base 100% agua (nunca vaselina pues daña el preservativo y sin él, irritará la zona de ambos).
Otra opción es que la excites lo suficiente como para que genere la lubricación necesaria para que la penetración no sea dolorosa.
c) simplemente no quiere. Ante esto, tú decides qué hacer: intentar convencerla con acercamientos cuando esté excitada, o respetar su decisión.
Si practicas sexo anal con tu chica, no olvides las medidas de higiene y protección (no introducir sin preservativo y sin limpiar alternando en vagina y ano, puede ocasionaros infecciones).
14. Orgasmo: Tener un orgasmo es estupendo, pero no siempre deseamos tenerlo. A veces simplemente disfrutamos con el mismo encuentro amoroso y todo lo que ello implica, besos, caricias, y algo incomparable: veros cómo os excitáis y disfrutáis del momento. Recuerda que no necesitamos llegar al clímax para pasárnoslo bien. ¿Que por qué no deseamos tenerlo siempre? Pues por la simple razón de que no siempre nos sentimos con la suficiente energía o ganas como para “ponernos a ello”. No le dediques tiempo a este tema. De manera que si ella te dice que no desea o necesita tener ese día un orgasmo, créela. Limítate a respetar su decisión.
Otra cosa muy distinta y que no debes confundir, es que una vez que has eyaculado te olvides y te eches a dormir sin hacer el acercamiento para continuar estimulando a tu pareja. A no ser que ella te diga lo contrario (si has eyaculado antes de que ella haya llegado al clímax, no debes preguntarle si desea tener un orgasmo, si no quiere te lo dirá) debes continuar. Otra cosa es que se lo preguntes mientras la acaricias y con tono provocador, para excitarla. ¿Te imaginas que ella tuviera su orgasmo primero, se diera la vuelta en la cama y se echara a dormir, dejándote con un palmo de narices? No, ¿verdad? Pues esto es lo mismo.
Y si desea tenerlo, que será lo más frecuente y si eres tú quien le estimula el clítoris, déjate guiar por sus indicaciones y aparca aquello de querer ser tú quien descubra. Es ella quien sabe qué le gusta y cómo le gusta (la intensidad, presión, localización, etc.). Ten presente siempre que cada mujer somos diferentes por lo que es posible que con otras parejas sexuales puedas tener muchas matrículas de honor, pero quizá con ésta te quedes en el aprobado. Tu experiencia no tiene por qué ser garantía para que tu chica tenga un orgasmo cuando y como tú quieras.
Importante: ten en cuenta que la estimulación del clítoris debe ser continuada hasta que concluya y mientras se está produciendo el orgasmo, de lo contrario se cortará (y no le hará mucha gracia). Esto es distinto en los hombres.
Del orgasmo simultáneo, olvídate. No tienes por qué esperar a que tu chica te diga que ya le viene para que entonces tú también eyacules. No se trata de llegar los dos a la vez sino de que ambos hayáis disfrutado del encuentro, con o sin orgasmo.
15. Y después del placer….Preguntar aquello de ¿cómo he estado? ¿te ha gustado? …sobra. Si le ha gustado, lo normal es que te hayas dado cuenta y si no te has dado cuenta te habrás perdido ver disfrutar a tu chica, que por otra parte es muy excitante. Si no le ha gustado, ella debería haberte dicho lo que no le estaba gustando y sobre todo qué es lo que deseaba. Otra cosa es que comentes o habléis de lo bien que os lo habéis pasado. Esto está muy bien pues reforzará los futuros encuentros.
Y mientras habláis no te olvides de abrazarla, mirarla con ternura, besar su mejilla, sus labios o lo que sea. No dejes de estar en contacto con su piel mientras le dices lo importante que es para ti, lo mucho que la necesitas y lo mucho que la quieres. Las mujeres detestamos que os durmáis nada más concluir. ¡Mímala y te adorará siempre!
16. Reproches. Son el caldo de cultivo del conflicto, del desamor y sin duda de la inhibición del deseo sexual. Si le reprochas constantemente a tu pareja el que ésta no quiera ni desee mantener relaciones sexuales contigo, piensa que cada vez que lo haces estás provocando “mal rollo” en ella y si todavía no lo sabes, a un porcentaje muy alto de las mujeres le quitan “las ganas” de cualquier acercamiento, el que su compañero la machaque constantemente con este tema. Entonces ¿qué hacer ante la inapetencia continuada? Puedes hacer varias cosas, que no tienen por qué ser de tu agrado ni coincidir precisamente con tus deseos:
a. Insistir uno y otro día a ver si alguno cuela: esto acaba quemando a ambos miembros de la pareja, a ella porque se siente agobiada. No le da tiempo a relajarse entre una solicitud de sexo y la siguiente y a ti porque te frustra, desesperas y no sabes qué hacer para cambiar esa situación. Es importante que ella no se sienta presionada.
b. Respetar su decisión: ella no quiere mantener relaciones sexuales, déjala, no la presiones. No se puede, no se debe obligar a nadie a hacer algo que no desea. El intentar coaccionar o chantajear emocionalmente o del tipo que sea con el sexo, lo único que conlleva es resentimiento. El no mantener relaciones sexuales con tu pareja no quiere decir abandonar el sexo, puedes si así lo deseas, masturbarte cuantas veces quieras. ¿No es lo mismo? Claro que no, como tampoco lo es que tu compañera mantenga relaciones sexuales contigo cuando lo desea o que lo haga “porque toca” y esto ¿hasta cuándo? Hasta que ambos decidáis.
c. Hablar con la pareja: no me refiero a lanzar reproches o insultos, o a aludir a aquello tan manido de que eres un hombre y que como tal tienes tus necesidades, o al débito conyugal. Es importante que la escuches. Intenta entender lo que te dice y cómo se siente. Piensa que en estas situaciones no sólo sufre una persona. A veces no es fácil saber qué nos está ocurriendo, el motivo y menos aún ser capaces de contárselo a tu pareja.
d. Acudir a un profesional: La inhibición del deseo es un tema común en la consulta. La inapetencia sexual generalmente tiene una causa que a veces es necesario y conveniente consultar con un profesional en la materia. Tú puedes informarte, pero será ella quien deberá ser quien decida si quiere o no ir y más tarde llevar a cabo una terapia y/o tratamiento que aborde esta falta de deseo.
Después de todas estas sugerencias, que sin duda podríamos hacer más extensas y de las que seguiremos hablando, hay un aspecto crucial y pienso que común en todas las mujeres: nos gusta el sexo, más o menos que a vosotros, con más o menos intensidad, pero hay algo que necesitamos para que éste sea realmente completo, que deseemos y queramos repetir. Necesitamos sentirnos especiales e importantes para vosotros. No sólo cuando deseáis momentos de placer sexual. Queremos y necesitamos que os interesen las cosas que hacemos y también las que no podemos hacer…
Deseamos sentirnos valoradas, queridas, consideradas y respetadas. Los conflictos continuados, el desinterés por nuestro estado anímico y emocional hace que nuestro deseo se vea dañado y el amor se vaya transformando.
Os queremos cerca, aunque esto no quiere decir que os necesitemos para todo y en todo momento. Queremos que seáis nuestro amante, pero también nuestro amigo o al menos compañero de un proyecto que podamos compartir juntos.
Queremos formar parte de lo que sentís y pensáis, aunque respetemos vuestros silencios.
Queremos compartir un techo, y también lo que debajo de éste se encuentra. Tenemos responsabilidades familiares y domésticas, como vosotros. No necesitamos ayuda, queremos compartir.
Somos mujeres, no reposo de guerreros.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.