Posiblemente, esto que escribo hoy no lo habría podido escribir hace algunos años, o al menos no convencida y con la experiencia que te dan los años ya vividos. Entonces pensaba que el mejor estado del ser humano era estar solo, sin compromisos que impidieran estar aquí o allá y con quien uno quisiera; pensaba que el ideal era poder compartir los buenos momentos y poner vendas a las miserias.
Pasado ese tiempo en que las pasiones se asientan y el corazón se templa y con lo ya vivido y lo dejado de vivir, hoy entiendo y he interiorizado lo que mi buen amigo Félix López dice: El ser humano es un ser para el contacto y la vinculación, para el amor en definitiva; y su vida es siempre un intento para conseguirlo.
Y es que, la pareja a pesar de ser una de las relaciones más intensas que vivimos las personas, también es donde buscamos un guiño a nuestro pedazo de felicidad. Es verdad que depositamos en la pareja demasiadas expectativas, esperando que sea ella quien nos proporcione ese bienestar que tanto necesitamos. Esperamos que nos quiera y además que nos lo diga y demuestre; que sepa cuando estamos tristes, pero sobre todo que sepa cuándo debe abrazarnos y permanecer a nuestro lado. Desearíamos que nuestra pareja adivinase más allá de lo que nosotros le dijésemos con palabras. Esperamos tanto de una pareja que acabamos sintiéndonos defraudados y soñando con una pareja que posiblemente forme parte de la gran pantalla.
Tener pareja es una elección, aunque algunos les lleve toda su vida lograrlo. Las redes sociales han puesto en la yema de los dedos todo un universo al alcance de los sentidos, incluido el relativo a los afectos y el sexo, y en esta misma han disparado la fantasía e imaginación de aquellos que desearían vivir “experiencias nuevas” y buscan al otro lado su ideal de pareja.
Muchas personas que están solas, desearían tener alguien a quien mirar a los ojos, otras tantas de las que viven en pareja, envidian a quienes piensan ellos van de aquí para allá cuando y con quien desean; otros han estado solos y más tarde acompañados, y pasado el tiempo han vuelto a estar acompañados y más tarde solos. Quizá, en algún momento, sería bueno plantearnos si es que ese pedazo de felicidad que buscamos a lo largo de nuestra vida deberíamos aprender a cultivarlo, mimarlo y valorarlo para que nos fuese devuelto en respeto, amor y sexualidad divertida y placentera.
Podemos ir al cine o cenar solos, incluso a tomar una copa; ni siquiera el sexo está vinculado hoy en día a tener o no pareja, aunque algunos pasen largas temporadas de sequía. Podemos hacer muchas cosas solos pero lo cierto es que llegada a una determinada etapa de la vida, las personas buscan encontrar a alguien con quien establecer vínculos afectivos y sexuales que les permitan satisfacer muchas de sus necesidades.
Y si tenemos tantas posibilidades al alcance sin necesidad de compromiso, entonces ¿qué motiva a las personas a querer tener pareja?
Seguiremos…
Si quieres puedes leer el anterior:
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.
Muy bueno articulo! Si, en verdad, por naturaleza humana, somos seres sociales, compartimos casi toda nuestra vida con otros seres, familia, amigos, conocidos...pero, en total llegamos al punto de compartirmos en pareja, tarde o temprano buscamos, queremos y necesitamos esto! ;)
ResponderEliminarAsí es Ana. El problema empieza cuando volcábamos todas nuestras necesidades en la pareja.
EliminarAsí es Ana. La próxima semana seguiremos. Gracias.
ResponderEliminarme encanto Raquel!
ResponderEliminarGracias Ester.
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