miércoles, 26 de diciembre de 2012

Las necesidades del ser humano

Y si tenemos tantas posibilidades al alcance sin necesidad de compromiso, entonces ¿qué motiva a las personas a querer tener pareja?

Tener o no pareja es una elección, una elección condicionada por las propias circunstancias personales de cada individuo. Muchas personas buscan en la pareja dejar de estar abrazados a la soledad, algunas simplemente seguir las normas sociales, y otras tantas cubrir determinadas necesidades que se van quedando al descubierto en la edad adulta.

Social y culturalmente hemos aprendido que llegada una etapa de la vida del ser humano, este busca emparejarse para crear su propia familia con la que establecer vínculos afectivos y sexuales y poder tener un proyecto de vida.

Lo cierto es que las personas tenemos unas necesidades que deseamos cubrir y en la sociedad en la que vivimos es la pareja el vinculo a través del cual podemos verlas satisfechas, al menos teóricamente.

Y es que además de las necesidades básicas para la supervivencia, también tenemos una serie de necesidades “afectivas, sexuales y sociales” muy importantes para el bienestar de la persona que son importantes:

1. Necesidad afectiva: necesitamos sentirnos queridos, valorados y respetados y también necesitamos tener a alguien a quien querer; desearíamos saber recibir los afectos en la misma medida que los necesitamos; necesitamos sentirnos apoyados y comprendidos emocionalmente. Necesitamos amar y también que nos amen.

2. Necesidad de contacto sexual: además de la propia necesidad de supervivencia de la especie humana, necesitamos de la sexualidad para comunicarnos y tener intimidad corporal; necesitamos sentirnos deseados y desear; necesitamos el contacto físico con los demás, y en todo ello, la persona busca el placer.

3. Necesidad social: somos seres sociales, unos más que otros es verdad, pero todos necesitamos de los demás en mayor o menor medida. Socializarnos nos enriquece y nos permite crear vínculos de amistad que en algunos o muchos casos complementan actividades, afectos y en diferentess casos carencias de la pareja.

4. Necesidad de pertenencia: las personas necesitamos y buscamos en nuestras interacciones con los demás sentirnos vinculados a un grupo o colectivo, a una tierra o a cosas. Formar parte de algo o de la vida de alguien es un deseo que se encuentra inerte en el ser humano.

Y entonces ¿Cómo podemos cubrir estas necesidades a lo largo de la vida?

Seguiremos…

Si quieres puedes leer el anterior:


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Psicosex talavera

Con la Navidad estrenamos nuevo logo para: psicosex talavera

El puzle que representa a las personas sin condición de sexo o colectivo que califique o determine una condición u orientación.

Aquí estamos todos y todas.

En Psicosex talavera, las piezas del puzle se mueven y se encajan desde el respeto y la libertad.

Cada persona tenemos nuestro propio puzle de vida y solo nosotros tenemos derecho a configurarlo e ir encajándolo cómo y con quien queramos o podamos en cada momento de nuestra vida.

En psicosex talavera volcamos todas las piezas encima de la mesa y empezamos el puzle de la vida contigo.

Y tu puzle ¿cuántas piezas tiene? ¿te quedan muchas por encajar?

Correo electrónico: psicosextalavera@gmail.com

Móvil: 622673040

Mi agradecimiento a Javier García (Latiradejavi) por el diseño y sobre todo por el afecto puesto en cada trazo. Gracias genio!

Fdo.: Raquel Díaz Illescas

Feliz Navidad

Harley y yo os deseamos una Feliz Navidad y una sexualidad placentera
A veces lo que parece complicado, simplemente es producto del aprendizaje, de la constancia y de creer que es posible conseguirlo.


Y la afectividad y la sexualidad ¿podemos aprender a vivirla de manera integral y placentera?

Por supuesto que si, solo hay que desearlo y creer que es posible.

Os invito a aprovechar la Navidad para empezar con el aprendizaje de las caricias y los besos regalados.

Feliz navidad y Feliz aprendizaje para los afectos y la sexualidad.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

sábado, 15 de diciembre de 2012

¿Que nos motiva a tener pareja?

El ser humano es un ser para el contacto y la vinculación, para el amor en definitiva; y su vida es siempre un intento para conseguirlo. -Félix López Sánchez-

Posiblemente, esto que escribo hoy no lo habría podido escribir hace algunos años, o al menos no convencida y con la experiencia que te dan los años ya vividos. Entonces pensaba que el mejor estado del ser humano era estar solo, sin compromisos que impidieran estar aquí o allá y con quien uno quisiera; pensaba que el ideal era poder compartir los buenos momentos y poner vendas a las miserias.

Pasado ese tiempo en que las pasiones se asientan y el corazón se templa y con lo ya vivido y lo dejado de vivir, hoy entiendo y he interiorizado lo que mi buen amigo Félix López dice: El ser humano es un ser para el contacto y la vinculación, para el amor en definitiva; y su vida es siempre un intento para conseguirlo.

Y es que, la pareja a pesar de ser una de las relaciones más intensas que vivimos las personas, también es donde buscamos un guiño a nuestro pedazo de felicidad. Es verdad que depositamos en la pareja demasiadas expectativas, esperando que sea ella quien nos proporcione ese bienestar que tanto necesitamos. Esperamos que nos quiera y además que nos lo diga y demuestre; que sepa cuando estamos tristes, pero sobre todo que sepa cuándo debe abrazarnos y permanecer a nuestro lado. Desearíamos que nuestra pareja adivinase más allá de lo que nosotros le dijésemos con palabras. Esperamos tanto de una pareja que acabamos sintiéndonos defraudados y soñando con una pareja que posiblemente forme parte de la gran pantalla.

Tener pareja es una elección, aunque algunos les lleve toda su vida lograrlo. Las redes sociales han puesto en la yema de los dedos todo un universo al alcance de los sentidos, incluido el relativo a los afectos y el sexo, y en esta misma han disparado la fantasía e imaginación de aquellos que desearían vivir “experiencias nuevas” y buscan al otro lado su ideal de pareja.

Muchas personas que están solas, desearían tener alguien a quien mirar a los ojos, otras tantas de las que viven en pareja, envidian a quienes piensan ellos van de aquí para allá cuando y con quien desean; otros han estado solos y más tarde acompañados, y pasado el tiempo han vuelto a estar acompañados y más tarde solos. Quizá, en algún momento, sería bueno plantearnos si es que ese pedazo de felicidad que buscamos a lo largo de nuestra vida deberíamos aprender a cultivarlo, mimarlo y valorarlo para que nos fuese devuelto en respeto, amor y sexualidad divertida y placentera.

Podemos ir al cine o cenar solos, incluso a tomar una copa; ni siquiera el sexo está vinculado hoy en día a tener o no pareja, aunque algunos pasen largas temporadas de sequía. Podemos hacer muchas cosas solos pero lo cierto es que llegada a una determinada etapa de la vida, las personas buscan encontrar a alguien con quien establecer vínculos afectivos y sexuales que les permitan satisfacer muchas de sus necesidades.

Y si tenemos tantas posibilidades al alcance sin necesidad de compromiso, entonces ¿qué motiva a las personas a querer tener pareja?

Seguiremos…

Si quieres puedes leer el anterior:


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Y nosotros ¿qué le damos a nuestra pareja?

¿Le damos a la pareja en la misma medida y forma lo que esperamos y en muchas ocasiones “exigimos” de ella?

... Tengo ganas de que un día me escuches, de que me des tu opinión hacía algo que te diga. Hablar contigo es como hablar con el perro, peor, porque al menos él me da cariño. Tengo ganas que un día me digas lo guapa que estoy, lo bien que me queda esto o aquello o lo bien que hago tal o cual cosa. Me siento sola. Solo te fijas en mi cuando quieres cama.

Una práctica al uso entre las parejas es hacer demandas en forma de quejas y reproches mutuos, que se intercambian a lo largo del día y que van contribuyendo al distanciamiento emocional y sexual de la pareja.

En cada queja o reproche subyace ausencia de comunicación, insatisfacción, y demasiadas conductas de espera en el otro para que haga o diga aquello que nosotros entendemos debería hacer en tal o cuál momento. Y nosotros ¿qué hacemos para disfrutar de nuestra relación de pareja?

Y es que, cuando demandamos nos olvidamos que también la pareja tiene necesidades, deseos, opiniones y días en que no cabe otra cosa que el silencio o la desgana; que también el espacio fuera de la pareja es necesario, y que también esta precisa de ser comprendida, respetada, valorada y cuidada, siendo los afectos, el humor y la sexualidad una parte importante que contribuyen de manera muy positiva a que la pareja nos perciba de forma positiva.

Esperamos que nos den un beso, nos hagan una caricia, nos den un abrazo en el momento que nosotros lo necesitamos, esperamos que nos digan vamos a tal o cual sitio, que tengan con nosotros tal o cual detalle, esperamos que nos deseen siempre y que no se olviden de decirnos te quiero en los momentos difíciles.

Esperamos y no dejamos de esperar a que ocurra aquello que nosotros necesitamos en cada momento olvidándonos de que en esta empresa que llamamos pareja somos dos, cada uno con sus opiniones, sentimientos, necesidades y deseos y que estos son al menos tan importantes como lo puedan ser los nuestros. De todas esas situaciones en que esperamos algo de nuestra pareja en cuántas de ellas pensamos ¿qué es lo que espera ella? Porque no es lo mismo dar respuesta a lo que pensamos que espera, que saber de su boca qué es lo que realmente espera ella. En la primera hay una escucha activa y una apertura al entendimiento. En la segunda (en la que creemos saber lo que espera) partimos de un prejuicio en la que etiquetamos sus necesidades, deseos, emociones etc.

Es normal y comprensible que nos sintamos frustrados e infelices con lo que vivimos cuando dejamos al otro la responsabilidad de nuestro bienestar. Si nosotros sabemos aquello que queremos y deseamos ¿Qué podríamos hacer para que algo de lo que no nos gusta cambiara? Y si no sabemos qué podemos hacer o creemos no poder hacerlo ¿qué hace pensar que nuestra pareja si puede?

Si necesitamos un beso todos los días de buenas noches ¿podríamos dárselo nosotros a nuestra pareja? sin el previo reproche.

Si queremos ir a este o tal cual sitio ¿podríamos “seducir” a nuestra pareja para que nos acompañe? Sin reproches.

Si quieres o necesitas de un abrazo de tu pareja ¿qué te impide dárselo tú?

Tengamos siempre presente que a veces, las mismas dificultades que encontramos nosotros para hacer tal o cual cosa hacía nuestra pareja, son las mismas que esta encuentra para acercarse a nosotros.

Si quieres puedes leer l anterior:

 Fdo.: Raquel Díaz Illescas

domingo, 11 de noviembre de 2012

¿Qué esperamos de la pareja?

Lo que queremos y lo que esperamos de la pareja, aun pareciendo lo mismo, no lo es.

Podemos querer que nuestra pareja sea alguien tranquila, por ejemplo, pero esperamos que lo sea cuando nosotras entendemos debe serlo, y por supuesto, esperamos que deje de serlo cuando nosotras también pensemos que debe dejar de serlo…

De manera que suele ser frecuente que lo que queremos y lo que esperamos de nuestra pareja no se encuentren en armonía, y quizá es por eso que aún teniendo ésta todo aquello que supuestamente queríamos en una pareja, con el tiempo, esta no hace con sus “cualidades” lo que nosotras esperábamos que hiciera. Y entonces surge la pregunta más común: si tiene todo aquello que me gusta ¿Qué hace que no me sienta bien?

Muy simple: la mayor parte del tiempo que vivimos en pareja nos la pasamos esperando que haga o diga aquello que nosotras desearíamos que hiciera en este u otro momento.

Y ¿que esperamos de la pareja?:
  • Que nos haga sentir queridas, que nos diga con palabras que nos quiere y que con sus hechos lo confirme.
  •  Que nos diga lo que piensa y siente.
  • Que nos escuche sin interrupciones y que a ser posible esté de acuerdo con nosotras “en la mayoría” de las cuestiones.
  • Esperamos que nos preste toda su atención, pero también que nos hable y si es posible que nos de soluciones...
  • Esperamos que cuando le preguntamos en qué está pensando que nos lo diga, y no nos sirve: en nada.
  • Que no nos mienta y si lo hace que sea “por una causa justificada”.
  • Que no nos haga daño, que aborde los temas complicados con tacto.
  • Que sea resolutiva.
  • Que nos haga reír.
  •  Que si no tiene un atractivo natural, que cuide su aseo e imagen.
  • Que comparta con nosotras las tareas domesticas.
  • Que salga de ella acompañarnos a este u otro sitio, que no espere a que se lo tengamos que decir.
  • Que se acuerde de las efemérides especiales y además que tenga un detalle.
  • Que “adivine” lo que queremos, pensamos y deseamos en tal o cual momento.
  • Que nos sorprenda.
  • Que nos haga sentir única, aunque sepamos que mira y/o fantasea con otras.
  • Esperamos ver y sentir que se lo está pasando bien en los encuentros sexuales, no solo que nos diga que se lo ha pasado bien, queremos sentir que así ha sido. 
  • Esperamos que nos diga lo estupenda y maravillosas que estamos con esto o aquello.
  • Esperamos que nos lleve al clímax (claro currándoselo), explorando aquí y allá. Que sepa dónde debe acariciar, tocar o lamer ¿sin darle pistas?
  • Esperamos que sea comprensiva y que nos entienda cuando decimos “hoy no me apetece”.

Y la mayoría lo resumiría diciendo: Que nos haga sentir bien.

Y todo esto ¿no es demasiado esperar y poco actuar? Y nosotras ¿qué estamos dispuestas a dar?

Seguiremos…

Puedes leer la anterior:


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

sábado, 3 de noviembre de 2012

¡Más de 100.000 visitas alcanzadas!


Gracias, a todos aquellos que en algún momento os habéis asomado a este blog y habéis navegado por sus habitaciones.

Gracias por vuestros comentarios, participación, sugerencias y por vuestros tantos “me gusta” que han ido haciendo de este blog un espacio fresco, dinámico, placentero y en el que hay espacio para todos.

A la mayoría no os conozco, aunque me encantaría hacerlo, Y desde aquí, desde el otro lado que es también el vuestro, te invito a que cuando entres, antes de irte me digas: hola o lo que tú quieras, pero sobre todo vuelve. Tu visita es el mejor estimulo que tengo para seguir actualizando este blog. Hoy puede ser un buen día para hacerlo.

¡Más de 100.000 Visitas para Sexualidad positiva! Y más de ¡100.000 besos y abrazos para todos y cada uno de los lectores de “Sexualidad positiva!

Tenemos una cita, no lo olvides, yo no lo haré.



Fdo.: Raquel Díaz Illescas

Las expectativas de felicidad en pareja.

“Ya no seré feliz. Tal vez no importa. Hay tantas otras cosas en el mundo” Jorge Luis Borges.

El deseo de felicidad se encuentra siempre vivo en la pareja., y como saben y como pueden reclaman al otro su necesidad de sentirse bien. Y a veces es verdad que la forma de hacerlo no es la más adecuada ni conveniente para a conseguir lo deseado. Pero el reproche y la culpa se instalan en una dialéctica ya aprendida que parece no conocer otra forma de expresar lo que se piensa y siente, lo que necesitan o desean y entonces los afectos se enfrían y la sexualidad se ausenta con la esperanza de volver de la mano nuevamente de la afectividad.

Lamentarse y culpabilizar al otro de tener demasiados espacios vacíos, carencias afectivas y/o sexuales, desmotivación o desgana para hacer esto o aquello, suele ser una práctica al uso en la pareja en conflicto. Asumir la responsabilidad que cada cual tiene en lo que hace o deja de hacer y por supuesto lo que permite al otro que haga o diga, sería un primer paso para entender y comprender lo que está sucediendo en su vida en común.

Sería importante y no menos interesante plantearnos algunas cuestiones que puedan dar respuesta a nuestras demandas, analizando si lo que queremos y esperamos de la pareja, está en consonancia con lo que nosotros podemos o estamos en disposición de darle a ésta. Esto quizá nos ayude a entender dónde radica nuestra sensación de ausencia de felicidad:

¿Qué queremos de la pareja?

  • Queremos alguien a quien amar y que nos ame.
  • Que nos respete, valore y cuide.
  • Alguien en quién poder confiar.
  • Que sea educado y a ser posible inteligente.
  • Que tenga buen sentido del humor.
  • Que nos guste, que nos “ponga” .
  • Que sea sensible.
  • Que tenga personalidad.
  • Queremos alguien a quien poder decirle lo que sentimos, alguien que nos mire a los ojos mientras hablamos.
  • Queremos alguien con quien poder compartir experiencias, vivencias y un proyecto de vida.
  • Queremos estar entre sus prioridades.
  • Queremos fidelidad y compromiso.
  • Queremos sentirnos deseados. No sirve solo que nos lo digan, queremos sentirlo.
  •  Queremos que le guste el sexo.
  • En definitiva, queremos alguien con quien sentirnos bien.
Y con todas estas cualidades y virtudes varias ¿qué esperamos de nuestra pareja?

Seguiremos...

Si quieres puedes leer el anterior:
Ser felíz en pareja


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Ser feliz en pareja

En territorio ingrato ¿hay espacio para los afectos? No, claro que no.

Pero ¿podemos aprender a convivir en un espacio armónico donde tenga cabida la afectividad y la sexualidad? Por supuesto.

La felicidad es una decisión. Lo que vivimos ¿acaso se parece en muchas ocasiones a lo que percibimos, a cómo nos sentimos?

Muchas personas piensan que su felicidad se encuentra en tener eso que denominan un “todo” en su vida: un trabajo, una casa, un coche, una pareja, unos hijos, salud, unos estudios, etc., etc. y dedican gran parte de su vida en su búsqueda, o a lamentarse por no haberlo conseguido. Es verdad que muchas llegan a tener todo lo pensado y soñado. Deberíamos entender entonces que ese “todo” ¿Sería suficiente para sentirse feliz al lado de su pareja?. Sin embargo ¿qué hace que ese “todo” no proporcione una pareja armónica?

Quizá porque con los años, el trabajo deja de tener un valor gratificante para pasar a ser en muchos casos motivo de conflicto emocional, y también con los años la persona descansa de este; el coche se hace viejo o deja de gustarnos; la casa se hace pequeña o grande o fría o deja de gustarnos; los hijos precisan dedicación y generan también preocupaciones; con los años los estudios realizados dejan paso a los frustrados; tenemos salud pero vemos sufrir a quien queremos.

Y ¿qué pasa con la pareja? la pareja la envolvemos en reproches de afectos ausentes, palabras mudas, sexualidades perdidas que hacen frías las sábanas, y demasiados pensamientos recurrentes que conducen a emociones que hacen daño y estas hacen que la pareja reaccione y se comporte de manera equivocada.

Y entonces ¿no podemos ser felices con nuestra pareja?

A veces no, y entonces es aconsejable desvincularse. Posiblemente no estemos preparados para el dolor, pero tampoco debemos estarlo para alargarlo durante toda nuestra vida. Tomar decisiones es parte de la vida, hacerlo desde la madurez facilita los procesos, siempre que tengamos presente el respeto que deben dar los años compartidos.

En otras muchas ocasiones claro que podemos llegar a ser felices con la pareja, claro que sí; pero primero es preciso sentirse bien con uno mismo. Si no eres capaz de poner en equilibrio tus pensamientos con tus emociones, será muy difícil que aprendas a ver a quien tienes cerca con tolerancia y respeto, y sepas y quieras amarla de manera que desees hacerlo. No porque toca o porque la quieres, sino porque realmente la deseas.

La felicidad posiblemente se alimente y muera en las expectativas que tenemos hacía la vida, y en este caso que nos ocupa hacia la pareja.

Seguiremos...

Puedes leer si quieres el anterior


Fdo.: Raquel Díaz Illescas

domingo, 14 de octubre de 2012

Desvincularse

.. ."no puedo más", “ya no sé qué más puedo hacer”, "es imposible" "así no podemos seguir", "ya nada nos une", "somos como dos extraños", "me siento sola cuando estamos juntos", "no tenemos de qué hablar", "nunca tiene una palabra amable de afecto, cariño", "no sé nunca cómo se siente, tengo que adivinarlo", "siempre es lo mismo", “solo se acerca a mi cuando quiere sexo”.

En cada una de estas frases subyace una necesidad de cambio

El deseo de cambio se encuentra activo prácticamente durante toda la vida de convivencia de la pareja.

Aún cuando sentimos que no nos quieren como desearíamos, no nos cuidan como necesitamos, aún y así las personas vivimos esperanzadas en que la persona que está a nuestro lado un día tenga un gesto amable con nosotros. Nos diga lo guapa y estupenda que estamos, lo mucho que nos quiere y lo que nos necesita. Y es entonces cuando pensamos en aquello que dicen que todo se aprende y nos cuestionamos el cómo y si tendremos fuerzas para aguantar hasta que nuestra pareja aprenda a querernos como nosotros queremos.

¿Y si no aprende?

Entonces deberemos poner en valor nuestras necesidades con nuestros afectos y si es preciso aprender a desvincularse sin traumas, de manera civilizada y con el respeto que merece el haber querido a alguien durante “X” tiempo de nuestra vida.

Las estadísticas nos indican que son en su mayoría las mujeres quienes expresan y manifiestan su descontento, o inconformidad con la manera de ser, estar y/o de expresar o manifestar de su pareja.

La comunicación eficaz es la base de cualquier relación. Uno de los motivos que llevan a que la pareja se vaya distanciando afectiva y sexualmente es precisamente la ausencia de ésta. Porque cuando decimos comunicación no nos referimos simplemente a hablar de temas prosaicos (que también hay que hablarlos) Cuando hablamos de comunicación estamos hablando de expresar sentimientos y emociones; deseos, afectos y conductas en cualquiera de los ámbitos de la convivencia, también el que concierne a la sexualidad.

Pero en más ocasiones de las que sería deseable, el comunicarse se reduce al intercambio de reproches y algún que otro improperio, que hacen que la comunicación acabe siendo destructiva y en muchas ocasiones evitada y temida por sus miembros.

Y es que todos hemos aprendido al dedillo a decirle al otro todo lo que no nos gusta de lo que hace o no nos hace (generalmente en una discusión a modo de reproche) pero pocos expresan a su pareja con igual frecuencia todo aquello que reciben de esta y que además les gusta y hace sentir bien. Si lo que hacemos o decimos se encuentra normalmente en territorio ingrato ¿Hay espacio para los afectos? ¿Para la sexualidad?

Seguiremos…

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Aprendiendo a expresar emociones


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

martes, 25 de septiembre de 2012

Aprendiendo a expresar emociones

Necesitamos sentirnos queridos, valorados, respetados, entendidos y escuchados, pero también deseamos que nuestra pareja nos exprese lo que piensa y siente en determinadas situaciones. Pero esto no siempre sucede así, ni en el tiempo ni en la forma.

Y entonces ¿qué hacer ante la necesidad de que nos cuenten, nos digan, hagan y nos quieran como nosotros queremos?

Lo primero, respetar al otro. Si no sabe cómo expresar lo que siente o piensa, por mucho que le machaques con que lo necesitas, que debe hacerlo, no por ello lo hará en la forma y medida que desearías.

Si quieres a tu pareja, si te importa y quieres seguir compartiendo un proyecto de vida junto a ella:

 Enséñala a que te exprese sus emociones, tú puedes ser el modelo a seguir (si es que te gustan tus actitudes).

 Hazlo desde el refuerzo positivo, nunca desde el reproche.

 Ponle más énfasis en las cosas que te gustan y las que hace bien, más que en las que te desagradan, y házselo saber.

 Evita las comparaciones con otras parejas (tanto si estáis solos o acompañados).

 Expresa tus deseos y necesidades en positivo, es mejor decir: Me encanta cuando llegas y me das un beso (positiva); en lugar de decir: Nunca me das un beso cuando llegas (negativa). La primera favorecerá el que se repita esta conducta, la segunda provocará conflicto.

 Sustituye los NUNCA, JAMÁS, o SIEMPRE por: algunas veces, de vez en cuando, o por expresiones positivas, etc. Los absolutos son distancia dores y precursores del conflicto. Ejemplo: “Nunca me das un beso, siempre tengo que hacerlo yo”. Es mejor decir: “Me encanta cuando me das un beso”. “Nunca dices nada”, Mejor decir: “Hoy estás más callado”.

 SER por ESTAR: Es muy frecuente utilizar el verbo ser para calificar o asignar a la pareja una conducta negativa y permanente. Ejemplo: “Eres muy frió cuando hablas” Mejor: “Hoy estás más callado”.

 Premia sus logros o avances, minimiza sus fallos.

Aprender a verbalizar sentimientos no es fácil, ni es algo que se aprende de la noche a la mañana. A veces se precisa de la intervención de un profesional. Este es un proceso lento y que requiere de mucha paciencia y sobre todo mucho amor por la pareja.

A partir de aquí tendrás que valorar al menos dos aspectos:

1. ¿Te merece la pena el esfuerzo y las energías que deberás consumir en este aprendizaje?

2. Es importante tener en cuenta que tú puedes necesitar, desear y querer que tu pareja aprenda a verbalizar y expresar sus emociones, pero ¿Ella que quiere? Puede ser que ésta no quiera o pueda hacerlo. De manera que lo primero es contar con la predisposición que tu pareja tenga hacia el cambio ¿Ella piensa que hay algo que debe modificar? ¿Quiere hacerlo?

¿Hay otras opciones?

Seguiremos...

Si quieres leer el post anterior:
Quiereme como yo te quiero


Fdo. Raquel Diaz Illescas

jueves, 20 de septiembre de 2012

Quiéreme como yo te quiero


Queremos que nos quieran, pero a nuestra manera.

Nos enamoramos, nos ilusionamos, nos decepcionamos, frustramos, y a veces incluso pensamos que eso del amor, de la pareja no debe estar hecho para nosotros.


Muchos de los conflictos que viven las parejas están motivados por la frustración que uno o ambos miembros sienten cuando esperan del otro que haga, diga o sienta en esta o aquella situación. Pero lo que acaba sucediendo es que nuestra pareja no hace ni dice aquello que nosotros esperamos que haga.


Interpretar e incluso adivinar los motivos o causas que han llevado a la pareja a reaccionar de tal o cual manera es una práctica al uso en todas las relaciones. Tendemos a medir las conductas y verbalizaciones o no del otro por nuestro particular patrón que no es otro que nosotros mismos, y desde ahí comenzamos a encontrar explicación a lo acontecido: “Dice que no le pasa nada porque seguro que está enfadado; me dice que le deje en paz porque lo que le ocurre es que ya no me quiere…; si no me ha cogido el teléfono seguro que es porque estaba con alguien que no quería que yo supiera; no me dice nada porque estará pensando que ya está harto de mi; no se fija en mi porque ya no le gusto; no me dice la verdad para no hacerme daño…” Y así un sin fin de pensamientos que acaban llevándonos a sentirnos tristes, rabiosos, frustrados y sobre todo generando mucha ansiedad que favorecerá el que nuestra actitud para con nuestra pareja sea de reproche.


Pensamos que conocemos al dedillo a quien comparte con nosotros techo, que sabemos cómo reaccionará ante esto o aquello; que el que ponga este o aquel gesto quiere decir que le pasa tal o cual cosa, porque el haber compartido tantos años juntos nos otorgan tal “arte” y curiosamente nada sabemos de sus deseos y preferencias dentro y fuera de las sabanas, aunque a veces sin nunca haber hablado del tema, algunos presuponen saberlo.


Lo cierto es que adivinos adivinos, no somos. Y que aunque creamos conocer a nuestra pareja tanto como para saber las motivaciones que esta puede tener para actuar de una manera determinada, posiblemente en la mayoría de las ocasiones nos equivoquemos.


Cada persona somos diferentes, y así lo son nuestros intereses, motivaciones y la forma de sentirlo y expresarlo. Esto todos dicen saberlo, pero lo cierto es que interiorizarlo y ponerlo en práctica parece estar algo más alejado. Realmente ¿resulta tan complicado limitarnos a escuchar lo que nuestra pareja nos dice sin que esto conlleve una interpretación de lo dicho o hecho?


Podemos pretender o exigir, que alguien que es introvertido, que le cuesta expresar sus emociones ¿nos diga lo mucho que nos quiere y nos echa de menos cuando no estamos a su lado?


No deberíamos, sin embargo lo hacemos basándonos en lo que para nosotros es lo normal. Esperamos que hagan un despliegue de sus emociones y nos las muestren tal cual nosotros lo haríamos, porque claro, nosotros es que sí lo hacemos… Y cuando por respuesta obtenemos silencios inciertos lo que interpretamos es que el amor se ha ido de la mano del deseo.


A expresar sentimientos también se aprende, pero esto no nos lo enseñan en la escuela y tampoco los padres suelen hacerlo, posiblemente porque a ellos tampoco les enseñaron.


Y entonces ¿qué hacer ante la necesidad de que nos cuenten, nos digan, hagan y nos quieran como nosotros queremos?


Seguiremos...


Fdo. Raquel Diaz Illescas

miércoles, 19 de septiembre de 2012

NUEVO LIBRO: SEXUALIDAD Y AFECTO EN LA VEJEZ

NUEVO LIBRO:
Félix López Sánchez (2012).
SEXUALIDAD Y AFECTO EN LA VEJEZ.
Madrid: Pirámide


Este es un libro para profesionales de la educación y la salud y para buenos lectores de cualquier edad.

Con él se pretende ayudar a las personas mayores de cincuenta años a conocer, comprender y manejar con inteligencia emocional los cambios fisiológicos, afectivos, mentales y comportamentales que afectan a la su biografía sexual y amorosa.

Una etapa de la vida muy larga, la más larga para bastantes personas, en la que, en contra de lo que se nos decía, la vida sexual y amorosa sigue siendo muy importante, aun siendo muy diferente de unas personas a otras.

Algunas capacidades declinan, pero otras se mantienen o mejoran: los afectos sexuales (Deseo, Atracción y Enamoramiento) y los sociales (Apego, Amistad y Cuidados) permanecen abiertos toda la vida, de forma que siempre es posible amar y ser amado, es, en realidad, lo que más necesitamos.

La propuesta parte de un concepto de sexualidad científicamente fundamentado y abierto al hecho más sobresaliente de la sexualidad humana: la posibilidad de tomar decisiones, porque la sexualidad humana no es solo instintiva, sino que está en el reino de la libertad. Podemos y debemos tomar decisiones sobre nuestra vida sexual y amorosa y hay muchas formas saludables de vivir esta dimensión humana de forma saludable. Por eso, rechazamos el modelo represivo que niega el derecho de las personas mayores no casadas heterosexualmente a vivir la sexualidad y los afectos amorosos, pero también el modelo que prescribe la obligación de tener determinadas actividades sexuales.

En este libro se ofrecen conocimientos que ayudarán a cada persona a convertirse en el guionista y actor principal de su biografía sexual y amorosa, animándola a que se responsabilice de su propio bienestar y el de su pareja, si fuera le caso.

Vivir la madurez y vejez de forma activa y positiva, seguir cantando la vida mientras tengamos voz, amando mientras el corazón no se pare, gozando de lo bueno que nos puede dar la vida, viviendo, en definitiva.

Y luego amar, y luego ver que la vida avanza
plena de abiertos años y plena de colores
sin final, no cerrada al Sol por ningún muro”

(Rafael Alberti)

jueves, 6 de septiembre de 2012

Abrazos, caricias y palabras que acurrucan…

A veces necesitamos un tiempo para poder seguir adelante con la misma energía que ayer,

A veces necesitamos gritar en un intento de desprendernos de nuestro dolor,

A veces lloramos en silencio mientras nuestras lágrimas gritan,

A veces quisiéramos dormir, dormir y sentir que estamos soñando…

Muchas veces necesitamos el abrazo que ahuyente nuestros miedos, la caricia que limpie las lágrimas ya secas de una noche intensa; muchas veces necesitamos las palabras que nos hagan sentir que no estamos solos.

Yo en este post quiero dejar abrazos, caricias y muchos te quiero para quienes en este momento están sufriendo.

Nos reencontraremos muy pronto en un nuevo post.

Fdo. : Raquel Díaz Illescas               

lunes, 20 de agosto de 2012

¿Cómo diferenciar la pasión sexual compatible del acoplamiento por “Fijación erótica?



Saber detectar y diferenciar aquello que estamos viviendo en las primeras fases de ese “estar conociéndose” puede ayudarnos a no confundir lo que es un buen acoplamiento por código sexual compatible, de la vivencia de un acoplamiento por fijación erótica.

Es importante distinguir una vivencia de la otra. Veamos un cuadro que clarifique todo lo anterior:


Cuadro comparativo de la vivencia sexual (Antonio Bolinches)

Acoplamiento por código sexual compatible


• Sensación de buena comunicación sexual.
• Sensación de unión afectiva que se expresa sexualmente

• Satisfacción por la calidad de la relación.

• Sensación de congruencia en la experiencia sexual.

• Sensación de comunicación pos orgásmica

Acoplamiento por fijación erótica


• Sensación de haber encontrado nuestro ideal sexual.

• Sensación e fusión afectiva que genera sexualidad compulsiva.

• Calidad en la relación pero miedo a perder al sujeto sexual.

• Deseo de satisfacer al otro y satisfacerse con él.

• Sensación ambivalente de comunicación pos orgásmica e insatisfacción por haber concluido el contacto.

La vivencia sexual puede ser muy semejante, pero el sabor que deja es muy distinto. En el buen acoplamiento sexual la pareja va fortaleciendo el vínculo amoroso. En la fijación erótica, se genera dependencia emocional y favorece la sexualidad compulsiva
Los vínculos establecidos desde una fijación erótica, llevan al sometimiento de la parte más débil, que se pone a disposición de los deseos y caprichos sexuales de su pareja. Un buen ejemplo de fijación erótica llevada hasta sus últimas consecuencias podemos encontrarlo en la película de Adrian Lyne “Nueve semanas y media” (1986) en la que el personaje interpretado por Mickey Rourke conduce a la atractiva Kim Basinger hacia un estado de dependencia sexual tan intensa que sitúa a la protagonista al borde de una crisis de identidad.

Las personas que han vivido este tipo de experiencias, en mayor o menor intensidad, suelen describirla como una vivencia que no desean repetir, en la que “no eran ellas. Vivían fuera de sí, en otro mundo que no era real”. Han experimentado cosas que nunca antes habían vivido, pero también han sufrido una alta dependencia autodestructiva que les ha ocasionado más dolor que placer.

Y entonces ¿cómo evitar la fijación erótica?

La mejor manera es creando vínculos desde la coherencia interna y la madurez, en lugar de hacerlo desde la necesidad afectiva. No buscando que nos quieran a cualquier precio. Fortaleciendo y manteniendo en buena forma nuestra autoestima. Respetándonos y queriéndonos como somos. Sabiendo que una cosa es sentir una intensa pasión sexual por alguien y otra muy diferente es que esta pasión lleve consigo el miedo, la ansiedad y el sometimiento de la voluntad.

Debemos acercarnos a personas que nos quieran, siempre desde el respeto.

Si quieres leer la primera parte:
La Fijación erótica: “estar encoñado”

http://sexualidadpositiva.blogspot.com.es/2012/08/la-fijacion-erotica-estar-enconado.html



Fdo. Raquel Díaz Illesc

lunes, 13 de agosto de 2012

La Fijación erótica: “estar encoñado”

Ilusionarse, estar enamorado, sentir intensa pasión, estar “encoñado”, son vivencias no siempre correctamente identificadas por quien las experimenta.



Cuando sentimos una intensa pasión y pulsión sexual por alguien y esta la acompañamos de una fuerte necesidad de estar a su lado, es fácil pensar que hemos encontrado la persona ideal para nosotros, que antes nunca habíamos sentido tal emoción por nadie. Es como si nada ni nadie importase. El deseo es tan intenso que uno siente que está “enganchado” y siente miedo de perder ese vínculo que se ha convertido en adictivo.



Antonio Bolinches, en su libro “Sexo sabio” habla de “la fijación erótica” como un fenómeno sexual que se presenta con cierta frecuencia en determinado tipo de personas, sobre todo en las fases iniciales de la relación y mucha gente confunde con la compatibilidad sexual, con la que está conectada en cierta manera, pero que requiere de otros elementos suplementarios para producirse.



Bolinches, recuerda que para que podamos hablar de fijación erótica se requiere tres requisitos:



1. Código sexual suficientemente compatible.
2. Alto nivel pulsional.
3. Necesidad de dependencia afectiva.



Y ¿Qué lleva a las personas a establecer vínculos que podríamos calificar de “adictivos”?



Posiblemente una fuerte necesidad afectiva, unida a una baja autoestima. La necesidad de contactos es tan fuerte y la pasión que experimentan en cada uno de ellos es tan ardiente y eufórica, que los implicados acaban desentendiéndose de todo lo que les rodea y se dedican por entero a quien ahora es su pareja



Es fácil confundir la pasión emocional y sexual de la primera fase del enamoramiento, con la fijación erótica, que se mueve desde la necesidad afectiva, generando mucha ansiedad a sus miembros. Sin embargo, mientras que el enamoramiento pasional se puede transformar en amor armónico y saludable, la fijación erótica está abocada a desaparecer o convertirse en una relación neurótica.



Una parte importante de los fracasos terapéuticos, en los casos de inhibición del deseo por saturación corresponden a parejas vinculadas desde la fijación erótica. Por eso es importante no confundir el buen acoplamiento producido por un código sexual compatible con la dependencia producida por la fijación.

 
Y ¿Cómo diferenciar un acoplamiento por código sexual compatible del acoplamiento por fijación erótica?



Fdo. Raquel Díaz Illescas.

jueves, 2 de agosto de 2012

Encuentro:Comunicación eficaz para profesionales.



Curso de verano en la UIMP de Santander
2012
Dirección
Manuel Campo Vidal
Director del Instituto de Comunicación Empresarial (ICE)


  La comunicación es una oportunidad de liderazgo.


La comunicación es pensar, planificar y saber quien tenemos al otro lado;

La comunicación eficaz precisa de la escucha activa, mirando a los ojos de quien nos oye; también la comunicación precisa de escucharnos en voz alta, de sentir la melodía y armonía de nuestras palabras.


La comunicación eficaz es convencer y persuadir,


Comunicarse eficazmente no es solo articular palabras,...


Comunicarse es emocionar, acariciar, acercarse al otro con respeto.


Comunicarse con eficacia es hacer que todo nuestro cuerpo hable coordinadamente: gestos, movimientos, indumentaria...


Comunicarse con eficacia es empatizar con nuestro interlocutor, es tenderle la mano y que este te agarre y desee seguir haciéndolo...

Para comunicarse con eficacia es preciso:
Leer
Escribir
Hablar y sobre todo
Escuchar


Sí al buen uso de las anáforas, no de los anacolutos


Un buen comunicador es aquel que es capaz de hacer que las imágenes hablen. Es aquel que se comunica para TODOS.


Manuel Campo Vidal junto a Raquel Díaz Illescas
y Harley
Gracias a Manuel Campo Vidal por su generosidad de la que supo contagiar a sus colaboradores;


Y gracias especialmente a todos mis compañeros de curso por la oportunidad que me disteis para conocerme y conoceros.


Sin duda en nuestra memoria debería quedar siempre que


 "La comunicación es una oportunidad de liderazgo” y también lo es de que nos quieran.
 
Fdo.:. Raquel Díaz Illescas

martes, 17 de julio de 2012

Pero ¿qué piensan las mujeres del tamaño del pene?

Esta es una de las preguntas que formulaba en el cuestionario que lance a la red hace ya algunos meses, tanto a los hombres como a las mujeres, pues sin duda es una de las que más preocupa e inquieta a los hombres y también un tema que arrastran a lo largo de su vida sexual, que es toda la vida.

Como anticipo a las muchas respuestas que he ido recibiendo en este tiempo, si me gustaría compartir algunos datos que corroboran lo que una vez más el sufrimiento innecesario que tienen muchos hombres por tener un pene ¿pequeño? No, un pene que no tiene las dimensiones que él cree debería tener.

Y las mujeres dicen:

 Que prefieren un pene grueso (aunque no demasiado) a delgado, aunque sea largo. Hay que tener en cuenta que la profundidad de nuestra vagina se sitúa entre los 8 y 12 cm, por lo que “lo demás está de sobra”.

 Que un pene excesivamente grande no les gusta porque les resulta incomodo y les hace daño y acaba escociendo.


 Un micro pene (menor de 6 cm) no es lo que les gusta más a los ojos, pero que si el chico en cuestión tiene “artes” con los dedos, la lengua y otros juguetes el pene no es un problema.


 Que nunca han dicho NO a un hombre por tener el pene pequeño, pero sí por no saberlo “mover con habilidad” o por no saber manejar otros recursos cuando éste no estaba a tono.


 Que les guste o no el pene de su compañero sexual dependerá “de cómo lo mueva, de su seguridad en la cama y de las habilidades que use para darme placer. Si es un bruto, entonces sí a volar…”


 Que los penes grandes a la vista son excitantes, pero luego hay que saberlo poner en funcionamiento cuando toca y dejarlo descansar también.


 Que el tamaño del pene no es un problema para las mujeres, sino una “obsesión” de los hombres. Ellas no eligen a su compañero sexual por sus medidas sino por otras “cualidades”: atractivo físico, escucha, humor, afectividad, intimidad, etc.


Los hombres viven innecesariamente preocupados por el tamaño de su pene, pensando erróneamente que es este el que hará disfrutar a su pareja. Pero lo cierto es que las mujeres encuestadas dicen, que el tamaño no es lo que más les importa, aunque a primera vista les guste.

Que los gustos y preferencias de las mujeres en cuanto al tamaño del pene de su pareja pueden ser distintos, pero lo que acaba resultando una respuesta que las une es que no es el tamaño del pene lo que les hace disfrutar y pasárselo bien, sino las habilidades que pueda tener su compañero sexual.

Tener un gran pene no es signo de virilidad en todas las culturas, aunque esto probablemente les importe poco a quienes tienen un miembro pequeño. En alguna tribus amerindias el estatus social todavía viene dictado por el tamaño del pene, y curiosamente, cuanto más pequeño es, más importante se es!

Tampoco las nacionalidades o las etnias tienen influencia sobre el tamaño del pene de un hombre. Sin duda, todavía hoy está en el imaginario social aquello de que los negros están bien dotados y los asiáticos lo tienen pequeño. Para qué nos sirven los estereotipos y las ideas preconcebidas, sino para crear barreras que dificulten el disfrutar plenamente de nuestro cuerpo y el de nuestra pareja sexual.

Recordar que un pene mayor a 6 cm en erección es funcionalmente apto para la cópula. Un tamaño de 6 cm o menos en erección (ojo: en erección), se denomina micro pene y puede tener dificultades para el coito. Hay hombres que ante esta presión deciden acudir a la cirugía, que no deja de tener sus riesgos. Pero los casos de micro pene son escasos.

Dejemos ya la cinta métrica en el cajón de la abuela, y pongamos a funcionar la fantasía y la imaginación. Busquemos momentos y espacios para las sabias o torpes caricias y para los besos húmedos y demos libertad a las palabras para que recorran cada poro de nuestra piel.


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

lunes, 9 de julio de 2012

Las ventajas de tener un pene pequeño

Continuamente escuchamos hablar de las excelencias y bondades de un pene grande, sin embargo poco se dice de las ventajas de ser poseedor de un pene pequeño.


Veamos algunas:


 Para la felación: no cansan la boca ni se tiene sensación e nauseas, como sucede con los que son más grandes


 Los penes pequeños son excelentes para practicar el coito anal, evitan las rasgaduras, no producen dolor.


 Masturbación: son muy manejables para masturbarlos.


 Doble penetración: un pene pequeño es ideal para practicar la doble penetración con dildos, o con lo que os apetezca...


Sea por la educación recibida, por desconocimiento, o simplemente por gustos o preferencias sexuales, a muchas mujeres el tamaño del pene les entra por los ojos... Ver un pene grande pone, si, pero luego ¿qué?


Tener un pene grande no es garantía de ser un buen amante ni de producir más placer, ni de que tu pareja se lo pase divino.


Y es que cuando hablamos de encuentros sexuales, lo de “meter” es lo que está en la mente de todos, y además parece que este solo pensamiento pone. Y es posible que sea así, pero ¿cuál es la realidad?


La realidad es que un chico con el pene pequeño puede satisfacer y dar placer a su pareja, además de con su pene, masturbándola y practicándole un estupendo y delicioso sexo oral. Si ella desea tener, además, sensaciones vaginales más intensas, y ambos están de acuerdo, ¿qué problema hay en acompañar al sexo oral o a la masturbación con la inserción de un dedo, o de algún juguete en su vagina? Pues no debería de haber ninguno, ya que las relaciones sexuales son un juego en el que ambos participantes buscan sacar los mejores resultados a las condiciones de cada cual.


Y la práctica del coito...

Existe mucho desenfoque y desconcierto sobre este asunto. Se plantea lo del "pene pequeño" en términos de longitud, y es verdad que muchos hombres tienen un complejo al respecto que se podrían ahorrar con toda tranquilidad. La cuestión, en realidad, no va en términos de "longitud", sino en todo caso, de "grosor". Curiosamente, es muy raro el caso del hombre acomplejado por cuestiones de grosor. Se trata, una vez más, de la colonización cultural -via prejuicios- de la sexualidad (Carlos Ramos Gascón. Psicólogo clínico.)


Efectivamente, como muy acertadamente dice Carlos Ramos Gascón, si algo del aspecto de un pene podría resultarnos más interesante a las mujeres, no sería su largo, sino su grosor.


Pero como los penes, también el tamaño de cada vagina puede ser diferente, pero lo positivo de eso es que como en otras tantas cosas de la vida de las mujeres, debido a su elasticidad, estas se adaptan al tamaño de cada miembro. Por lo que el coito, no debe ser un problema.


Existen posturas que permiten mantener la vagina estrecha y sentir el pene en su interior, aunque sea pequeño. Ejemplo:


 Posturas laterales: con las piernas en tijera.


 .Ambos tendidos boca abajo: ella con las piernas solo ligeramente abiertas y él encima; también podría ser.


Si somos capaces de desprendernos de prejuicios y mitos que nos permitan disfrutar de la sexualidad, y nos acercamos a las relaciones sexuales en clave erótica con la mente siempre abierta y con el ánimo de experimentar, no habrá circunstancia que dificulte disfrutar de vuestros encuentros eróticos, ni un pene pequeño ni unos pechos de mandarina.


Y si no sois creativos o vuestras fantasías e imaginación se han quedado dormidas, hacer uso de las de otros y buscar en libros o tiendas eróticas todo lo necesario para poner en marcha esos cuerpos y esas mentes.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas

martes, 26 de junio de 2012

¿Para qué quiere un hombre tener un pene más grande que el que ya posee?

Muy simple:

1. Para sentirse más hombre, más macho. Primero frente a sus iguales y más tarde ante sus conquistas.
2. Para impresionar a las chicas: sin duda para él debe ser un estupendo” subidón”.

3. Para que su padre no lo hubiese ridiculizado y humillado comparando su pene con el de otros niños, y por el contrario se hubiese sentido orgulloso diciéndoles a sus amigos el machote que tenía en casa y lo que iba a ligar con las chicas.

4. Para haberse desnudado sin miedos en el gimnasio y lucir su pene en las duchas, o para haber lucido paquete en la playa con bañadores pegaditos...

5. Para que su tamaño no sea un obstáculo para seducir a una chica.

6. Para sentirse tranquilo ante un posible encuentro sexual. Para calmar su pensamiento.

7. Para gustar a su pareja sexual, porque lo que él entiende es que lo que ella espera es un pene grande o al menos “normal” ¿pero qué es para él lo normal?

8. Para sentirse tranquilo de que la chica en cuestión pueda decir que él posee un magnifico paquete y no una “cosita”.

9. Para hacer disfrutar más y mejor a su pareja sexual. Él no se cuestiona si su pareja disfrutará más si le hace un estupendo sexo oral o le estimula sabiamente el clítoris, si le dice al oído palabras “guarras”. Él en lo que piensa es que su pene es el único responsable de ese encuentro.

10. “NO DAR LA TALLA, ESTAR A LA ALTURA”, es donde se encuentra la raíz de sus inseguridades. Y es que él considera a su pene su tarjeta de presentación y si posee un “estupendo” miembro siente que tiene hecha la mayor parte del camino y esto sí que es un GRAN error.

Y ante este panorama ¿qué hacen los hombres que no poseen un pene del que puedan sentirse “orgullosos”?

El tamaño del pene es sin duda una preocupación para un alto porcentaje de hombres, sobre todo para aquellos que sienten que el suyo no “da la talla” y además de escuchar esto en consulta, podemos verlo de manera sorprendente en las numerosas páginas de internet que ofrecen desde la cirugía de alargamiento de pene (con sus riesgos), hasta “estupendos” remedios milagrosos con los que aumentar los centímetros de su miembro.

El deseo de tener un pene más grande que el que se posee es lícito, claro está, como cualquier otro. Quizá la clave esté en saber disfrutar de los encuentros eróticos, aprendiendo a rentabilizar aquellos recursos que la sexualidad nos ofrece, al margen de los tamaños.

Y yo os planteo ¿un pene pequeño es un obstáculo para pasárselo bien y disfrutar a lo grande?

Si quieres puedes leer más en:
http://www.sexualidadpositiva.blogspot.com.es/2012/06/un-pene-grande-el-estandarte-de-la.html

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.