PRÓLOGO
Las diferentes culturas y sociedades han
tardado siglos en reconocer diferentes formas de maltrato a los menores de
edad. Los padres eran considerados propietarios de los hijos, así como el
esposo de la esposa.
Solo bien entrado el siglo XX, algunos
profesionales, primero, e instituciones internacionales, después, empezaron a
definir, detectar y denunciar diferentes tipos de maltrato, creando el concepto
“protección de la infancia” y “tutela” de los Estados, los cuales podrían y
debían vigilar y sancionar a los padres cuando sus formas de trato provocaban
lesiones o daños graves a los hijos. Los hijos abandonados y huérfanos, así
como los maltratados por acción u omisión
por la familia pasaron a ser protegidos y tutelados por los Estados,
porque los menores empezaron a ser considerados sujetos de derechos que debían
atender la familia y las administraciones públicas.
La decisión de separar a los hijos de las
familias maltratadoras exigió formular en el código penal y en las prácticas
profesionales el concepto formal de maltrato, sus diferentes formas y subtipos.
Primero fue reconocido el maltrato
físico, después el emocional y finalmente la negligencia en los cuidados que
requiere la infancia. En
los años ochenta, las investigaciones anglosajonas sobre la prevalencia de
abusos sexuales y sus efectos enriquecieron la clasificación con un nuevo
concepto de maltrato: los abusos sexuales. Todos estos pasos han sido grandes
progresos que han cambiado el tratamiento social de la infancia.
Pero estamos ya en el siglo XXI y resulta
inaceptable que por razones soxofóbicas, ancladas en una consideración de la
sexualidad muy negativa y en prácticas educativas represivas, sigan sin considerarse otras
formas de maltrato sexual no menos graves que los propios abusos. Este olvido
tiene explicaciones históricas, como todos los olvidos, por cierto, pero es
incongruente conceptualmente (¿porqué en el campo de la sexualidad solo se
tiene en cuenta un tipo concreto de maltrato?) e inaceptable en el mundo actual
en el que finalmente hemos fundamentado una nueva visión de la sexualidad, la
salud y el bienestar personal y social.
Mucho debemos a las investigaciones
anglosajonas, pero su superioridad en este campo, no debiera impedirnos pensar
y caer en la cuenta que esta
clasificación es inadecuada y que debe
enriquecerse incluyendo en el código penal y en las prácticas profesionales
otras formas de maltrato sexual olvidadas. Esto es precisamente lo que hacemos
en este libro, en el que además, se defiende un enfoque distinto para todos los
casos de maltrato, fundamentado en una teoría de las necesidades infantiles que
venimos formulando desde hace años. Se trata, en definitiva, de que manteniendo
el enfoque penal tradicional del maltrato, nos preguntemos qué podemos hacer
para “bien tratar” a los niños y niñas, satisfaciendo sus necesidades
fisiológicas, mentales, afectivas y de participación en la vida familiar,
escolar y social.
He hecho esta propuesta en varios
congresos, discusiones de tesis y reuniones internacionales, así como en
propuestas por escrito a diferentes instituciones. La respuesta ha sido siempre
positiva, oscilando entre afirmaciones de expertos como “la verdad es que
tienes todo la razón, no lo habíamos pensado”,
a apoyos entusiastas. ¿A qué estamos esperando? ¿Por qué esa pereza o
resistencias a pensar con autonomía, y esa dependencia de un mundo científico
anglosajón tan maravilloso en tantos aspectos, pero heredero de un concepto
judeocristiano sobre la sexualidad?
Atrévete a pensar decían los ilustrados y
Kant, eso es lo que recomiendo al lector.
INDICE:
1.- El “maltrato” y el “buen trato” en infancia. Nuevo
enfoque y nueva clasificación de las
formas de maltrato sexual.
1.1.- Un
poco de historia parta entender mejor el presente.
1.2.-
Pero ¿qué es en realidad el maltrato?
1.3.-
Del maltrato al buen trato. Necesidad de un nuevo discurso sobre las necesidades
de la infancia.
1.4.-
Implicaciones de estos planteamientos.
1.5.-
Necesidades que hay que satisfacer con el buen trato.
1.6.-
Una nueva tipología de maltrato.
2.- La intervención educativa en la familia y la escuela:
el “buen trato” sexual.
2.1.-
Sexualidad prepuberal y sexualidad adolescente.
2.1.1.
Sexualidad prepuberal.
2.1.2.-
Sexualidad adolescente.
2.2.- El
“buen trato” sexual en la familia.
2.3.- La
educación sexual en la escuela.
2.4.-
Los agentes sanitarios.
2.5.- ¿Y
qué podemos hacer con los adolescentes los diferentes agentes educativos?
3.- Los abusos sexuales a menores, una realidad
silenciada.
3.1.-
Las dimensiones del problema y sus efectos.
3.1.1.-
El concepto de abusos sexuales a menores.
3.1.2.-
Prevalencia e Incidencia de los abusos.
3.1.3.-
Los efectos de los abusos.
3.2.- La
prevención de los abusos sexuales.
3.2.1.- Primeros programas de prevención. La prevención
en el mundo anglosajón.
3.2.2.- Nuestra propuesta.
3.3.- La
detección y la denuncia de los abusos sexuales.
3.3.1.-
La detección de los abusos.
3.3.2.-
La denuncia de los abusos.
3.3.2.1.- ¿Por qué tantas veces no se denuncian los
abusos?
3.3.2.2.- Razones a favor de la denuncia.
3.4.- La
intervención posterior al abuso.
3.4.1.-
La intervención inicial con la víctima.
3.4.2.-
El proceso judicial.
3.4.3.-
Toma de declaraciones y peritajes.
3.4.4.-
La importancia del testimonio de la víctima. Los contenidos del testimonio.
3.4.5.-
Un posible formato de la entrevista profesional.
3.4.6.-
Las pruebas policiales y médico forenses.
3.4.7.-
El informe.
3.4.8.-
La resolución judicial.
3.5.- La
ayuda terapéutica a las víctimas y a la familia.
3.5.1.-
Ayudas terapéuticas a la víctima.
3.5.2.-
Ayudas a la familia.
4.- Mutilaciones sexuales.
4.1.-
Concepto y tipos..
4.2.-
Extensión y efecto de estas practicas.
4.3.-
Significado que le dan en estas culturas: una legitimación sin fundamento real.
4.4.-
Significado y efectos sobre la sexualidad.
4.5.-
Tratamiento penal de estas prácticas.
4.6.- La
prevención, la detección y la denuncia.
4.7.- La
intervención con las víctimas y la familia.
4.8.-
Una noticia entre tantas.
4.9.-
Una polémica actual.
5.- Matrimonios forzados.
5.1.-
Concepto.
5.2.-
Los datos.
5.3.-
Consecuencias.
5.4.-
Legislación penal sobre estos matrimonios.
5.5.-
Prevención y detección
5.6.-
Intervención
5.7.-
Algunos testimonios.
5.8.-.
Un caso entre otros muchos.
6.- Explotación comercial e instrumentalización sexual de
menores.
6.1.-
Conceptos básicos.
6.2.-
Explotación sexual de menores. La mal llamada prostitución infantil.
6.2.1.-
Algunos datos sobre prostitución adulta y de menores.
6.2.2.-
¿Por qué recurren a la prostitución numerosas mujeres adultas y menores?
6.2.3.-
Las consecuencias de la prostitución.
6.2.4.-
La intervención.
6.3.-
Pornografía infantil y otras formas de instrumentalización sexual de menores.
6.3.1.-
Concepto y nuevas formas de pornografía infantil.
6.3.2.-
Las dimensiones del problema.
6.3.3.-
Los efectos sobre la infancia.
6.3.4.-
La legislación.
6.3.5.-
Intervención: prevención, detección, denuncia y asistencia a las víctimas.
7.- La identidad sexual y el maltrato sexual a menores.
7.1.-
La diversidad de la identidad sexual.
7.1.1.-
Algunas precisiones.
7.1.2.-
Lo que no es necesariamente estable. Cambios en el vocabulario y los conceptos.
7.2.-
El proceso de adquisición de la identidad sexual.
7.2.1.- La asignación de la identidad, rol de género y
orientación del deseo.
7.2.2.- De la clasificación ajena a la autoclasificación:
la
adquisición de la identidad y el rol de género.
7.2.3.- Las posibles vicisitudes de la identidad y el
género.
7.2.3.1.-
Problemas de identidad en la infancia.
7.2.3.2.-
La transexualidad en la adolescencia.
7.3.- La intervención.
7.4.- Un conflicto por resolver.
8.- La homosexualidad
maltratada.
8.1.-
Lo que ignoramos. Las falsas creencias y prejuicios.
8.2.-
Lo que sabemos sobre la homosexualidad.
8.2.1.-
¿Cuándo aparece la homosexualidad?
8.2.2.-
Homosexualidad y salud: ¿se puede ser homosexual y estar bien?
8.2.3.-
¿Pero no tienen más problemas de salud las personas homosexuales?
8.2.4.-
¿Cuántas son las personas con una orientación del deseo homosexual?
8.2.5.-
¿Viven de la misma forma la homosexualidad los hombres y las mujeres?
8.2.6.-
¿Puede cambiar la orientación del deseo a lo largo de la vida?
8.2.7.-
¿Qué tienen de especial las personas bisexuales?
8.3.-
Intervención educativa y social.
8.3.1.-
Conceptos y conductas para entender los errores educativos y esta forma de
maltrato sexual.
8.3.2.-
El rechazo de la homosexualidad no es una alternativa.
8.3.3.-
Lo que los padres deberían saber.
8.3.4.-
La importancia de la educación no sexista en la familia.
8.3.5.-
Los matrimonios y las familias de parejas homosexuales son un tipo más de
familia.
8.3.6.-
Cuando las dudas asaltan: ¿seré yo homosexual de mayor? El rol de los padres.
8.3.7.-
Cuando la homosexualidad parece confirmarse.
8.4.-
La revelación a la familia.
8.5.-
El rol de la escuela.
8.6.-
El rol de los profesionales de la salud.
Hoy, soy un señor de 50 años, y desde hace un par de años siento atracción por las chicas jóvenes, de 15, 16 ó 17 años, es decir, menores de edad, e incluso he tenido relación con alguna, por supuesto libremente, si bien es cierto que dándole algo de dinero, ya que a esas edades todos hemos andado muy escasos de dinero de bolsillo... Estoy preocupado, pues no se si esto es normal o que es lo que me pasa. Con mi mujer, que es más o menos de mi edad, hace ya años que no tengo relaciones, pues nos llevamos fatal. ¿Qué cree que me pasa, y que me aconseja? ¿Es normal o no? Muchas gracias y cordiales saludos.
ResponderEliminarDejo la respuesta que me ha hecho llegar por correo electrónico Félix López Sánchez (autor de este libro) con respecto a esta consulta:
ResponderEliminar“Señor, anónimo, al menos para mi. Le contesto como autor del libro al que se refiere.
Que le gusten las chicas adolescentes es muy normal y le ocurre a casi todos los hombres. Que las prefiera, es un gusto normal. Pero no sé si solo se excita y solo es capaz de disfrutar con mujeres adolescentes, en cuyo caso creo que debería pedir ayuda, al menos por tres razones:
(a) Porque muy pronto parece que van a poner los 16 años como edad de consentimiento (personalmente no estoy de acuerdo con esta propuesta), lo que quiere decir que tener relaciones con una chica que no haya cumplido 16, aunque consiente, será un delito penal grave. Y no olvide que más de una se puede arrepentir de haber consentido o ser denunciado por un tercero, etc.
(b) No debe considerarse normal, si fuera el caso, que mujeres adultas y de edad similar a la suya no le exciten y le interesen. Una cosa es preferirlas más jóvenes y otra que no le interesen y no llegue a poder disfrutar con mujeres de su edad o similar.
(c) Usted mismo comenta que la forma de relacionarse con ellas puede estar entre la seducción y la "compra" de actividad sexual; compra que según sus propios argumentos no parece que hagan con completa libertad.
En todo caso, es muy de agradecer su sinceridad, pero tal vez le convenga comentar su caso con algún profesional más en profundidad."
Atentamente, Félix, autor del libro.
Dejo la respuesta que me ha hecho llegar por correo electrónico Félix López Sánchez (autor de este libro) con respecto a esta consulta:
ResponderEliminar“Señor, anónimo, al menos para mi. Le contesto como autor del libro al que se refiere.
Que le gusten las chicas adolescentes es muy normal y le ocurre a casi todos los hombres. Que las prefiera, es un gusto normal. Pero no sé si solo se excita y solo es capaz de disfrutar con mujeres adolescentes, en cuyo caso creo que debería pedir ayuda, al menos por tres razones:
(a) Porque muy pronto parece que van a poner los 16 años como edad de consentimiento (personalmente no estoy de acuerdo con esta propuesta), lo que quiere decir que tener relaciones con una chica que no haya cumplido 16, aunque consiente, será un delito penal grave. Y no olvide que más de una se puede arrepentir de haber consentido o ser denunciado por un tercero, etc.
(b) No debe considerarse normal, si fuera el caso, que mujeres adultas y de edad similar a la suya no le exciten y le interesen. Una cosa es preferirlas más jóvenes y otra que no le interesen y no llegue a poder disfrutar con mujeres de su edad o similar.
(c) Usted mismo comenta que la forma de relacionarse con ellas puede estar entre la seducción y la "compra" de actividad sexual; compra que según sus propios argumentos no parece que hagan con completa libertad.
En todo caso, es muy de agradecer su sinceridad, pero tal vez le convenga comentar su caso con algún profesional más en profundidad."
Atentamente, Félix, autor del libro.
Dejo la respuesta que me ha hecho llegar por correo electrónico Félix López Sánchez (autor de este libro) con respecto a esta consulta:
ResponderEliminar“Señor, anónimo, al menos para mi. Le contesto como autor del libro al que se refiere.
Que le gusten las chicas adolescentes es muy normal y le ocurre a casi todos los hombres. Que las prefiera, es un gusto normal. Pero no sé si solo se excita y solo es capaz de disfrutar con mujeres adolescentes, en cuyo caso creo que debería pedir ayuda, al menos por tres razones:
(a) Porque muy pronto parece que van a poner los 16 años como edad de consentimiento (personalmente no estoy de acuerdo con esta propuesta), lo que quiere decir que tener relaciones con una chica que no haya cumplido 16, aunque consiente, será un delito penal grave. Y no olvide que más de una se puede arrepentir de haber consentido o ser denunciado por un tercero, etc.
(b) No debe considerarse normal, si fuera el caso, que mujeres adultas y de edad similar a la suya no le exciten y le interesen. Una cosa es preferirlas más jóvenes y otra que no le interesen y no llegue a poder disfrutar con mujeres de su edad o similar.
(c) Usted mismo comenta que la forma de relacionarse con ellas puede estar entre la seducción y la "compra" de actividad sexual; compra que según sus propios argumentos no parece que hagan con completa libertad.
En todo caso, es muy de agradecer su sinceridad, pero tal vez le convenga comentar su caso con algún profesional más en profundidad."
Atentamente, Félix, autor del libro.
Dejo la respuesta que me ha hecho llegar por correo electrónico Félix López Sánchez (autor de este libro) con respecto a esta consulta:
ResponderEliminar“Señor, anónimo, al menos para mi. Le contesto como autor del libro al que se refiere.
Que le gusten las chicas adolescentes es muy normal y le ocurre a casi todos los hombres. Que las prefiera, es un gusto normal. Pero no sé si solo se excita y solo es capaz de disfrutar con mujeres adolescentes, en cuyo caso creo que debería pedir ayuda, al menos por tres razones:
(a) Porque muy pronto parece que van a poner los 16 años como edad de consentimiento (personalmente no estoy de acuerdo con esta propuesta), lo que quiere decir que tener relaciones con una chica que no haya cumplido 16, aunque consiente, será un delito penal grave. Y no olvide que más de una se puede arrepentir de haber consentido o ser denunciado por un tercero, etc.
(b) No debe considerarse normal, si fuera el caso, que mujeres adultas y de edad similar a la suya no le exciten y le interesen. Una cosa es preferirlas más jóvenes y otra que no le interesen y no llegue a poder disfrutar con mujeres de su edad o similar.
(c) Usted mismo comenta que la forma de relacionarse con ellas puede estar entre la seducción y la "compra" de actividad sexual; compra que según sus propios argumentos no parece que hagan con completa libertad.
En todo caso, es muy de agradecer su sinceridad, pero tal vez le convenga comentar su caso con algún profesional más en profundidad."
Atentamente, Félix, autor del libro.
Dejo la respuesta que me ha hecho llegar por correo electrónico Félix López Sánchez (autor de este libro) con respecto a esta consulta:
ResponderEliminar“Señor, anónimo, al menos para mi. Le contesto como autor del libro al que se refiere.
Que le gusten las chicas adolescentes es muy normal y le ocurre a casi todos los hombres. Que las prefiera, es un gusto normal. Pero no sé si solo se excita y solo es capaz de disfrutar con mujeres adolescentes, en cuyo caso creo que debería pedir ayuda, al menos por tres razones:
(a) Porque muy pronto parece que van a poner los 16 años como edad de consentimiento (personalmente no estoy de acuerdo con esta propuesta), lo que quiere decir que tener relaciones con una chica que no haya cumplido 16, aunque consiente, será un delito penal grave. Y no olvide que más de una se puede arrepentir de haber consentido o ser denunciado por un tercero, etc.
(b) No debe considerarse normal, si fuera el caso, que mujeres adultas y de edad similar a la suya no le exciten y le interesen. Una cosa es preferirlas más jóvenes y otra que no le interesen y no llegue a poder disfrutar con mujeres de su edad o similar.
(c) Usted mismo comenta que la forma de relacionarse con ellas puede estar entre la seducción y la "compra" de actividad sexual; compra que según sus propios argumentos no parece que hagan con completa libertad.
En todo caso, es muy de agradecer su sinceridad, pero tal vez le convenga comentar su caso con algún profesional más en profundidad."
Atentamente, Félix, autor del libro.