Si te
abandonas porque han dejado de quererte,
Si cierras
los ojos demasiado tiempo porque el dolor no te permite abrirlos,
Si callas
porque solo necesitas su presencia,
Si crees que
solo él podrá darte lo que necesitas,
Si buscas
briznas de amor donde solo hay cenizas,
Si te
conformas con migajas para seguir adelante,
Si esperas
sin tiempos,
Si aceptas
incondicionalmente,
Si pones tu
dignidad como felpudo de lluvia,
Si consumes
tus dias y tus noches con la luz apagada,
Si dejas de
ser quien más te quiere para ser quien más te humilla,
Si permites
que tu corazón se desangre, que se lo coman..
Si haces
todo eso con tu cuerpo, con tus emociones y con tu corazón, entonces deberás aceptar y entender que:
Empieces a
ser poco interesante para otras miradas, para otros cuerpos, otros corazones.
Que es
posible que tus ojos no se abran cuando desearías.
Aprender a
aceptar que quizá esa persona ya no vuelva y quizá tampoco lo hagan tus
palabras.
Si lo que
necesitas es ausencia, indiferencia, desapego, desamor… entonces si le
necesitas.
Que el amor
no se encuentra entre las cenizas, ni las migajas alimentarán tu corazón.
Que si
esperas que un día te llame, te escriba, quiera verte o cambien sus
sentimientos… en esa espera habrás consumido y destruido energías maravillosas “no
recuperables”.
Que aún
cuando se ama intensamente, los límites deben estar a tu lado.
Tú decides
qué quieres hacer con tu dignidad ¿usarla de felpudo?
Que si vas
apagando las luces de tus habitaciones, quizá un día te pierdas en ellas.
Que si dejas
de quererte, de respetarte y valorarte ¿crees que merecerás la pena conocer,
amar, desear?
No es tu
corazón quien te hace sufrir, son tus pensamientos quien le hace desangrarse.
Si tú no lo proteges ¿habrá alguien que lo haga por ti?
Solo conozco
a una persona que merezca tanto la pena: Tú mismo.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas
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