Si te cuento que he dormido con lobos, que he
sentido miedo y soledad en la noche.
Si te cuento que he vivido un tsunami y quise
quedarme en él.
Si te digo que el oxigeno dejó de entrar en
mi cuerpo y se hizo la noche sin estrellas.
Si te digo que vi abrirse la tierra y llevarme
con ella.
Si te digo que mis ojos llenaron de
lluvia los ríos.
Si te digo que dejé de sentir, pensar y todos
mis sueños se hicieron cenizas.
Si te digo que me abandonaron las palabras y
también todos mis silencios.
Si te digo que dejé de necesitar para poder
sobrevivir.
Y es que quizá, tú que me miras, no sepas que
te digo porque nunca caminaste por caminos descalzo, y en tus noches negras
siempre había luces blancas con abrazos cálidos.
Hoy el sol me ha hecho un guiño. Yo le he
mirado y le he respondido con sonrisa de “Gioconda”. He inclinado mi cabeza y
le he dicho Namaste.
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