Soy imperfecta como los días de otoño.
Imprevisible como los días de lluvia.
Optimista como los días de verano.
Racional y visceral como la experiencia del
tiempo.
Curiosa como las manos de un niño.
Frágil y fuerte como los diamantes.
Apasionada como los besos del reencuentro.
Soy imperfecta y me equivoco con frecuencia, y no soy de
aquellos que dice “volvería a hacer todo
lo que hice”. Claro que no. Soy
imperfecta y me he equivocado muchas veces y sigo haciéndolo y lo haré.
Y posiblemente es el paso del tiempo, demasiado
tiempo, aunque demasiado corto también, el que nos hace cada día intentar vivir
sin ataduras en la boca, ni miedos en la piel.
Sigo en continuo aprendizaje. Ahora me cuesta
menos porque tengo las puertas abiertas de par en par y a pesar de esto, solo
entra quien yo quiero.
No me asustan las miradas que juzgan o
etiquetan. Solo me preocupa dejar de caminar, pero de momento estoy en forma.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.
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