Si no puedes expresar lo que sientes y piensas, lo
que deseas o quieres, porque en cada palabra tu amor muere.
Si tus palabras provocan la huida y te llenan de ausencias.
Si haces de la ansiedad tu residente y de la calma
un huésped ausente.
Si tus palabras caminan en el filo del abandono y tu
amor en el del chantaje recurrente.
Si vives el amor como condicionante de las
fluctuaciones de quien amas.
Si esclavizas tus palabras y te abrazas a los
silencios inquietos.
Si dejas de compartir emociones y sentimientos para
esquivar los miedos y estar abrazada al “lo siento”.
Si no encuentras acomodo para tu verbo y consuelo
para tu cuerpo.
Tu verbo será de cada vez más pequeño y tu amor
menos amor y más silencio.
Si amas las palabras como amas los silencios, nadie
que te ame silenciará tu verbo.
Raquel Diaz
Illescas
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