Te
pienso.
Te
extraño.
Te
sueño.
Te
huelo. 
Te
hablo. 
Te
silencio. 
Te
siento. 
Te
escribo.
Te
espero. 
Te
olvido. 
Desde
que tú no estás entro, salgo, vuelvo a entrar y 
vuelvo a salir.
Te
busco en las calles y plazas, en los parques y jardines, te busco  en la terraza del ático por si sigues tomando
tostadas con aceite y sal; te busco entre mis sabanas por si te has quedado
dormido.
Te
busco, pero no te encuentro.
Te
busco y me quedo dormida. 
Abro
los ojos y te has ido. 
Mis
manos te buscan  en la nada.
Todo
está en silencio, incluso mi pensamiento. 
Mi boca
ríe y mis ojos lloran. 
Bebo
vino blanco cuando escribo y digo santé
a mi gata.
Follo y
me masturbo. 
Desde
que tú no estás mi verbo está ebrio. 
He
dejado de tenerle miedo a las palabras que enajenan tus emociones. 
He
tirado mi agenda y me he comprado una pizarra con la opción de vaciar. 
He
metido los pasados imperfectos en cajas de reciclar. 
Vivo el
presente en mi aquí y ahora. 
He
dejado los coches de rally  y ahora monto
una Ducati. 
He
tirado todos los vestidos y ahora visto desnuda, como tú. 
Camino con mis pies descalzos, como tú. 
He dejado de quererte, no como tú. 
… Y la magia de los cuerpos se quedó
entre las sábanas y el amor se fue cuando ya no había palabras. 
Fdo.: Raquel Diaz Illescas 

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