No importa que tus ojos estén
tristes y que el paso de los días se dibuje con líneas curvas y sombrías.
No importa que tu pensamiento
vaya rápido o demasiado lento, o le sientas dormido.
No importa que el silencio sea tu
huésped y las palabras se hayan ido.
No me interesa nada de todo esto ¿y
sabes por qué? Simplemente porque el cerebro es tonto y si quieres lo puedes
engañar.
Píntate los labios de rojo y sonríe,
aunque no te apetezca.
Háblate en positivo.
Di que serás capaz de hacer o
decir. Verbalízalo.
Date permiso para disfrutar de las
pequeñas cosas.
El cerebro es tonto, aunque te
cueste creerlo lo es, de manera que aprovecha a contarle historias estupendas
porque se las creerá y este a cambio te proporcionará emociones positivas que harán
que tus conductas también lo sean.
Tienes dos opciones:
- Lamentarte de todas tus desgracias y desventuras o
- Mirar a la vida de frente con una sonrisa.
Vivir en positivo es una actitud.
No hacerlo también lo es.
Fdo.:
Raquel Díaz Illescas
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