Escribo para no pensarte, y te pienso.
Entono los verbos y los pongo en
pretérito.
He puesto a plan a mi corazón y
en forma a la razón. La dejo que escriba, aún en contra de lo que con tristeza
observa mi corazón.
Escribo para que cuando me leas
sientas que me has perdido, y en cada línea y en cada frase y verso me siento
perdida yo.
Escribo desde la huida, y sigues siendo mi huésped.
Eres mi huésped, mi residente o
quizá un ocupa consentido.
Vives en mis palabras y en todos
mis silencios vacíos.
Vives en mi desorden emocional,
en los bordes de mi pensamiento, en el núcleo de mi corazón.
Desdibujo los recuerdos para no
pensarte y estoy en negociación con mi memoria para olvidarte.
No hablo de ti para que no
existas, pero todas las vocales y consonantes me hablan de ti.
Escribo todos los días y por la
noche también. Escribo para no parar y pensarte, escribo para poder seguir
adelante, escribo para no olvidarme de mí.
Fdo.: Raquel Diaz Illescas
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