Lo primero es descartar que hay un problema físico u orgánico.
1. Acudir al ginecólogo: Hacer un examen pélvico.
2. Acudir al endocrino: Análisis de sangre: para ver tus niveles hormonales.
Una vez descartado un problema físico u orgánico, el siguiente paso será contactar con un sexólogo/a, y si además es psicólogo/a, mejor aún porque podrá abordar también otros aspectos que irán saliendo en la terapia.
Algunos aspectos a trabajar en terapia:
1. Mitos y creencias acerca, de la sexualidad.
2. Psicoeducación: Información sexual.
3. Técnicas de afrontamiento del estrés.
4. Estrategias de gestión de la ansiedad .
5. Técnicas para mejorar la autoimagen y la expresión de emociones, deseos y dudas. Cambio de actitudes.
6. Mejorar la comunicación y expresión afectiva de la pareja
Intervenciones específicas
o Potenciar fantasías.
o Explorar y gestionar creencias disfuncionales y desadaptativas en relación a la sexualidad individual y/o en pareja.
o Descubrir el propio placer sexual, focalizando en las áreas corporales que generan más excitación y deseo y descubriendo de nuevas a través del Placereado
o Focalización sensorial.
o Incrementar la sexualidad y el juego sin exigencias de rendimiento.
o Aceptación por parte de la pareja, de las diferencias de ritmo y exigencia.
o Sofisticar el repertorio sexual.
Para tratar el bajo deseo sexual, tanto en el hombre como en la mujer, no es necesario disponer de pareja.
Los tratamientos son personalizados y se adaptan para trabajar a nivel individual, en pareja o ambos.
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