La inapetencia sexual es un problema que se da con más frecuencia de lo que las parejas desearían. Provoca grandes dosis de sufrimiento y dificultades no solo a los que las sufren directamente sino también a sus parejas. En la mayoría de las ocasiones ésta no está motivada por una causa orgánica, sino que es debida a factores psicológicos y/o sociales en los que intervienen la historia de aprendizaje, la cultura, la autoestima, la postura hacia las relaciones sexuales, etc. no siendo siempre la persona disfuncional consciente del origen de su problema.
Las experiencias que son vividas por las personas como placenteras y satisfactorias, suelen actuar como motor de sucesivos encuentros; por ello el deseo sexual se encuentra vinculado con las experiencias de placer. De igual modo, las ideas negativas acerca del sexo, las experiencias altamente frustrantes o dolorosas asociadas a la experiencia sexual parecen tener un claro efecto inhibidor. En ese sentido el deseo sexual está muy influido por las emociones.
Las causas del bajo deseo sexual pueden ser específicas y remotas:
Causa inmediata específica: La persona siente angustia y pone en marcha un mecanismo de defensa inadecuado para intentar evitarla. El deseo sexual es sentido como algo nocivo, inmoral o peligroso, creándole angustia. Para suprimir la angustia elabora un mecanismo de defensa que le impide sentir o expresar el deseo. La disfunción se origina porque el mecanismo de defensa no funciona y sigue sintiendo el deseo que, a su vez, le provoca la angustia.
Por lo general, los mecanismos de defensa que se elaboran suelen ser:
• negación: Se hace como que no se tiene deseo.
• evitación: Se esquivan todas las circunstancias que pueden favorecer la aparición del deseo.
La influencia de los modelos sociales ha llevado a que muchas personas vivan la baja frecuencia de su deseo sexual como una disfunción, debido a que su ideal de frecuencia de deseo es mucho mayor que el que son capaces de sentir. En estos casos el motivo inmediato específico es la angustia que les genera la idea de que deberían tener más deseo (vivido como bueno y positivo) y la frustración de no poder incrementarlo.
Causas Remotas
Causa remota es la que se encuentra en el origen de la angustia y puede ser de tipo físico, psíquico o social. Para elaborar un buen diagnóstico diferencial es necesario analizar todas las posibles causas remotas presentes en cada caso
- la depresión endógena
Así como todas las patologías que provoquen disfunciones por dolor o trastornos de excitabilidad. Problemas locales en el área genital, enfermedades vasculares, etc.
Seguiremos...
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.
• distracción: Se tiene la mente ocupada de forma permanente en cosas que impiden pensar y sentir el deseo.
La influencia de los modelos sociales ha llevado a que muchas personas vivan la baja frecuencia de su deseo sexual como una disfunción, debido a que su ideal de frecuencia de deseo es mucho mayor que el que son capaces de sentir. En estos casos el motivo inmediato específico es la angustia que les genera la idea de que deberían tener más deseo (vivido como bueno y positivo) y la frustración de no poder incrementarlo.
Una causa muy frecuente de las disfunciones es el desconocimiento que la persona manifiesta tener de la anatomía y fisiología sexuales y del comportamiento correcto para desarrollar su deseo. En estos casos, la razón específica inmediata no es el mecanismo de defensa sino la carencia de educación sexual.
Causas Remotas
Causa remota es la que se encuentra en el origen de la angustia y puede ser de tipo físico, psíquico o social. Para elaborar un buen diagnóstico diferencial es necesario analizar todas las posibles causas remotas presentes en cada caso
• Causas físicas: El trastorno del deseo es debido a factores fisiológicos que impiden un correcto funcionamiento del cerebro, bien a nivel neuronal, bien en el ámbito químico. Las causas fisiológicas comúnmente asociadas al Deseo Sexual Hipoactivo (DSH) son:
- la depresión endógena
- el estrés grave
- ciertas drogas o fármacos: Narcóticos: Morfina, codeína, y metadona (en dosis elevadas); Espironolacton (hay una pérdida ocasional de la libido).
- ciertas enfermedades crónicas neuroendocrinas y metabólicas: hipotiroidismo, diabetes, insuficiencia renal y bajo nivel de testosterona.
Así como todas las patologías que provoquen disfunciones por dolor o trastornos de excitabilidad. Problemas locales en el área genital, enfermedades vasculares, etc.
Seguiremos...
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.