Va, a la de tres: una, dos y tres: ¡ya!
Yo no...
Si algo
le sobra a la sexualidad son mitos y creencias. Durante siglos el imaginario
colectivo se ha alimentado de falsas creencias que no han hecho sino dificultar
el disfrute de los cuerpos.
Uno de los mitos y
creencias que permanecen vivos en el ideal social es el “orgasmo simultaneo”.
¿Qué es un orgasmo
simultáneo?
Es el esfuerzo, la presión,
la concentración y el sobre control, de las sensaciones para coordinar con la
pareja el momento justo para alcanzar el orgasmo a la misma vez (Francisco Argañaraz).
Llegar al clímax a la
vez es para muchas parejas un objetivo en sus encuentros sexuales por
considerar que llegar juntos es síntoma de buena coordinación, facilitador del sentimiento de unión y un refuerzo para la
relación. Todo esto suena muy bonito, pero nada que ver con la realidad.
Tanto empeño y
dedicación le ponen los miembros de la pareja a gritar al unísono que los sentimientos
que favorecen y potencian son:
·
Frustración: llegar juntos al
orgasmo juntos parece fácil, pero a veces resulta una misión imposible, y aunque en alguna ocasión éstos lo hayan
conseguido es muy probable que esto no sea la tónica cotidiana, lo que puede
ocasionar la frustración al no ser capaces de coordinarse para hacer lo que
ellos entienden como “hacer pleno”.
·
Estrés y ansiedad: el híper control, el
sobre esfuerzo y la concentración que requiere intentar tener un orgasmo juntos es caldo de cultivo
para el estrés y la ansiedad que hacen presencia en los encuentros sexuales. La
obsesión y el sobre control de las emociones provocan que nos inhibamos y que acabemos
pasándolo mal..
·
No abandono: No abandonarse es
igual a no disfrutar del encuentro sexual. Si tu mente y tu cuerpo está
pendiente de controlar tu placer para sintonizarlo con el de tu pareja y hacer que
este culmine a la vez es imposible abandonarse al goce que supone el contacto
de los cuerpos y los fluidos. Abandonarnos a nuestro placer significa disfrutar
de manera plena de lo que estamos viviendo.
·
Desesperación e
incertidumbre: es el sentimiento que acaba invadiendo a uno o los dos
miembros de la pareja cuando ven que uno de ellos ya está listo para despegar y
el otro no a empezado el camino. Es un bucle que se retroalimenta y conlleva a
la cadena de sentimientos que estamos señalando.
·
Insatisfacción: La
búsqueda por “llegar a la vez”, termina
siendo una situación dis placentera y estresante. La atención puesta en qué
está ocurriendo con el otro, y al mismo tiempo estar pendientes de las propias
sensaciones, no permite sentir placer y puede generar una disfunción sexual.
·
Falta de erección: tanto control de la
situación puede ocasionar que el hombre pueda llegar a tener alguna
dificultad en la erección, eyacular rápidamente o no eyacular. De manera que no
“juguemos” con esto.
·
Dejar de lubricar: La
tensión y presión producida por el sobre control de las sensaciones, puede
provocar que la mujer deje de lubricar
adecuadamente, sintiendo molestias o dolor en la penetración.
·
Fingir la respuesta
orgásmica:
Ante la imposibilidad de llegar al orgasmo a la vez que la pareja (esto le
suele ocurrir a las mujeres) muchas acaban por fingir su momento álgido para
que su chico en cuestión se sienta “feliz” de haber conseguido ¿qué? Esto trae
consigo otras consecuencias y es que la mujer se acaba habituando a simular sus
orgasmos para complacer el ego de su pareja y evitar la frustración que sería
para ambos el no llegar juntos al clímax. Y entonces ¿en qué se convierte un
encuentro sexual?
Muchas personas
sienten que el orgasmo simultáneo es lo ideal de un encuentro sexual. Es lo
mejor que les puede ocurrir. Piensan que si no lo consiguen significa que no
hay amor, que la pareja no se entiende, que no funciona, que no son el uno para
el otro. Es como la gran prueba de amor: “si
logramos tener un orgasmo simultáneo es porque nos amamos”. Esto ha quedado
claro que es un error.
No se trata de
aprender a orgasmear a la vez, sino
aprender a comunicarnos con nuestra piel, a abandonarse y disfrutar de las
sensaciones y emociones que la persona amada te produce, de las caricias, los
besos y la piel del otro.
Cada persona tiene su propia
forma de excitarse y también sus
tiempos para hacerlo y culminar, que casi nunca coinciden con los de la pareja.
Las energías debemos concentrarlas en ser más creativos, tener siempre activa
nuestra fantasía e imaginación y estar abiertos al aprendizaje.
Si concentramos nuestra atención en llegar a la meta, en controlar tiempos, en obtener logros, no
seremos capaces de disfrutar de los paisajes que nos ofrece el camino.
Lo importante no es que tengáis a la vez un orgasmo, esto no es lo más significativo ni
lo más satisfactorio, lo realmente importante es que ambos seáis capaces de
abandonaros y disfrutar de vuestros cuerpos, con todos los ingredientes que
decidáis.
Fdo.:
Raquel Díaz Illescas.
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