Hay besos que permanecen en algún rincón de
tu boca, en algún rincón de tu sexo, entre los pliegues de tu vientre, entre
los valles de tu cuerpo.
Hay besos que se quedan quietos, en silencio
y solo esperan, esperan tu boca húmeda, tu saliva gruesa.
Hay besos que mueren, que nacen en otras
bocas, en otros labios, en otros sexos.
Y ¿Cómo son mis besos?
Mis besos son de chocolate, de fresa y
también algunas veces de melocotón.
Mis besos son dulces, tiernos, apasionados, húmedos,
cálidos, calientes, sabios, inocentes, experimentados.
Mis besos tienen memoria y vulnerabilidad y
deseo…
Mis besos hablan y callan y silencian y
esperan.
Mis besos son como tus pensamientos, como la
saliva que tragas al contener tu emoción, como el nudo en tu garganta cuando me
piensas, como tu cobardía, como tu risa, como tus días sin mi, así son mis
besos, intensos, como lo soy yo.
Fdo. Raquel Diaz
Illescas.
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