lunes, 10 de agosto de 2015

Abrazo de oso


No necesito quererte, ni siquiera que tú me quieras para desear y necesitar que me abraces. Solo necesito que desees hacerlo y que en ese momento que tú lo hagas sientas que me quieres.

 En cada yema de tus dedos, en cada línea de la palma de tus manos, en los bordes de tus codos, en tus bíceps, en tus hombros, reside un abrazo de oso en el que desearía adentrarme….

 Abrazos de oso en las estaciones de tren, estómagos que se encogen, que se relajan, ojos que se cierran, miradas que se eternizan, fluidos  que fluyen,

Abrazos de oso que se silencian, que adivinan, que se esperan,

Abrazos de oso después de un concierto de piano y cuerda,

Abrazos de oso en la arena de la playa, en la arena de tu piel.

 Abrazos de oso entre las sabanas ajenas.

 Abrazos de oso que guardan caricias furtivas, deseos nunca expresados,

 Abrazos de oso que esperan bocas húmedas, sexos lubricados,

 Abrazos de oso cálidos, tiernos, comprensivos…

 Abrazos de oso para la autoestima, para la confianza, para sentir paz.

 Abrazos de oso donde se mece la memoria, donde se balancean las emociones.

 Abrazos de oso para el dolor, para el perdón, para el amor, para la pasión… Abrazos de oso para el adiós, para el reencuentro,

 Abrazos de oso que no se olvidan, que se desean, que se esperan, que se lloran, que se disfrutan.

 Abrazos de oso que buscan en la noche otros brazos a los que abrazar, otro cuerpo al que amar.

 Abrazos de oso que estremecen, que excitan, que protegen, que activan el deseo, que fortalecen el amor, que dan fuerza y energía, que rejuvenecen, que dan salud.

 Abrazos de oso donde habitan las lágrimas, los te quiero, los momentos de soledad… Abrazos de oso donde residen todos los silencios.

 Ahora, aunque no estés a mi lado, cierra los ojos y abrázame.

 
Fdo.: Raquel Díaz Illescas

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