miércoles, 24 de febrero de 2010

La pareja: cómo mejorar y mantener la satisfacción y el interés sexual.

 La sexualidad es un tema presente en la vida de las personas tanto si se practica o no, si se habla de ello o se silencia, si es motivo de goce y disfrute o de sufrimiento y tensión.


Tener una vida afectiva sexual satisfactoria es el deseo manifiesto de muchas personas; de otras sería simplemente no tenerla, que no les demandasen afectos, sexo; pero lo cierto es que a unos y a otros les inquietan o preocupan los encuentros sexuales con su pareja. Cada cual por diferentes motivos. Unos buscan solución y otros dejan pasar el tiempo, pero la sexualidad es de dos, aunque en determinados periodos de la vida, bien por una decisión propia, bien por circunstancias ajenas a la persona, aquella se disfrute y se viva de manera individual.

Sabido es que el interés por la sexualidad no es igual en todas las personas, afortunadamente. Son las mujeres las que normalmente manifiestan un bajo deseo de mantener relaciones sexuales con la pareja, y son ellos los que se quejan de la escasa frecuencia en que estas se producen.

Las causas son muy diversas, aunque muy comunes en todas las mujeres: no disfrutan de sus encuentros eróticos, no se excitan, no tienen orgasmos, los encuentros son siempre genitales en ausencia de caricias o besos, no hay muestras de cariño, no se sienten valoradas, no hay diálogo en su relación de pareja, los conflictos están muy presentes en la convivencia cotidiana, las muestras de cariño no se dan en la medida deseada; no se sienten queridas, valoradas, estimadas.

Por su parte los hombres también tienen que decir en su relación de pareja y sus muestras de afecto: “no me sale ser cariñoso, ni siquiera puedo acercarme para darle un beso” “cuando me acerco a ella lo que encuentro siempre es una negativa” “parece que estoy mendigando tener relaciones sexuales” “ella no pone de su parte” “yo siempre estoy dispuesto” “no sé qué es lo que quiere” “cuando intento hacerle algo diferente, de inmediato me dice que no” “estoy harto de que me diga que sólo pienso en lo mismo” “no soy ningún depravado” “yo también necesito cariño y sentirme querido y valorado”…

Es verdad que los hombres, por el hecho de ser hombres, llevan consigo la etiqueta de “estar pensando siempre en lo mismo y de interesarles solo una cosa: el sexo”; sin embargo, aun cuando sean estos normalmente los demandantes de encuentros sexuales, hay demasiados estereotipos y creencias en torno al sentir y a los deseos del género masculino, que por otra parte también ellos acaban siendo “víctimas” de los modelos sexuales imperantes en la sociedad del momento.

El problema no reside en que los hombres soliciten, sino que todavía hoy en la sociedad de la que formamos parte hombres y mujeres, se siga percibiendo el deseo de mantener relaciones sexuales como algo sucio, algo de lo cual avergonzarse, de lo que sentirse culpable, de lo que se debe silenciar y que forma parte de los vicios inconfesables…

Si tenemos interiorizado este concepto sobre la sexualidad, difícilmente podremos entender y comprender que una persona, en este caso el hombre, quiera, desee y haga intentos por mantener relaciones erótico sexuales con su pareja, pues para él, estas son sumamente placenteras, o debieran serlo. Claro que para muchas mujeres esto no es así, y como hemos dicho en otras ocasiones, es también producto de los modelos sexuales aprendidos. No se trata de culpabilizar a unos y a otras, sino de ver la forma de cambiar y aprender otras formas de vivir la sexualidad que resulten más placenteras, sin culpas, sin etiquetas.

En una relación de pareja sus miembros deben sentirse queridos, valorados y apreciados, y que la comunicación forme parte de su vida cotidiana; pero aun dándose todos estos ingredientes, las relaciones sexuales no son lo gratificantes que estos desearían. Vamos a ver qué condiciones son necesarias para tener y mejorar la vida sexual en pareja:

 Adquirir información básica sobre temas de sexualidad, que faciliten el ir desprendiéndose de los mitos y creencias en torno a los comportamientos y roles que hombres y mujeres deben mantener en sus relaciones sexuales.

 Métodos anticonceptivos: es importante tener información sobre el uso y la adecuación de utilizar un método u otro, tanto para prevenir embarazos no deseados como las enfermedades de transmisión sexual. Estos no tienen porque restar placer a las relaciones sexuales. La sexualidad se vive de forma más placentera sin riesgos.

 Películas y libros: ver juntos películas de contenido erótico, o compartir la lectura de algún libro. Si no gusta no hay porque forzar la situación, pero a veces estas se ven o se leen de forma separada porque se siente vergüenza de compartirlo con la pareja.

 La comunicación: la sexualidad también debe formar parte de los temas a tratar con la pareja. Si se abordan de manera normalizada no deberían ser vividos con ansiedad o miedo. Expresar los deseos, lo que nos gusta y lo que no nos gusta; la manera, el momento y la forma, son aspectos que deben integrarse en la comunicación con la pareja. ¿Por qué nos cuesta tanto decir lo que nos gusta? Es importante que la pareja conozca nuestros gustos y preferencias sexuales, y a veces si esto no se habla previamente se siguen manteniendo actitudes de uno u otro, o de los dos, que no son gratificantes. Es verdad que hay personas que encuentran grandes dificultades para expresar sus deseos por múltiples razones. Por esto la importancia de hacérselo saber antes de la relación sexual, ya que quizá sea más complicado durante el acto; para ello sería conveniente que ambos se sintieran cómodos hablando de estos temas. Esto no se consigue en dos días, pero la práctica hace el hábito. Esperar a que la otra parte de la pareja adivine qué es lo que nosotros deseamos o queremos, lleva al conflicto, pues adivinos de momento creo que no somos. Todo resulta más sencillo cuando hacemos partícipe a la pareja de lo que pensamos y sentimos.

 Conocer nuestro cuerpo: si no conocemos nuestro cuerpo, cómo siente, su sensibilidad, lo que nos molesta o lo que nos es indiferente, difícilmente podremos decirle a nuestra pareja qué, cómo, cuándo y dónde nos gusta que nos acaricie, nos bese; con qué intensidad debe hacerlo, qué debe decirnos o qué no para excitarnos, para disfrutar, para desear repetir, etc.

 Conocer el cuerpo de nuestra pareja: si sabemos qué cosas le gustan, cuáles no; qué le excita, o le es indiferente; cuál es la zona que más le gusta, cuál la más sensible; qué debemos decirle, qué no; su respuesta sexual, su desencadenamiento, etc. ambos disfrutaréis más y mejor. No se trata de jugar a “investigar”, e ir equivocándose continuamente, y recibir el rechazo de la pareja. No lo compliquemos tanto. Ser guiados es estupendo.

 Observar y observarse: preguntar al otro si se ha sentido bien. No para reprochar ni enjuiciar los sentimientos o actitudes del otro, sino para acercarse más a él/ella. Esto favorecerá la relación de pareja, afectiva y sexualmente.

 Despedir a la rutina: si la dejamos, si no se la mantiene a raya, la rutina se instala con todo el equipaje en la vida sexual de la pareja. Hacerlo a la misma hora, día, en el mismo lugar, utilizar los mismos gestos, afectos, caricias, suspiros, palabras, indumentaria, postura, silenciando lo que no gusta, no expresando lo que excita, etc. hace de los encuentros amorosos, momentos un tanto aburridos y de tránsito. Variar, sorprender, ser imaginativos, ocurrentes, sensibles, etc., suelen dar buenos resultados. No tengamos tanto miedo a la fantasía, a ser imaginativos, a sorprender.

 Educar la sensibilidad: sería sin duda otro aspecto a acompañar en la educación sexual, pues en muchas ocasiones es la ausencia de sensibilidad la que entorpece un encuentro satisfactorio. En las relaciones sexuales las palabras juegan un papel fundamental, como también lo hacen nuestros silencios. Es por lo que no debemos dejar de decir aquello que deseamos o queremos, sí dejar que las palabras se contagien de la ternura, del respeto y el buen gusto para expresar lo que sentimos.

 Apoyo profesional: si el problema reside en un inadecuado funcionamiento sexual, es conveniente abordarlo como se haría en cualquier otra situación. Hablarlo abiertamente, y buscar el apoyo, si fuera necesario, de un/a profesional. Vayamos desterrando tantos prejuicios, tantos dimes y diretes en torno a la sexualidad. La sexualidad debe ser vivida de forma placentera, y si no es así, la estabilidad emocional de la pareja se verá dañada. A lo largo de la vida vamos necesitando la ayuda de diferentes profesionales y también la sexualidad, parte integrante de nosotros, requiere de ese apoyo e intervención. Seamos maduros y busquemos esa ayuda en el momento preciso.


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

La pareja: el interés y la satisfacción sexual.

 La sexualidad es un tema presente en la vida de las personas tanto si se practica o no, si se habla de ello o se silencia, si es motivo de goce y disfrute o de sufrimiento y tensión. Fdo.: Raquel Díaz Illescas



Tener una vida afectiva sexual satisfactoria es el deseo manifiesto de muchas personas, de otras sería simplemente no tenerla, que no le demandasen afectos, sexo; pero lo cierto es que a unos y otros les inquieta o preocupan los encuentros sexuales con su pareja. Cada cual por diferentes motivos. Unos buscan solución y otros dejan pasar el tiempo, pero la sexualidad es de dos, aunque en determinados periodos de la vida, bien por una decisión propia, o por circunstancias ajenas a la persona, esta se disfrute y se viva de manera individual.

Sabido es que el interés por la sexualidad no es igual en todas las personas, afortunadamente. Son las mujeres las que normalmente manifiestan un bajo deseo de mantener relaciones sexuales con la pareja, y son ellos los que se quejan de la escasa frecuencia en que estas se producen.

Las causas son muy diversas, aunque muy comunes en todas ellas: no disfrutan de sus encuentros eróticos, no se excitan, no tienen orgasmos, los encuentros son siempre genitales en ausencia de caricias o besos, no hay muestras de cariño, no se sienten valoradas, no hay diálogo en su relación de pareja, los conflictos están muy presentes en la convivencia cotidiana, las muestras de cariño no se dan en la medida deseada; no se sienten queridas, valoradas, estimadas.

Por su parte los hombres también tienen que decir a su relación de pareja y sus muestras de afecto: “no me sale ser cariñoso, ni siquiera puedo acercarme para darle un beso”; “cuando me acerco a ella lo que encuentro siempre es una negativa”; “parece que estoy mendigando tener relaciones sexuales”; “ella no pone de su parte”, “yo siempre estoy dispuesto”; “no sé qué es lo que quiere”; “cuando intento hacerle algo diferente, de inmediato me dice que no”; “estoy harto de que me diga que solo pienso en lo mismo”; “no soy ningún depravado”; “yo también necesito cariño y sentirme querido y valorado”…

Es verdad que a los hombres, por el hecho de ser hombres, llevan consigo la etiqueta de “estar pensando siempre en lo mismo, y de interesarles solo una cosa: el sexo”; sin embargo, aún cuando sean estos normalmente los demandantes de encuentros sexuales, hay demasiados estereotipos y creencias en torno al sentir y a los deseos del género masculino, que por otra parte, también ellos acaban siendo “victimas” de los modelos sexuales imperantes en la sociedad del momento.

El problema reside no en que los hombres soliciten, sino que aún hoy en la sociedad de la que formamos parte hombres y mujeres, se siga percibiendo el deseo de mantener relaciones sexuales como algo sucio, algo de lo cual avergonzarse, de lo que sentirse culpable, de lo que se debe silenciar y que forma parte de los vicios inconfesables…

Si tenemos interiorizado este concepto sobre la sexualidad, difícilmente podremos entender y comprender que una persona, en este caso el hombre, quiera, desee y haga intentos por mantener relaciones erótico sexuales con su pareja, pues para él, estas son sumamente placenteras, o debieran serlo. Claro que para muchas mujeres esto no es así, y como hemos dicho en otras ocasiones, es también producto de los modelos sexuales aprendidos. No se trata de culpabilizar a unos y otros, sino de ver la forma de cambiar y aprender otras formas de vivir la sexualidad que resulten más placenteras, sin culpas, sin etiquetas.

martes, 16 de febrero de 2010

Curso de Libre Configuración

Centro de Estudios Universitarios de Talavera (CEU).
Fecha: miércoles, 24 y jueves, 25 de marzo de 2010.

"Sexualidades: una visión integral y placentera de la sexualidad".

JUSTIFICACIÓN

La sexualidad es una dimensión, una parte más de la vida de las personas, que nos acompaña desde el nacimiento y hasta la muerte, y que se vive y manifiesta en cada momento de la vida de manera diferente. No será lo mismo la sexualidad en la infancia, que en la adolescencia, que en la edad adulta, o en la vejez, dependerá de las experiencias vividas de cada persona, de su biografía personal.
Vivir la sexualidad como algo sano y normalizado, favorece el desarrollo tanto afectivo como físico del individuo. Esta importante dimensión del ser humano ha sido minimizada en nuestra sociedad, quedando olvidados aspectos importantes de la atención sexológica, tanto desde el punto de vista educativo, como clínico. En los últimos años, nuestra sociedad ha conseguido importantes cotas de bienestar, pero la sexualidad ha sido la gran olvidada.

La forma como se vive y manifiesta la sexualidad, es un factor muy influyente en los niveles de salud y de bienestar de las personas. Vivir y entender la sexualidad de forma placentera y saludable, hace que hombres y mujeres potencien su bienestar y seguridad personal; mientras que vivir la sexualidad con miedos, con ansiedad, con rechazo, en definitiva de una forma negativa, es siempre causa de malestar, generando muchas veces, problemas de salud, e influyendo negativamente en la forma como nos relacionamos con los demás.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS),: “La salud sexual es un estado de bienestar físico, psicológico y social en relación con la propia sexualidad, y no la mera ausencia de problemas, disfunciones o enfermedades en este ámbito”.
En este curso, se abordará en profundidad, la importancia de la educación integral en sexualidad, la influencia de los modelos de educación sexual que han regido durante siglos el comportamiento sexual de hombres y mujeres. Analizaremos, otras formas de vivir y sentir la sexualidad en las diferentes etapas de la vida, como en la vejez, o en las personas con discapacidad. Veremos diversidades sexuales, con propuestas de una sexualidad positiva, que nos permita vivirla de manera saludable y placentera.

OBJETIVO DEL CURSO
Entender la sexualidad, como una dimensión integral y placentera en la vida de las personas.

DESTINATARIOS:

Psicolog@s, trabajadores/as sociales, educadores/as sociales, terapeutas ocupacionales, personal relacionado con la educación, con la sanidad, universitarios/as, tod@s a quienes tengan interés por una formación integral en sexualidad.
CRÉDITOS A L@S ALUMN@S: 2 créditos.

INSCRIPCIÓN: 10 €
*si no necesitas los créditos, no tienes que abonar nada.

FECHAS: 24 y 25 de marzo de 2010

INFORMACIÓN Y MATRICULA: la matricula se realizará del 11 de febrero al 22 de marzo de 2010, ambos inclusive, en la Unidad de Gestión del centro de estudios Universitarios de Talavera de la Reina, de 09.00, a 14.00h.
o Teléfono: 925721010
o Correo electrónico:
nones65@arrakis.es

COLABORACIÓN

Concejalía de Bienestar Social e Inmigración del Ayuntamiento de Talavera.
Diputación Provincial de Toledo.

PROGRAMA

Miércoles, 24

10.00 h Inauguración.

10.30 h. Qué es la sexualidad: interiorización de modelos sexuales.
Ponente: Raquel Díaz Illescas.
Psicóloga. Terapeuta Sexual y de pareja.

12.00 h Descanso.

12.30 h Una sociedad coitocéntrica.
Ponente: Norma Emilia de Román Urtiz.
Psicóloga. Terapeuta sexual y de pareja.
Fundación Sexpol de Madrid.

17.00 h Sexualidad y género: una sexualidad igualitaria.
Ponente: Julián Fernández de Quero.
Psicólogo. Terapeuta sexual y de pareja.

Jueves, 25

10.00 h Sexualidad y afectos en la vejez.
Ponente: Félix López Sánchez.
Catedrático de la sexualidad.
Universidad de Salamanca

12.00. Descanso.
12.30 h Diversidades sexuales
Ponente: Mª Ángeles Pozuelo Gómez.
Psicóloga clínica.
Hospital de Parapléjicos. Toledo.

17. 00 h Sed de piel: feminizar el futuro?
Ponente: Manuel Lucas Mateu.
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
Terapeuta sexual y de pareja.
Fdo.: Raquel Díaz Illescaas.

martes, 2 de febrero de 2010

Qué es enamorarse.

"...Es desear intensamente a la persona amada, es carecer de voluntad, es dejarse arrastrar, es desear que llegue mañana para verte, escucharte, acariciarte…”

Enamorarse es olvidarse de los tiempos pasados, es vivir el presente intensamente y fantasear futuros inciertos,


Enamorarse es sonreír cada mañana al despertar, es cerrar los ojos con la persona amada,

Enamorarse es carecer de voluntad, ni necesitarla y suspirar por nunca tenerla,

Enamorarse es dar permiso a la razón para acoger con fuerza al corazón,

Enamorarse es abandonarse a los días, es dejarse arrastrar y balancear por los sentimientos,

Enamorarse es sentirse loco y gozarlo, es haber perdido el juicio y toda razón,

Enamorarse es desear a la persona amada, sus besos, sus caricias, sus abrazos, sus te quieros…
Enamorarse es vivir el riesgo desde el deseo, desde el placer, desde la convicción de que es lo más maravilloso vivido,

Enamorarse es mostrarse desnud@ ante la persona amada, es exponerse, es dejarse hacer, llevar…
Enamorarse es abandonarse al deseo,

Enamorarse es dar elocuencia al verbo, es sentirse poeta en los labios del/la mad@,

Enamorarse es sentir un pellizco en el estómago cuando no responde al teléfono, cuando no sabes de é/ella,

Enamorarse es disfrutar los silencios, es dibujar sonrisas, gestos, besos, miradas,

Enamorarse es no olvidar el teléfono, es buscar cualquier rastro con su nombre, con su voz,

Enamorarse, es olvidarse de que el mundo gira,

Enamorarse es silenciar el nombre de la persona amada, es querer gritar su nombre,

La persona enamorada necesita escuchar la voz de su amad@, sentir sus caricias, con los ojos cerrados, o con la mirada atenta.

El presente se muestra como futuros compartidos,

Los enamorados, disfrutan comunicándose, lo de menos es el qué.

La persona enamorada, se instala en un tiempo mágico, irrepetible, inexplicable para los ojos que le miran; un tiempo que se detiene y que se resiste a que sea diferente.

La persona se enamora sin la razón, se enamora de alguien que va dibujando, construyendo a su deseo,


Las personas se enamoran, no siempre de aquellas con las que podrán gozar y disfrutar aquello de lo que han fantaseado y alimentado: las caricias, los besos, encuentros eróticos, así como el caminar juntos de la mano, salir a cenar o a comer; asistir a una conferencia o a un acto social.
Los enamorados se hablan, escuchan, miran, pero no siempre pueden mirarse o acariciarse, y sin embargo se siguen amando, en ese espacio construido en el que van creando su propio mundo, con sus emociones, con sus proyectos o sin ellos.

Y es que el ser humano, sin pensar si puede o no hacerlo, se enamora y no siempre de la persona con la que podrá compartir momentos maravillosos, esto sería lo deseable. El amor no se busca, o sí, y quizá es cuando no se encuentra; pero cuando el enamoramiento surge, queriéndolo o no, los enamorados impregnan su voluntad, por el deseo de no quererse perder lo que están viviendo, aunque esta experiencia acabe formando parte del os recuerdos silenciados.

Pero, cuánto tiempo puede el/la enamorad@ vivir y alimentar su deseo, la pasión por la persona amada?
Cuánto tiempo puede vivir el deseo sin ser consumado, alimentándose de deseo?

No hay respuesta para esto, o al menos no en la columna de hoy. Posiblemente, ni siquiera la persona enamorada la tenga ni quiera planteársela.

La esperanza y la desesperación, son dos sentimientos que acompañan en este proceso a la persona enamorada. La esperanza crece cuando se está enamorad@,, a veces sin medida, a veces a espaldas de los enamorados...

No siempre en el enamoramiento son dos los que piensan en proyectos de futuro; en acciones compartidas; en predicciones y promesas utópicas, en amores eternos....

Existen relaciones en las que hay un enamorado y otro que vive ilusionado. Ambos son poseedores de un estado de activación intenso que les hace olvidarse del resto del mundo. Diferenciar la línea que separa la ilusión del enamoramiento no siempre es fácil, como tampoco definible.

Compartido o no, alguien dijo una vez: “Siento que estoy enamorado, cuando no quiero ser una persona independiente”.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

Enamorarse desde la madurez emocional.

Más allá de la curva del camino quizás haya un pozo, y quizás un castillo,o quizás sólo la continuación del camino.No lo sé ni pregunto.Mientras voy por el camino antes de la curvasólo miro el camino antes de la curva,porque no puedo ver más que el camino antes de la curva.De nada me serviría estar mirando para otro ladoy para aquello que no veo.Que nos importe sólo el lugar donde estamos.Hay suficiente belleza en estar aquí y no en otra parte.Si alguien hay más allá de la curva del camino,que se preocupen ellos de lo que hay más allá de la curva del camino.Ése es su camino.Si tenemos que llegar allí, cuando lleguemos lo sabremos.Pero ahora sólo sabemos que allí no estamos.Aquí sólo hay el camino antes de la curva, y antes de la curva,el camino sin curva alguna.
Fernando Pessoa

Pessoa escribió poemas tan maravillosos como el anterior; sin duda, este podría ser un canto al amor, al enamoramiento; no del convencional, quizá no de ese enamoramiento que nos separa del equilibrio emocional, y nos arrastra sin piedad en los lodos de la pasión, sino de un amar maduro y experimentado, que se sabe paciente para disfrutar el aquí y ahora, para no adelantarse al tiempo, para no desgastar los momentos futuros, para dar libertad a la persona amada, para respetar sus tiempos, sus silencios.

Da igual lo que haya más allá o más acá, lo que ocurra dentro de unas horas o lo que pueda suceder mañana, lo que importa es lo que vivimos ahora, lo que gozamos en cada minuto que pasamos con la persona amada.

Perdemos tanto tiempo mirando y pensando qué habrá más allá de la curva, que olvidamos disfrutar del camino antes de llegar a la curva.

Enamorarse es un patrimonio que nos pertenece en periodos de nuestra vida. Nadie nos dice cuándo será nuestro, ni de dónde vendrá, ni tan siquiera si podremos y sabremos acogerlo, sin que nos duela si decide marcharse o decidimos que se vaya.

El tiempo que se queda nos pertenece, si así queremos que sea, disfrutándolo intensamente, sabiéndonos amad@s y querid@s, o sufriendo por un día que no sabemos si vendrá ni cómo lo hará.

Alimentamos el deseo cuando estamos con la persona amada, y también cuando no la tenemos, cuando la imaginamos, cuando la dibujamos en cada rostro, en otra mirada.
Deseamos escuchar su voz, sus palabras enamoradas; deseamos que nos bese, acaricie, que nos regale su alma.

No nos enamoramos de quien queremos, ni tampoco de quien podemos, nos enamoramos de quien nos enamoramos, sin más cuestiones, sin más enredos.
Enamorarse no tiene edad, pero si experiencia, que nos permite, algunas veces, querer y saber disfrutar de momentos presentes.

El amor si duele, quién dice que no?; pero hay que intentar que no sangre, que no se infecte, que seamos capaces de vivirlo sin vendas que nos opriman, siendo esclav@s libres.

Enamorarse está repleto de sentimientos contrariados, de emociones intensas que olvidan la razón en cada gesto, en cada susurro; pero también enamorarse es sentirse especial, es querer vivir lo que está sucediendo en ese momento que es tuyo, que es único e irrepetible.
Nosotr@s y solo nosotr@s podemos elegir vivir intensamente lo que tenemos en cada instante, en cada momento, o pensar que habrá al otro lado de la curva, si es que existe alguna curva.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.