lunes, 7 de octubre de 2013

Emociones virtuales


...Sin unos ojos a los que mirar, sin una piel que acariciar, sin un perfume del que impregnarse, sin un cuerpo al que acercarse, sin oídos a los que susurrar, sin una voz a la que escuchar y unos labios a los que saborear, en la yema de los dedos caminan sobre un teclado las emociones más básicas y también las más intensas que puede experimentar el ser humano...

Deseo, pasión, enamoramiento, alegría, emoción, ternura, frustración, tristeza, soledad, compañía, excitación, esperanza, inquietud, nerviosismo, ansiedad, inseguridad, satisfacción, ilusión,  fantasía...

Emociones que se van deslizando en un  espacio cibernético, donde la palabra escrita va alimentando, intensificando y transformando las emociones de quienes buscan en la red afectos, compañía, pareja, citas, pasar el rato o simplemente intercambiar fluidos corporales.

Un espacio donde cada palabra lleva de la mano una emoción, un sentimiento o deseo.
Un espacio donde la palabra escrita se hace protagonista; donde las imágenes se sueñan e idealizan.
Un espacio donde el “hola” y el “adiós” no siempre se encuentran;
Un espacio de espera, de intuición, de equívocos...
Un espacio donde la realidad se crea a capricho; donde los prejuicios se deslizan en cada “intro”.
Un espacio de silencios,
Un espacio para la esperanza, la ilusión, la fantasía y para la imaginación;
Un espacio en el que las emociones se transforman de un día para otro.
Un espacio donde hoy te amo y te deseo y mañana te ignoro.
Un espacio para el “mercadeo” de perfiles.
Un espacio donde la lealtad no encuentra cobijo.
Un espacio donde el concepto de “fidelidad” se transforma y la “infidelidad” se ignora.
Un espacio ausente de despedidas.
Un espacio para el anonimato, para la diversidad, para todos, aunque no todos consigan lo que desean ni lo que buscan.

Sin permiso ni si quiera decoro; con identidad propia o en el cajón de los miedos y de” los prejuicios escondidos”, millones de personas se asoman a una ventana cibernética con un perfil propio o soñado en el que se van dibujando los deseos y esperanzas de quienes esperan ser encontrados...

Color de ojos, pelo, estatura, profesión, estado civil, hijos, mascotas, estudios, deseos, intereses y una imagen de alguien que espera ser atractiva e interesante para esa persona que en tantas ocasiones ha imaginado.


Gran parte de nuestra vida la pasamos buscando ser queridos, amados, deseados y valorados, aunque a veces es verdad que el camino que elegimos para conseguirlo no sea el más adecuado.

Y es que cuando  la necesidad emocional se hace compañera de viaje la “búsqueda” se torna impaciente, y la frustración no se deja esperar demasiado.

Un nuevo concepto de relaciones interpersonales, afectivas, amorosas y/o sexuales, se dibuja en el gran atlas emocional  de las redes sociales. Páginas por las que navegar y poder conocer personas con intereses comunes o dispares; hacer amigos o tener citas casuales o con continuidad; con quien intercambiar experiencias, páginas en las que a veces la soledad se ausenta y surgen los afectos tan buscados, incluso en ocasiones el amor.

Y al otro lado ¿Quién hay?

Personas con formación universitaria o sin ella; personas que desean encontrar amigos con los que poder salir; personas que se sienten solas porque están solas, y las que así lo sienten estando acompañadas; quienes solo quieren pasar el rato, quienes buscan emociones nuevas; personas que desean encontrar pareja con la que compartir un proyecto de vida, quienes solo desean sexo y quienes se asoman simplemente para sentirse acompañados y/o queridos. Personas que desean ser encontradas.

Y yo me pregunto y te pregunto a ti ¿son las redes sociales un recurso bueno, ideal y fácil para encontrar pareja? ¿Para no sentirse solo?

Fdo.: Raquel Díaz Illescas

Fdo.: Raquel Díaz Illescas