viernes, 25 de diciembre de 2009

Cómo nos comunicamos, cómo nos relacionamos sexualmente.

Hemos hablado en diferentes ocasiones de la importancia de la comunicación en las relaciones personales, en la de pareja, y cómo influye esta en el establecimiento de los encuentros sexuales.

Erróneamente el sexo, la sexualidad, los encuentros eróticos amorosos, se han concebido como algo animal, como instintos que deben ser saciados lo antes posible. Pero lo cierto es que esto no deja de ser una idea errónea, y que trae consigo el malestar de la pareja, y muchos conflictos que podrían evitarse si aprendiéramos a comunicarnos de manera armónica.

La comunicación es uno de los objetivos de la sexualidad, y cuando este no se cumple, es probable, o muy posible que la pareja se vea dañada. Es importante tener en cuenta algunos aspectos cuando nos comunicamos con nuestra pareja:
-Respeto: esta es la clave de la comunicación: respetar al otro tal cual es. Cuando el respeto se ausenta, lo hacen también los límites y la sexualidad se ve altamente dañada.

-No olvidarnos que cada uno somos una persona individual, un todo (no una media naranja), que siente y piensa por si misma; que tiene deseos, ilusiones, y miedos, lícitos o ilícitos, pero son los suyos.

-Permitir la expresión: como hemos dicho, cada persona somos un mundo. No todos nos expresamos igual, ni con la misma fluidez. Hay quienes necesitan más tiempo para comunicar lo que nostros diríamos en dos palabras; hay quienes dicen lo que dicen y de la manera que lo dicen, porque no saben hacerlo de otra manera, pero por ello no dejan de sentir, opinar, y pensar. Permitamos que cada miembro de la pareja tenga la libertad de hacerlo como pueda, quiera o desee.

-Escuchar mirandole/la a los ojos, sin ridiculizar sus expresiones con gestos o sonidos onomatopéyicos. Lo importante no es estar de acuerdo en lo que uno y otro piensen o sientan, sino en que ambos puedan expresarlo libremente. Resulta muy positivo hacer sentir a tu pareja que lo que está diciendo te importa, te interesa, aunque no sea ninguna de estas dos.
-No insultar: el insulto es un gesto grosero, que descalifica a la persona, que no muestra nada positivo de la misma. Olvidemos aquello de “lo dije en un momento de acaloramiento. No lo pensaba”. Seguramente la persona que recibió los mismos, es muy posible que no los olvide, aunque acabe disculpándole. Piense siempre que usted puede que no de importancia a palabras mal sonantes dichas en un momento de exaltación, pero probablemente, su pareja no las olvide. Aunque se discrepe, es importante hacer uso de un lenguaje no hiriente.

Cuando se han dicho demasiadas palabras malsonantes, lo que menos se desea es ser acariciad@ por su transmisor. La grosería no es compatible con los encuentros amorosos, solo cuando esta es expresada en momentos eróticos.

-Confianza: si no confiamos en nuestra pareja, la comunicación se irá reduciendo a lo meramente imprescindible.

- Humillar o ridiculizar en presencia de otras personas: esta es una práctica muy al uso de algunas parejas. Exponen al grupo los trapos sucios del/la compañero, haciendo burla de ello. Todos participan de la burla, menos la persona que se siente humillada y ridiculizada ante el grupo. Estas prácticas no hacen sino crear inseguridades en la persona, nada positivas para la sexualidad.

-Necesidades afectivo sexuales: la forma que tenemos de expresar y entender la sexualidad, es sin duda uno de los muchos motivos que contribuyen para que los encuentros sexuales no se den con la frecuencia que algunas personas desearían, ni en la forma que otras esperan. Hombres y mujeres demandan sus relaciones sexuales como han aprendido a hacerlo, no como desearían.

Como hemos visto, hay muchos aspectos que no propician el acercamiento sexual hacia la pareja, pues la sexualidad, es para ser vivida y disfrutada con alguien a quien deseas, alguien que te haga sentir especial, que te refuerce, que te escuche, alguien a quien le importes, que te quiera y que te respete. Esto no es imposible, solo tenemos que aprender a comunicarnos, simplemente de otra manera.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

domingo, 20 de diciembre de 2009

El Deseo (y II)

"Deseo, viejo árbol que se sirve del placer para nutrirse", decía Baudelaire

Que la sexualidad es una parte esencial en la vida de las personas (solas o en pareja), lo hemos reiterado en diferentes artículos. Cómo nos relacionemos con nuestro cuerpo, influirá también en cómo nos relacionaremos con nuestra pareja, con nuestras emociones.

Las experiencias placenteras las vinculamos al deseo, a la búsqueda de ser repetidas; lo mismo hacemos con lo que no nos gusta, con lo que nos causa desazón, lo evitamos y sentimos malestar y ansiedad si lo hacemos. Los encuentros sexuales, para que sean deseados, precisan haber sido placenteros, gozados. Y es que la sexualidad no es para todas las personas sinónima de placer. El deseo se encuentra muy vinculado a las emociones.

Como ya veíamos en el artículo anterior, la relación que tenga la pareja va a ser determinante para que exista presencia o no de deseo entre sus miembros. La comunicación es un factor determinante e influyente en el deseo, y sin duda, esta es la que antes se ve dañada.

El deseo sexual ha de verse con relación a varios factores, entre los que cuentan, evidentemente, aquellos que tienen una incidencia orgánica directa. Tales factores a tener en cuenta son, entre otros, los siguientes:

 Ausencia de fantasías sexuales: las fantasías sexuales son un recurso o herramienta fundamental en la sexualidad, solos o en pareja. Estas facilitarán el abandono.

 Ideas negativas respecto del placer sexual: la educación sexual recibida será clave en la vivencia de la sexualidad. Si se entiende el placer desde la moral, como algo pecaminoso, con culpa o miedos, las relaciones sexuales no se vivirán de forma satisfactoria.

 Pensamientos negativos de nuestra pareja sexual: no podemos desear algo que percibimos como negativo, ya que interiormente sentiremos rechazo hacia esa persona.

 Vivencia desagradable de la conducta sexual: si no disfrutamos de nuestros encuentros sexuales, no desearemos volver a repetirlos.

 La masturbación: resulta una actividad saludable, cuando estamos a solas o cuando vivimos en pareja. Si no conocemos nuestro cuerpo, no seremos capaces de disfrutar de él, ni en solitario ni en compañía.

 Relaciones sexuales sin ganas: acaban siendo relaciones por débito, compromiso o por miedo a la pérdida de algo, lo que no favorece relaciones sexuales placenteras, para ninguno de sus miembros.

 Posibilidad de que la pareja no guste: los años de convivencia llevan a algunas personas al abandono de su imagen personal, y la consiguiente falta de deseo de uno de sus miembros por el otro.

 Utilización de técnicas sexuales que producen desagrado, asco o enojo: el expresar lo que nos gusta o disgusta facilita unas relaciones sexuales placenteras, el silencio puede provocar la ausencia de deseo.

 Peligros respecto del placer sexual: forman parte de los mitos y creencias que llevan a vivir la sexualidad, el placer con miedos.

En cualquier caso, es importante que la pareja analice y se pregunte cómo son sus relaciones sexuales, qué tipo de juegos llevan a cabo, cómo se acarician, cómo es su comunicación sexual, si se expresan lo que les gusta o lo que no, sus preferencias, si disfrutan de sus encuentros eróticos sexuales, etc. No se trata de buscar culpables, sino soluciones.

Romper con las rutinas sexuales, es una de las tareas más complicadas. Los comportamientos estereotipados que muchas veces se establecen en los encuentros amorosos, resultan difíciles de cambiar, aunque no sean del todo satisfactorios. Los masajes, aceites, olores, luces, lugares nuevos, ropa íntima, y todo lo que consiga hacer que lo sintamos al mismo tiempo que nuestra pareja, podría ser un buen comienzo. No olvidemos que las reglas en la cama las ponen las personas implicadas, por lo tanto no hay nada establecido; de hecho el problema es precisamente que caigamos en hacer siempre lo mismo. No es necesaria la búsqueda de afrodisíacos, ya que el mayor estimulante es nuestra propia imaginación.

Dejar a un lado miedos, temores, ideas irracionales y moralistas sobre la sexualidad, nos puede llevar a experimentar y disfrutar de nuestra sexualidad, dejando que la respuesta sexual siga su curso.


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

El Deseo (I)


Desear es un verbo que se conjuga en infinitivo, que vivimos en gerundio, y que esperamos sea participio.


La falta de deseo es sin duda uno de los motivos que llevan a las parejas a la consulta de un/a terapeuta sexual.


A mediados del siglo XX la pareja Masters y Johnson saltó a la fama con su revolucionario libro “La Respuesta sexual humana”. Sin duda estos fueron los pioneros de la investigación sexual, y fruto de sus trabajos, determinaron cuatro fases en la respuesta sexual humana: excitación, meseta, orgasmo y resolución. Pero fue la científica y terapeuta Helen Kaplan, quien advertiría de una primera fase previa a las enunciadas por Masters y Johnson, El Deseo.


Sin duda el deseo es un aspecto fundamental para cualquier encuentro erótico sexual. Sin deseo, las relaciones sexuales se convierten en encuentros obligados, rutinarios, por débito.


Nuestro estado de ánimo, lo que nos guste o nos vaya dejando de gustar de nuestra pareja, su olor, sabor, tacto, el uso que hagamos de las fantasías sexuales, cómo se encuentre nuestra autoestima, la comunicación que tengamos con la persona amada, lo que disfrutemos o no de estos encuentros, y por supuesto los elementos culturales… todos ellos serán aspectos o factores que facilitarán o dificultarán nuestro deseo para mantener una relación sexual placentera.


Es verdad que a pesar de la importancia que tiene el deseo en las relaciones sexuales, no cuidamos lo suficiente los aspectos anteriormente mencionados, parapetándonos en aquello de que el sexo debe ser espontáneo, natural y esas situaciones que acaban en desastre.


El deseo sexual hipo activo, está presente en el día a día de muchas mujeres, manifestando éstas, una falta de interés por el sexo, ausencia de fantasías en sus relaciones, y la demora o disminución de los encuentros afectivos sexuales.


Evitar cualquier acercamiento que conlleve mantener relaciones sexuales, es un hecho muy experimentado por algunas mujeres. Este rechazo o evitación acaba produciendo malestar en la convivencia de la pareja y sufrimiento para ambos miembros: uno porque desea mantener relaciones sexuales, y el otro por la ansiedad que esto le produce.


Las causas, como ya hemos indicado, pueden ser muy diversas. Así mismo, cuando la mujer no disfruta de las relaciones sexuales, siente malestar general, somatizando en ocasiones estos encuentros que pueden venir motivados por un problema de excitación o de anorgasmia, situaciones que no invitarán a repetir los encuentros, y sí a aumentar los problemas con la pareja.


La frecuencia de las relaciones sexuales estaría marcada en una pareja armónica por el deseo de ambos miembros, aunque lógicamente no tiene por que ser el mismo en todas las personas, independientemente de su sexo biológico, mediando así los acuerdos que cada pareja tenga establecidos. Pero no ocurre lo mismo con las parejas en que uno de sus miembros (1) tiene un deseo sexual hipo activo o inhibido, eso que comúnmente se dice “que nunca le apetece”, pues esta inapetencia de uno de ellos, genera desavenencias, pues el/la que desea, no deja de hacer intentos por conseguir lo deseado, percibiendo estos rechazos, como algo personal, sintiéndose frustrado. La persona con menos deseo, cede por obligación, y acaba reduciendo sus relaciones sexuales a encuentros que debe mantener, adoptando un “rol de espectador/a”, donde se deja hacer sin implicarse, no disfrutando de ellas, y esperando que su pareja acabe pronto, se duerma y le deje tranquila hasta la siguiente, que espera sea lo más tarde posible.


Esta situación acaba formando parte de un círculo vicioso, donde se genera mucha frustración y rabia, y donde la comunicación entre sus miembros es cada vez más difícil.


Con este panorama emocional, el deseo sexual acabará siendo inexistente, por lo que las relaciones sexuales de la pareja no serán temidas, solo en este caso, por la mujer sino también por el hombre, que se sentirá frustrado en cada intento de acercamiento.


Como hemos visto, y como sabemos, muchas parejas viven sus encuentros sexuales con ansiedad, miedo y frustración. Cada uno a su manera, intenta pensar que se solucionará, o que esto debe ser propio de cada sexo, y ambos siguen sin disfrutar y gozar de una vida sexual satisfactoria. Se quedan en el lamento, la resignación, y en el peor de los casos en la frustración; pero lamentablemente las cosas no se solucionan solas, y precisamos, al igual que cuando sentimos cualquier dolencia, acudir a un/una profesional con experiencia en la materia, olvidándonos y despojándonos de tantos prejuicios sociales que condicionan nuestra vida afectiva y sexual.


Nos queda todo un año por delante: lo deseable sería poderlo vivir con una sexualidad positiva, placentera. Son muchos días para disfrutar y solo necesitamos ponerle a nuestro deseo, la acción.




Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Curso de Sexualidad en la Vejez: garantía de salud

Hoy día 25 de noviembre, da comienzo el curso "Sexualidad positiva: garantía de salud".


JUSTIFICACIÓN DEL CURSO:


La figura del cuidad@r está cobrando un especial protagonismo en la vida de nuestros mayores, unas veces en el ámbito residencial, y la mayoría de ellas en su propio domicilio. Es por esto, que se hace necesaria la formación en áreas relacionadas con la salud corporal y emocional, sin dejar a un lado un aspecto vivo en nuestros mayores: su sexualidad.
La educación en sexualidad, debe ser un aspecto a tener en cuenta en la formación de los profesionales que van a tratar con personas mayores.


La sexualidad en la vejez es una garantía de equilibrio, salud y una constante lucha contra el aislamiento a favor de la integración social.


DOCENTE
Raquel Díaz Illescas. Licenciada en Psicología. Terapeuta sexual y de pareja.


DESTINATARIOS
-Trabajadores/as sociales; Educadores/as Sociales; terapeutas ocupacionales; Psicolog@s; Enferemer@s; Auxiliares de ayuda a domicilio; Asociaciones; y a todas las personas interesadas en todos los aspectos que intervienen en el bienestar de las personas con movilidad reducida.


DURACIÓN DEL CURSO
*Duración: 63.h.
-Contenidos teóricos: 26h.
-Contenidos Prácticos: 34h.
-Evaluación: 3h.


LUGAR:
Fundación Iniciativas de Futuro de Castilla la Mancha
Academía FORUM. Talavera de la Reina.


OBJETIVO
-Analizar nuestras actitudes hacía la sexualidad.
-Definir la Salud sexual desde el punto de vista individual y relacional.
-Describir tabúes y estereotipos relacionados con la sexualidad/discapacidad.
-Conocer el desarrollo de la sexualidad en la vejez


CONTENIDOS TEÓRICOS:1. Concepto de Sexualidad
2. Factores sociales entorno a la sexualidad yla discapacidad..
3. Salud y Sexualidad
4. Sexualidad y Vejez
5. La Afectividad
6. Las Emociones
7. La Autoestima.
8. La Educación sexual durante la vejez.


CONTENIDOS PRÁCTICOS
Dinámicas de grupo en las que se pongan de manifiesto los mitos y tabúes en torno a la sexualidad en la vejez.
Técnicas de roley play donde l@s alum,n@s se acaricien de forma natural.
Discusión en el aula sobre el concepto de sexualidad.
Visita a centros/ residencia de mayores.
Videos.


Fdo.: Raquel Díaz Illescas

martes, 13 de octubre de 2009

Declaración Universal de los Derechos sexuales

LA SEXUALIDAD es una parte integral de la personalidad de todo ser humano. Su desarrollo pleno depende de la satisfacción de las necesidades humanas básicas como el deseo de contacto, intimidad emocional, placer, ternura y amor.

LA SEXUALIDAD se construye a través de la interacción entre el individuo y las estructuras sociales. El desarrollo pleno de la sexualidad es esencial para el bienestar individual, interpersonal y social.

Los derechos sexuales son derechos humanos universales, basados en la libertad inherente, la dignidad y la igualdad de todos los seres humanos. La salud sexual es un derecho fundamental, y por lo tanto debe ser un derecho humano básico. Para asegurar que los seres humanos y la sociedad desarrollen una sexualidad saludable, es necesario reconocer, promover, respetar y defender unos derechos, en todas las sociedades y de todas las formas posibles. La salud sexual es el resultado de un ambiente que reconoce, respeta y ejerce estos derechos sexuales.
LOS DERECHOS SEXUALES DEBEN SER RECONOCIDOS, PROMOVIDOS, RESPETADOS y DEFENDIDOS POR TODAS LAS SOCIEDADES CON TODOS SUS MEDIOS.
La salud sexual es resultado del reconocimiento y respeto de los derechos sexuales:

1. El Derecho a la Libertad sexual
La libertad sexual, abarca la posibilidad de las personas a expresar su sexualidad. Se excluye todas las formas de coerción sexual, explotación y abuso en cualquier periodo y situación de la vida.

2. El Derecho a la Autonomía Sexual, Integridad y Seguridad Sexual
Incluye la capacidad de tomar decisiones autónomas sobre la vida sexual, dentro de un contexto de la propia ética personal y social. También incluye el control y disfrute de nuestros cuerpos, libres de tortura, mutilación y violencia de cualquier tipo.

3. El Derecho a la Privacidad Sexual
Derecho a expresar las preferencias sexuales en la intimidad, siempre que estas conductas no interfieran en los derechos sexuales de otros.

4. El Derecho a la Equidad SexualEste derecho se refiere a la oposición a todas las formas de discriminación, por razones de sexo, género, orientación sexual, edad, raza, clase social, religión o discapacidad física, psíquica o sensorial.
5. El Derecho al Placer SexualEl placer sexual, incluyendo el autoerotismo, es una fuente de bienestar físico, psicológico, intelectual y espiritual.
6. Derecho a la Expresión Sexual Emocional
La expresión sexual es más que el placer erótico en los actos sexuales. Cada individuo tiene derecho a expresar su sexualidad a través de la comunicación, el contacto, la expresión emocional y el amor.

7. El Derecho a la Libre Asociación SexualSignifica la posibilidad de casarse o no, di divorciarse y establecer otros tipos de asociaciones sexuales.
8. El Derecho a tomar decisiones reproductivas libres y responsables
Derecho a decidir sobre tener descendencia o no, el número y el tiempo entre cada uno y el derecho al acceso a los métodos de la regulación de la fertilidad.


 
9. El derecho a la información basada en el conocimiento científicoLa información sexual debe ser generada a través de un proceso científico libre de presiones externas, y difundido de forma apropiada en todos los niveles sociales.

10. El derecho a la educación sexual comprensiva
Este es un proceso que dura toda la vida, desde el nacimiento y debería involucrar a todas las instituciones sociales.
11. El derecho a la salud sexualEl cuidado de la salud sexual debería incluir la prevención y el tratamiento de todos los problemas, preocupaciones y trastornos relativos a la sexualidad.
L
OS DERECHOS SEXUALES SON DERECHOS HUMANOS FUNDAMENTALES Y UNIVERSALES

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

jueves, 1 de octubre de 2009

Causas de la eyaculación retardada o aneyaculación.

 Controlar la eyaculación ha sido y sigue siendo una de las preocupaciones del hombre en los encuentros sexuales. Para algunos, el momento preciso de la eyaculación se convierte en la preocupación predominante, y esto puede derivar en angustia.

La eyaculación retardada es mucho menos frecuente que el de la eyaculación precoz, y se presenta como su antítesis clínica. El hombre con eyaculación retardada suele presentarse con un componente de malestar mucho mayor que el aquejado de eyaculación precoz. A menudo llega a consulta inmerso en un incipiente cuadro de ansiedad. La eyaculación retardada se manifiesta con diferentes grados en cada hombre. El esfuerzo realizado para llegar a eyacular, lo lleva a una situación de malestar y tensión en cada encuentro.

Otros no consiguen nunca eyacular durante el coito, o en presencia de su pareja, de forma que suelen hacerlo con posterioridad utilizando la masturbación como último recurso, o único.

Como hemos visto, la eyaculación retardada con aneyaculación, produce mucho sufrimiento y ansiedad en algunos hombres en sus relaciones sexuales. Las causas de esta disfunción pueden ser diferentes, como lo es su tratamiento.

Causas orgánicas: vienen dadas por intervenciones quirúrgicas de la próstata, de las vías urinarias, o de algunos medicamentos (en particular los neurolépticos).

Las causas pueden ser también psicológicas: depresión, trastornos de ansiedad, fobia sexual, trastornos obsesivos, etc.

Y también pueden ser de origen social, que son la mayoría: un mal aprendizaje de la sexualidad.

Dependerá de la causa, así será el tratamiento y el/la profesional que lo trate, algunas veces, aún siendo su origen orgánico, es recomendable la intervención de diferentes profesionales expertos.

A menudo la aneyaculación viene acompañada de anorgasmia, lo que suele llevar al hombre a una falta de motivación para las relaciones sexuales.

El hombre que sufre esta situación, vive un estado de ansiedad y exigencia que suele agudizar el cuadro. Está muy pendiente de “si va a terminar o no”, y esto le impide relajarse y disfrutar del encuentro amoroso.

El híper control en todo aquello que llevan a cabo, suele ser una característica común en estos hombres, a quienes les cuesta dejarse llevar por las sensaciones placenteras, estando más pendientes de llegar a la meta que de disfrutar en el camino.

Si somos capaces de vivir y disfrutar de nuestra sexualidad, no como un fin para alcanzar el orgasmo, sino como un medio, viviremos los encuentros amorosos de manera placentera, sin miedos ni angustias que nos condicionen nuestra vida afectiva y sexual.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.
























La eyaculación retardada o aneyaculación

 Atendiendo a la petición de un lector, dedico hoy este artículo a un tema que preocupa a muchos hombres.



Hemos hablado de cómo influyen los diferentes modelos de educación sexual en la forma y manera en que se vive la sexualidad, y cómo a pesar de la gran revolución sexual producida a lo largo del siglo XX, al género masculino se le sigue cargando con la responsabilidad, no solo de su placer, sino el de hacer llegar al clímax a su pareja, provocando en muchos hombres ansiedad, tensión y mucho sufrimiento, no siempre compartido y sí muchas veces silenciado.


De la mujer no se han esperado grandes cosas en materia de sexualidad, pero sí en el hombre, al que se le sigue premiando que tenga escarceos, que tenga un pene grande, erecto y que proporcione muchos y estupendos orgasmos a su pareja; pero la realidad es muy distinta:


El hombre no es el responsable de los orgasmos de su pareja, sí el de disfrutar con ella.


El tener un pene grande o pequeño no influye en los orgasmos de la mujer, sí el que sepa dónde está ubicado el centro del placer de ésta, que no es otro que el gran desconocido clítoris. La vagina se adapta a cualquier tamaño, y como hemos comentado en otras ocasiones, esta no será quien llevará al orgasmo a la mujer, por mucho que se empeñen unos y otros.


Y luego está eso que produce tanto sufrimiento a los hombres y frustración a aquellas mujeres que aún desconocen los recursos de su cuerpo, de su sexualidad: la disfunción eréctil. Empezaré quitando angustia sobre todo a los varones, diciéndoles que esta disfunción tan común en el género masculino, sobre todo llegados a una determinada edad, TIENE SOLUCIÓN, como la mayoría de las disfunciones sexuales producidas por aspectos sociales, que son la mayoría, pero que aún hoy, muchos sienten el prejuicio de acudir a un/a profesional en esta materia. Bien, este tema lo analizaré más profundamente en otro momento, ya que hoy como he indicado al comienzo de este articulo, centraré éste en una petición de un lector de esta sección, y que tiene puntos en común con lo anterior expuesto, hablamos de la eyaculación retardada o aneyaculación.


La eyaculación retardada es la dificultad que tienen algunos hombres en eyacular, a pesar de una fuerte excitación sexual y una buena erección, pero no son capaces de desencadenar el reflejo eyaculatorio, y si lo logran, es tardíamente. Suele producirse más durante el acto sexual con su pareja, que cuando se masturban a solas.


Así mismo, la aneyaculación puede ser total, o sea, tanto por masturbación como durante el acto sexual y puede ser parcial, si ocurre sólo durante el acto sexual, mientras que la eyaculación se produce normalmente por masturbación (lo contrario no suele ocurrir).


En algunos casos la eyaculación retardada o ausente se presenta sólo con una pareja y no con otras personas. También se ha descrito en ciertas situaciones apremiantes y no en ambientes tranquilos, pero siempre está como una sombra en la mente del varón, que teme no poder funcionar adecuadamente ante una nueva relación sexual.


Muchos de estos hombres, ante la tensión que crean por no poder acabar con el acto sexual, recurren a maniobras que no mejoran la situación. Algunos fingen haber terminado, otros siguen intentándolo hasta que pierden la erección y dan por concluido el acto sexual sin eyaculación; otros optan por masturbarse ellos solos y acabar con la situación de malestar.


Los encuentros sexuales acaban resultando tiempos de tensión y frustración para ambos miembros de la pareja, que se ven conducidos a intentarlo una y otra vez, viendo en sus intentos, un nuevo fracaso.


La mujer también vive una situación incómoda, en muchos casos, ella ya llegó al clímax y su pareja todavía sigue con sus embestidas pélvicas tratando de eyacular. La lubricación vaginal va desapareciendo, mostrándose la penetración dolorosa, por lo que en ocasiones, es ella quien manifiesta que algo no va bien en sus relaciones sexuales y que deben pedir ayuda a un/a profesional.


Como hemos visto, en estas situaciones, los encuentros amorosos, no son gratificantes para ninguno de los miembros de la pareja, aunque consigan llegar al orgasmo.


No es necesario tanto sufrimiento cuando esto tiene solución, solo hay que ponerse en marcha, dejando los mitos y creencias en cualquier contenedor al uso.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

Papel del hombre en el modelo capitalista permisivo

Como hemos podido ir viendo a lo largo de las últimas semanas, el modelo capitalista permisivo, el imperante en nuestros días, no ha beneficiado a ninguno de los sexos, pues como ya señalamos, a las mujeres, a pesar de reconocernos que somos seres sexuadas, seguimos necesitando que el hombre sea quien nos guíe hasta alcanzar el tan deseado orgasmo. La responsabilidad de si nos lo pasamos bien o no, nunca caerá sobre nosotras, pues la capacidad para llegar al clímax ha de venir de las buenas artes amatorias que se le presupone al varón. Socialmente nadie pondrá en duda nuestra feminidad por estar cansadas y no desear practicar sexo todas los días y a todas horas.
Y entonces, ¿qué sucede con el hombre? ¿Cuál es el papel que se le asigna actualmente en el marco de un encuentro erótico?


Como ya hemos podido ver, el papel reservado al hombre en los encuentros amorosos, no es muy grato que digamos:

El rol pasivo como hemos visto, le corresponde a la mujer, por lo que el hombre deberá comportarse como un autentico “macho”, dejándose la piel en cada encuentro sexual.

A la mujer se le permite llegar a los encuentros amorosos con el desconocimiento de su erótica, pues no es a ella quien le corresponde tal tarea, será el varón quien se encargue de descubrídsela, él es el experto. No necesita guía, ni que nadie le indique el camino para llegar al placer intenso. Al hombre se le ha encomendado una importante misión en los encuentros sexuales, pues él es el director y el protagonista principal, de manera que de él dependerá el desarrollo y desenlace del encuentro. Si consigue que su pareja disfrute y se lo pase pipa, él será un machote, si no es así, ya se encargarán de asignarle calificativos a su hacer.

Deberá estar siempre dispuesto, a cualquier hora y en cualquier momento, y por supuesto, con el pene siempre erecto y preparado para aguantar lo que venga…

Mantendrá el pene erecto hasta que su pareja le indique que ha llegado al orgasmo, si no es así, deberá resistir como un machote entrando y saliendo con su pene erecto una y otra vez a la vagina de su pareja, sin que esta le saque de su error, informándole que si estimulase el clítoris, todo sería más sencillo y gratificante para ambos.

Quizá el gran protagonismo que ha tenido el hombre a lo largo de toda la historia en el ámbito social, político y cultural, haya contribuido a que también su protagonismo haya sido trasladado a los encuentros sexuales, siendo poco justos con éste género, como lo ha sido en otras áreas con las mujeres, pero lo que no es, no es.

Vamos dando pasos importantes en materia de sexualidad, pero es verdad que todavía nos queda un largo camino por recorrer hasta llegar a un modelo integral de la sexualidad, donde cada miembro de la pareja sea responsable de su placer, de sus orgasmos; donde el coito sea una práctica más de las relaciones sexuales, pero no lo fundamental, donde cada hombre y mujer conozca su cuerpo y sepa disfrutar de él solo o acompañado, donde lo importante no sea el tamaño ni el tiempo que el pene está erecto, sino lo que la pareja sea capaz de disfrutar con los elementos disponibles, que son muchos y fantásticos.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

martes, 29 de septiembre de 2009

Características del modelo capitalista permisivo: modelo imperante

Una de las causas que más influyen en las disfunciones sexuales, es la socialización producida por los modelos socio-sexuales, en concreto por el modelo “Capitalista Permisivo”.

Este modelo tiene unas características muy claras, conocerlas, contribuirá a que los encuentros sean gratificantes para ambos miembros de la pareja.
Las consecuencias de este modelo ideológico, dominante en la actualidad, y los intentos por adecuarse a él sobre todo en la mujer, podemos decir que son varias:

- En este modelo, como en los que comentamos en el articulo anterior, se entiende que el coito debe ser el centro de la vida erótica de las parejas. Las relaciones no coitales, y sobre todo las que no incluyan estimulación de los genitales, son consideradas “poco importantes”, o no se consideran parte de la sexualidad a menos que se hagan como un medio para llegar a los genitales, lo que conlleva que las posibilidades de que la mujer llegue al orgasmo se limitan considerablemente, ya que la vagina no es precisamente el sitio donde reside el mayor número de terminaciones nerviosas, pero de esto parece que aún no se han enterado los hombres, como tampoco algunas mujeres.

- En este modelo, la mujer aparece como despojada de su propia erótica, teniendo sentido cuando es gozada con la pareja. Esto es el resultado de las ideas transmitidas sobre la sexualidad, tanto a hombres como a mujeres, lo que favorece negativamente, el conocimiento de su sexualidad. Llevada por esta ideología, la mujer se despreocupa de su sexualidad, especialmente de la más genital, pensando que será su hombre ideal el que sabrá como despertar en ella su erótica. Llevada por esta creencia, muchas mujeres desconocen sus genitales, la anatomía de los mismos y las sensaciones que producen.

- Un número considerable de mujeres no se ha masturbado nunca, o bien descubren la masturbación a edades relativamente tardías en comparación con la edad de inicio de los varones. Esta parece seguir siendo una práctica de los hombres o de mujeres demasiado desinhibidas o que no tienen pareja.

- Sin embargo, un número elevadísimo de mujeres, desconocen que es más sencillo para las mujeres tener orgasmos con relaciones no coitales (que conlleven estimulación del clítoris) que con relaciones coitales, habiendo practicado o no la masturbación a solas.

- Muchas mujeres fingen tener orgasmos en sus relaciones coitales (más de las que muchos creen), por temor a hacerle daño o preocupar a su pareja, llegando a los encuentros sexuales unas veces “por que toca”, otras por complacer a su pareja, y en muchas ocasiones para evitar conflictos.

- Lo que se espera y propicia en la mujer, y lo que muchas mujeres asumen, es normalmente un rol pasivo. En la relación erótica ha de tener una actitud de espera. Ella no participa activamente en la relación erótica (con el desconocimiento que esto supone, en muchos casos tampoco sabría como hacerlo). Esta actitud, acaba muchas veces siendo entendida por el otro miembro de la pareja, como algo connatural a todas las mujeres, sumándose esto a la gran lista de errores aprendidos.

Afortunadamente cada vez son más las mujeres que disfrutan de su sexualidad sin responsabilizar a su pareja de haber llegado o no al clímax, y cada vez son más los hombres que saben que el clítoris no es “el florero” de los genitales femeninos.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Los Modelos socio-sexuales: capitalista permisivo (1)

Conocer los modelos que han regido el comportamiento sexual de nuestr@s abuelos y abuelas, madres y padres en épocas pasadas, nos ayudará a entender cómo han sido las ideas y los conceptos sobre sexualidad transmitidos de generación en generación, y que en nuestros días, son el origen de nuestras propias ideas y concepciones al respecto.

El comportamiento de la sociedad española en épocas pasadas, y no tanto, estaba guiado por modelos de conducta erótica, que regían el comportamiento de hombres y mujeres. En un estudio llevado a cabo en España sobre sexualidad, por el ya fallecido sociólogo y escritor Josep Vicent Marqués, estableció tres modelos sexuales que han formado parte de una época, y siguen viviendo aún en nuestros días.

1. El modelo clerical-represivo, dominante a lo largo del siglo XIX. La fuerte influencia de la moral religiosa, hace que la idea dominante sea que la erótica es un instinto negativo del que hay que defenderse a toda costa. Este modelo, asocia enérgicamente la erótica a lo genital y lo reproductivo. La mujer carecía de cualquier erótica. Su función era la de ejercer de buena esposa y madre.

2. El burgués- tradicional, dominante a finales del XIX y principios del XX. Se caracteriza por la “doble moral” Los contactos eróticos serán aceptables, o perniciosos, dependiendo quien los practique, si es un hombre, o una mujer. La erótica se sigue identificando y focalizando fuertemente en lo genital.

3. El modelo capitalista-permisivo, el dominante en la actualidad. Se reconoce al fin, la sexualidad de la mujer. A este modelo dedicamos las líneas que siguen…
Como hemos podido ver, a lo largo de la historia, la sexualidad, la erótica, ha sido territorio exclusivo de los hombres, y también ha recaído en ellos la injusta responsabilidad de hacer llegar al clímax a su pareja.

Los condicionantes socio-económicos que acontecieron al final de la II Guerra Mundial, propiciaron la aparición de un nuevo modelo sexual, llamado capitalista permisivo, hecho que no supuso la desaparición de los modelos imperantes en aquel momento, ya que estos han ido coexistiendo con el dominante en nuestros días,

A pesar de que ha habido una importante revolución sexual en las últimas décadas, todavía hoy nos seguimos moviendo por modelos sociales que dificultan que las relaciones amorosas se vivan de manera placentera en la pareja.

La idea actual que tenemos de la sexualidad, es que ésta es una parte esencial del ser humano. Pero aún hoy, la sexualidad gira en torno al coito. Es verdad que al fin se ha reconocido la existencia de la erótica femenina, así como el reconocimiento de la importancia de desarrollar una vida sexual satisfactoria y plena, tanto en el hombre como en la mujer, considerándose que los encuentros eróticos son una parte esencial en la convivencia y la relación de las parejas.
Se reconoce que tanto el hombre como la mujer, pueden sentir deseo erótico, y disfrutar de su sexualidad. Ahora bien, aún admitiendo que la mujer posee erótica, ésta sigue sin ser poseedora de ella, es una faceta que tiene, pero que ha de despertarle su pareja. El papel del hombre ha cambiado con respecto a los modelos culturales anteriores (burgués-tradicional): se sigue valorando su supuesta potencia, pero ahora lo importante no es la cantidad de relaciones, sino la calidad de las mismas, ya que de él se supone que depende la satisfacción de su pareja, y su valoración como amante reside precisamente en dicha satisfacción.

En este modelo el hombre pasa a ser una especie de “trabajador cualificado” en lo referente a la sexualidad, que se convierte en una tarea en la que además de su disfrute, ha de conseguir el máximo goce de su pareja.

En muchas ocasiones el placer obtenido por la mujer en la relación erótica, es considerado como una especie de reconocimiento a su pericia y valor como amante. Tod@s conocemos ese dicho absurdo, que tanto daño ha hecho al disfrute de la sexualidad: “No hay mujeres frígidas, sino hombres inexpertos”, es la frase que mejor representa la ideología de este modelo. Es verdad que esta creencia, ha traído consigo algunos avances y también algunos problema, conocer su origen nos ayudará a relacionarnos mejor con nuestro cuerpo y el de nuestra pareja.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Beneficios de la masturbación

La masturbación es un acto natural, placentero y saludable.

Durante mucho tiempo la masturbación ha sido un tema tabú, y aún hoy, muchas personas se sonrojan y violentan al nombrarla. Esta negativa a un hecho natural en el ser humano, fue generando falsos mitos como que conducía a la idiotez o a la locura, o que era una práctica propia de jóvenes inmaduros, y que llegada a la madurez esto cesaría y se convertirían en hombres serios y responsables de su sexualidad…

Después de atribuirle todos los males habidos y por haber a eso de darle gusto al cuerpo, se ha demostrado que la masturbación tiene cabida en una vida sexual sana. Hay que decir que aparte del placer sexual, el hecho de masturbarse permite que cualquiera conozca mejor su propio cuerpo. De ese mayor auto conocimiento, se beneficiarán también las relaciones en pareja.

Para el hombre, la masturbación, además de ser una actividad placentera, puede ser una forma de aprender a controlar su eyaculación y disfrutar durante más tiempo si ese es su deseo.

Para la mujer, además de disfrutar de su sexualidad, favorece el auto conocimiento de las zonas más sensibles de su cuerpo y cómo excitarse. La antropóloga Margaret Mead descubrió que en las culturas en que la masturbación está permitida, y es parte aceptada de la sexualidad femenina, las mujeres tienen mucha más facilidad para alcanzar el orgasmo. La mujer que se masturba se siente satisfecha, conoce su cuerpo y aprende el ritmo que le gusta llevar, y podrá guiar después a su compañero y mejorar las relaciones de pareja.

Estar en contacto con la propia sexualidad, conocer tus ritmos y tiempos, hace a la persona sentirse más segura y relacionarse mejor con su cuerpo y con su pareja.

Con todo esto, no queremos decir que la masturbación sea mejor que un amante, o al menos no debería serlo, pues nada hay como la excitación y el erotismo que te da el contacto con otra piel.

Aspectos positivos de la masturbación:

 Es una actividad saludable. Una forma segura de no contraer riesgos.

 Es placentera.

 Conoces tu cuerpo.

 Permite que tú controles el ritmo de las caricias, de la excitación, del placer.

 Ayuda en los encuentros sexuales.

 Se puede practicar por ambos sexos.

 No necesitas tener pareja para disfrutar de tu sexualidad.

 Puede practicarse en pareja.

 Es relajante, elimina tensiones.

 Es económica.

 No es exigente.

 Facilita el sueño.

 Quita presión a tu pareja, que no es la única fuente de tus orgasmos.

A esta lista puedes seguir añadiendo tus propias ventajas.

Recuerda que para disfrutar de la sexualidad, en pareja o a solas, hay que tomarse su tiempo.



Fdo.: Raquel Díaz Illescas














































sábado, 12 de septiembre de 2009

La masturbación

 Las personas que están en contacto con su propia sexualidad tienen más confianza y son mejores amantes,


La masturbación ha estado presente en todos los períodos históricos, culturas y sociedades, en todas las edades y en ambos sexos; pero a pesar de la importante revolución sexual ocurrida en la segunda mitad del siglo XX en el mundo occidental, en cuanto a la concepción, a la moral sexual y al comportamiento sexual humano, la herencia de la cultura judeo cristiana, vive aún hoy en la conciencia de hombres y mujeres.

La masturbación ha venido siempre de la mano de lo sucio, oscuro, la inquietud, la culpa, los miedos y por supuesto relegando esta actividad al género masculino.

De la sexualidad, sin duda la masturbación se ha llevado la mayor parte de creencias y mitos, empezando por el reblandecimiento de la médula espinal, o que en el cerebro había una especie de compartimiento donde se encontraba todo el semen y que éste había que administrarlo muy bien, pues si se secaba, el señor en cuestión moría. Tremendo. Cuando se dieron cuenta de que esto no sucedía, se sacaron un miedo más para controlar al personal: la masturbación provocaba la ceguera; pero parece ser que la sociedad no se llenaba de ciegos (aunque se pusieran ciegos), y les dio por los granitos, y vinieron entonces los dermatólogos a decir que estos estaban producidos por las hormonas, la grasa y esas cosas. La pérdida de control bajo las sábanas, llevó a algunos iluminados a buscarle nuevos efectos, esta vez los psicológicos, la locura, aquello de ser una actividad propia de salidos, viciosos, etc. etc. porque claro en esto de darse gusto al cuerpo, las mujeres estaban excluidas. Estas no tenían deseos sexuales, por lo tanto, tampoco necesidad de saciar nada.

Aunque muchas de estas creencias parezcan propias de otro tiempo, sin embargo siguen vivas en el pensamiento de algunas personas; afortunadamente gracias a ese profundo cambio surgido en nuestra sociedad, devolvió a las mujeres aquello que durante siglos se le había negado: la masturbación, el disfrute de su cuerpo.

Es verdad que en pleno siglo XXI, no todas las mujeres manifiestan sin sonrojarse, que ellas también disfrutan de su sexualidad a solas; y tanto hombres como mujeres, dosifican esta práctica, por otra parte tan saludable, pues siguen pensando, erróneamente, que la masturbación es un recurso para quienes no tienen pareja. Esto va cambiando, es cierto, pues la masturbación no está relacionada con tener o no pareja, sino con el propio deseo que uno quiera experimentar en cada momento, sin por ello dejar de querer y desear a su pareja.

La prestigiosa revista The Lancet propuso que, en esta época del sida, masturbarse sería como hacer el amor con una sola persona cuya historia sexual es perfecta y realmente conocida.

En Grecia, Diógenes se masturbaba en público riéndose de que así se habría evitado la guerra de Troya.

También Woody Allen, utiliza una frase a tener en cuenta: es como hacer el amor con la única persona que amamos verdaderamente.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Problemas sexuales en la infancia y en la adolescencia

24 de agosto de 2009. UIMP. Santander.


“Me piden que hable de los problemas de la sexualidad en los adolescentes, pero no olvidéis que la sexualidad es un enfoque positivo”.
En su clase magistral, Félix López nos habló de la importante decisión que es dar vida a otro ser humano; los riesgos que puede conllevarle al niñ@ el no ser desead@; cómo inciden los estilos de apego durante los primeros años de vida, y durante toda la infancia, y cómo estos condicionarán en un futuro, sus relaciones afectivo amorosas; los abusos sexuales, los problemas de identidad de género, etc.

La educación sexofobica decía Félix, creará en el/la niñ@ miedos, viviendo su sexualidad como algo sucio, con culpa, con una moral represiva. Es importante que l@s niñ@s reciban una educación sexofilica, que les permita vivir su sexualidad de manera placentera, sin miedos ni sentimientos de culpa.

Como decía el ponente, “los problemas parecen muchos, pero la mayoría de la población está sana y puede disfrutar de una vida sexual-amorosa”.
Félix López nos propone un modelo biográfico profesional, en el que cada cual cree su propia biografía sexual amorosa, con sus decisiones, conocimientos, y evaluación.

Quienes somos amantes de las letras, como lo somos de la sexualidad afectivo amorosa, debemos irremediablemente, querer y admirar a Félix López.

Asistir a los cursos de verano en la UIMP de Santander, no solo significa formación y enriquecimiento intelectual, la UIMP de Santander, es un descubrimiento constante de personas interesantes; es el reencuentro con personas estupendas, a las que siempre que buscas encuentras, a las que quieres y admiras, y a las que consideras amig@s.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.
 
A finales del mes de agosto, como cada verano, he asistido a la UIMP (Universidad Internacional Menéndez Pelayo) de Santander, a participar de uno de sus excelentes cursos que programa cada año esta universidad. Los problemas de la psicología infanto juvenil, ha sido el curso en el que me matriculé este año. Las drogas, el abuso de poder en la escuela, la violencia juvenil, las adicciones a Internet, los niños superdotados, los problemas sexuales en la infancia y adolescencia…, son algunos de los temas tratados a lo largo de la semana. Como no puedo hablar de todas las ponencias, lo haré de una de ellas, pues de manera especial admiro a su ponente. Con estas inteligentes palabras, abrió su charla Félix López::

jueves, 13 de agosto de 2009

El concepto biopsicosocial: una visión integral y placentera de la sexualidad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS, 1964) define la salud como: "un estado de bienestar completo físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia". Esta definición subraya la naturaleza biopsicosocial de la salud y pone de manifiesto que la salud es más que la ausencia de enfermedad.
Como sabemos, la sexualidad es una vivencia personal e intransferible, que trasciende de la mera genitalidad, y que cada cual la vive de manera diferente, dependiendo de los modelos sexuales en los que haya sido educado, de su formación, de sus miedos o creencias entorno a la misma, que va a depender, y a su vez, influir, en otros aspectos de nuestra vida, por lo que cada persona vivirá su sexualidad con una entidad biopsicosocial, y así, tanto los factores socioculturales, como los psíquicos y los biológicos, solos, o más frecuentemente, asociados entre sí, podrán condicionar una disfunción. Es por ello que la terapia sexual debe ser multidisciplinar, es decir, debe considerar que pueden existir causas a todos estos niveles.

Podemos decir que el ser humano es una Unidad Bio-Psico-Social indivisible, dinámica, irrepetible, y moldeable.

Cuando afirmamos que la persona es una unidad biológica, psicológica, y social indivisible, queremos expresar que es imposible considerarla sólo desde uno de estos tres aspectos, ya que cualquier modificación en cualquiera de estos planos afecta, de manera directa o indirecta, a los otros. Así, por ejemplo, un trauma psíquico afectará, sin lugar a dudas, al cuerpo o físico de la persona y a su comportamiento social; un accidente que modifique al individuo físicamente, también le modificará su comportamiento social y su estructura psicológica; un cambio social, un ascenso en el trabajo, por ejemplo, nos alegrará (cambio psicológico), descargándonos hormonas como las endorfinas (cambio biológico).

Decimos que esta Unidad Bio-Psico-Social, indivisible que es el ser humano es dinámica porque se está modificando permanentemente.
En el plano biológico, la ciencia nos enseña que a nivel celular nos modificamos a cada instante, pensemos en los bebés o en los adolescente, en los que podemos ver sus cambios en poco tiempo.

También en nuestro contacto social, estamos siendo modificados por los vectores sociales que nos influyen constantemente. Nuestra historia personal va dejando una huella en nosotros que podríamos decir que nos va moldeando.

En el plano psicológico, también estamos continuamente cambiando. Una experiencia agradable, y otra desagradable, nos predispondrá en uno u otro sentido. Nuestra personalidad, nuestras motivaciones, nuestros sentimientos, nuestras ideas, nuestros afectos, etc., están viéndose modificados continuamente.

Como hemos podido ver, un cambio, en cualquier plano afecta a los otros. Esto nos hace ver que es imposible concebir que el ser humano no sea eminentemente dinámico.

La Unidad Bio-Psico-Social indivisible y dinámica, también es irrepetible, cada ser humano es un modelo absolutamente exclusivo, y por lo tanto, irrepetible.

Finalmente diremos que esta Unidad Bio-Psico-Social indivisible, dinámica e irrepetible que es el ser humano, además, es moldeable. Esto implica que la persona no se forma a si misma, sino que, teniendo determinados potenciales genéticos, estos se podrán o no desarrollar de acuerdo a las condiciones medio ambientales en las que se desenvuelva, no es lo mismo la educación que tendrá un/una niño en Europa que en África, como tampoco las posibilidades

Como podemos ver, son varios los factores que influyen para obtener un buen estado biopsicosocial, en lo que se refiere a nuestra sexualidad, si tenemos una salud física favorable, una mente equilibrada y nos comunicamos de manera eficaz, disponemos de las herramientas necesarias para tener una sexualidad saludable, una sexualidad positiva.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

jueves, 23 de julio de 2009

“La eyaculación precoz, ya no será un problema”.

¿Cuál es la duración adecuada del coito para que la relación sea satisfactoria para la pareja?
¿Mejoraría la satisfacción sexual si se pudiera retrasar el momento de la eyaculación?
¿Se disfrutaría más si tu pareja tardara más en eyacular?
¿Sería útil tomar un fármaco que prolongase la duración del coito?

A pesar que desde los años 60, la sociedad occidental se ha preocupado más por el placer que por la reproducción, aun hoy los hombres arrastran mitos y creencias entorno al orgasmo, utilizando como baremo de su virilidad, el tamaño de su pene y el tiempo que consiguen mantener este erecto en el coito, ya que así, piensan ellos, conseguirán llevar al clímax a su pareja.

No se dejan de confundir funciones y técnicas. Si hablamos de eyaculación que es una función reproductora, la rapidez no sólo no es un defecto sino una cualidad. Si se habla de orgasmo, que es una función placentera o sexual, el coito no es la técnica más adecuada para que la mujer disfrute y llegue al clímax; sin embargo, es sin duda una de las causas que provocan más ansiedad y frustración en la pareja, en sus intentos vanos porque ella consiga llegar al orgasmo.

El criterio temporal sólo se aplica al hombre. No se habla de orgasmo precoz o retardado femenino, ni se considera que la mujer sea disfuncional por tener orgasmos rápidos, algo que está demostrado que los tiene.
Mientras que los problemas sexuales femeninos se definen por la ausencia o presencia del orgasmo, y por la intensidad mayor o menor de su percepción, los masculinos se miden por la rapidez o lentitud de la eyaculación. ¿Rapidez o lentitud respecto a qué?.

Siendo la sexualidad un tema que ocupa y preocupa a hombres y mujeres, los laboratorios farmacéuticos no dejan de ofrecer “soluciones milagrosas” a todas las cuestiones sexuales. La eyaculación precoz ya no es un problema. La dapoxetina, ya se encuentra en las farmacias con el nombre de Priligyi y como dice su publicidad el tiempo ya no será un obstáculo en las relaciones sexuales. Todos los medios se han hecho eco de esta información, ofreciendo datos sobre la prevalencia de la eyaculación precoz en España, aludiendo a que un 30% de los hombres la padecen.

La credibilidad de estos datos es cómo y quién los ha obtenido. Los cuestionarios suelen ser de muy escasa fiabilidad, ya que es clave la entrevista directa, que debería haber sido realizada por expertos en terapia sexual.
Y es que, a la cantidad de tiempo que se tarda en eyacular tras la penetración (latencia eyaculatoria), le ocurre algo parecido que lo que al tamaño del pene: se tiene la fantasía de que debería ser mayor.

Uno de los perfiles que se encuentran en terapia sexual de hombres preocupados por la rapidez con que eyaculan, son hombres con baja autoestima sexual, en el que su mayor preocupación es el tamaño de su pene y lo poco que aguanta en el coito.

En una sociedad que ofrece una información confusa, y con escasa educación sexual, es fácil que la duración del coito sea un problema para muchas parejas.

Y es que existen muchos mitos entorno al coito, provocando demasiadas expectativas entorno al mismo, como el orgasmo simultáneo, o que la mujer lo obtenga durante la penetración, cuando lo más normal es que no sea así, salvo que haya una estimulación del clítoris. Todo lo anterior, acaba provocando problemas en las relaciones de pareja, cuando lo único que ocurre es una falta de información, falsas creencias y ausencia de una verdadera experiencia sexual saludable.

La escasa perspectiva sexológica, de buena parte de los profesionales de la salud, es probable, que a partir de ahora, se vayan a ver interesados por el tema, pues van a ver en el nuevo fármaco, la llave a la solución de la eyaculación precoz. Es importante un buen diagnostico.

Es posible que al amparo del lanzamiento masivo del Priligy, podamos asistir a una explosión de prescripciones para tratar eyaculaciones precoces que no lo son.

Entiendo, que las ventajas del fármaco se deben obtener con una adecuada prescripción, después de haber realizado un diagnóstico a través de una exploración sexológica, que contemple aspectos médicos, psicológicos y sociales, además de los factores predisponentes, precipitantes y mantenedores de la disfunción.

Es de desear que aunque se carezca de experiencia y formación sexológica, no se caiga de manera automática en respuesta a la queja de "soy muy rápido". Sabemos que no hay recetas mágicas en lo que a la terapia sexual se refiere. Es importante una orientación al respecto, la adherencia terapéutica es clave, como en todo fármaco, y especialmente en terapia sexual, donde el componente emocional juega un importante papel.
La eyaculación precoz no es una disfunción, pero si partimos de que la eyaculación precoz como disfunción ha sido una construcción social de la cultura, hemos de admitir que también podemos aprender a variar el proceso eyaculatorio. De la misma forma que un atleta necesita de un entrenamiento costoso para modificar sus condiciones físicas para poder batir marcas olímpicas, es asumidle que se puede aprender a controlar el proceso eyaculatorio para manejarlo voluntariamente, aunque no sea necesario para mantener relaciones sexuales plenamente satisfactorias, sin necesidad de fármacos.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

sábado, 18 de julio de 2009

Fantasías sexuales

Las fantasías, a pesar de ser uno de los mejores recursos o herramientas al uso para disfrutar de la sexualidad de manera individual o en pareja, es también un tema que provoca la duda, o la moralidad incluso de quienes hacen uso de ella.

Pero, qué son las fantasías sexuales?
Las fantasías no son otra cosa que la representación mental de lo vivido, o lo que desearíamos vivir, que adornamos y damos color, imagen y sonido al antojo de su creador/a; que nos hace ser grandes y fuertes, o pequeños y sumisos; ser piloto de aviones, o maharajá; tener un harén de mujeres para ti solo, o disfrutar con cuantos hombres te pida el cuerpo…., en Estambul, o Mauritania, Atenas, o en la Conchinchina. Los límites los pones tú.

El objetivo de las fantasías sexuales es la excitación. Favorecen la concentración, el bajo deseo sexual, la masturbación individual, enriquecen las relaciones sexuales de la pareja, y dota a la persona, de un recurso contra la monotonía.

Ni que decir tiene, que las fantasías sexuales tienen carácter individual y propio. La imaginación de cada cual puede ser, y de echo lo es, muy diversa. Lo que a una persona puede excitarle en décimas de segundo a otra puede no decirle nada, es por esto que cada individuo crea, y organiza sus fantasías en función de la respuesta excitatoria que obtiene, y de lo que se permite.

En ocasiones las fantasías son motivo de dudas que rondan más de una cabeza: la orientación sexual, nuestra fidelidad, lo decente o indecente, lo perverso, la culpa. Lo primero es tener claro, que la fantasía no es la realidad y que tampoco tenemos que llevarla a ella.

Para entender explícitamente lo anterior, valga el siguiente ejemplo: puedes ir un día cualquiera en el transporte público, ser apretujado o pisado reiteradamente por alguien y desear ahogarlo allí mismo, incluso de forma divertida y como desahogo puedes imaginarlo, pero creo que estarás de acuerdo en tu escaso deseo real de llevarlo a cabo. Pues, esto mismo ocurre con las fantasías sexuales, puede llegar a ser lo mismo, el imaginar algo puede no tener nada que ver con realizarlo. Lo bueno y positivo de ellas, es que podemos experimentar con la diversidad sexual, entrar y salir en ellas de manera creativa, traspasando los límites de la realidad, sabiendo que forman parte del mundo propio e individual de la imaginación, donde el placer proporcionado es el resultado de la perfección de la situación imaginada y de lo prohibido o poco permitido de esa situación.
Muchas personas piensan, que el echo de tener fantasías sexuales significa el deseo encubierto de querer llevarlas a la práctica, sin embargo, en la mayoría de las ocasiones la práctica de las mismas podría ser una experiencia poco gratificante o dolorosa, y en otros casos ser un riesgo para la relación de pareja. La vivencia de las relaciones sexuales, lleva componentes no tan perfectos ni adaptados a nuestro placer como cuando fantaseamos, esto puede ser un estímulo o una decepción, todo dependerá de lo que cada cuál se permita disfrutar en su sexualidad real, y qué en la fantaseada.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

viernes, 17 de julio de 2009

La comunicación: la clave en la pareja.

Cuando nos enamoramos, sobran las palabras, eso dice la persona enamorada. Pues que mejor comunicación que la de los besos, las caricias, la fusión de los cuerpos, el intercambio de fluidos…


Pasado el tiempo, cuando la pasión va tomando forma, calmando sus ansias de fusión, de estar siempre boca con boca es entonces cuando las palabras buscan espacio.

La comunicación es el nexo de unión o distanciamiento de la pareja. Las palabras son la herramienta que utilizamos para expresar aquello que deseamos y sentimos; con las palabras ayudamos a la pareja a que nos conozca, que sepa algo más de nosotros, no solo de nuestros exteriores, que se encuentran a la vista, sino de la parte más interna, esa que a veces silenciamos.

Nos formamos en múltiples disciplinas que nos permitan ser competitivos profesionalmente, nos preparamos para transmitir nuestra mejor imagen en los ámbitos laborales, sin embargo, pasamos por alto cómo comunicamos nuestros sentimientos y afectos; la manera que utilizamos cuando damos nuestras opiniones o el lenguaje que utilizamos al dirigirnos a quien queremos….

La pareja va estableciendo su comunicación en las “artes adivinatorias” en las que se van formando sus miembros, conllevando a las malas interpretaciones como: … yo pensaba que… debías de haber pensado que…

La convivencia permite a las personas conocerse y muchas veces saber o creer predecir la reacción de su pareja ante una situación determinada, y seguramente así ocurra en muchas circunstancias, pero necesitamos de la comunicación, la corporal y la que precisa de las palabras que se escuchan y se expresan para hacernos entender, y cuanta más información seamos capaces de proporcionar a nuestra pareja, menos probabilidades tendremos de no ser comprendidos o malinterpretados por esta.

Los años de convivencia no son una garantía de saber lo que quiere, piensa y cómo actuará nuestra pareja, sobre todo si no ha habido comunicación. Podemos intuir, imaginar o presuponer que hará, pensará o se sentirá de esta u otra manera, pero solo serán hipótesis, las nuestras, y esto es importante tenerlo claro.

Y mientras uno y otro piensan lo mucho que saben de su pareja, llega un día en que se dan cuenta de que solo de lo cotidiano saben el uno del otro y nada de sus miedos, deseos, frustraciones, de su sexualidad.

Un componente clave para establecer relaciones de pareja saludables es una comunicación eficaz.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.