miércoles, 23 de enero de 2013

Y si no tenemos pareja ¿Cómo cubrimos las necesidades...?


Tener pareja es para muchas personas un deseo que se dilata demasiado en el tiempo, y en determinadas épocas de su vida se siente con mayor intensidad causando malestar, quizá porque las necesidades psicoafectivas y sexuales se ven desprotegidas…

Y si no tenemos pareja ¿qué pasa con las necesidades psicoafectivas y sexuales? ¿Quedan desnudas? ¿Cómo podemos cubrirlas? ¿Quién puede satisfacerlas?

Teóricamente, muchas de estas necesidades podrían ser cubiertas con diferentes personas:

necesidad afectiva: puede cubrirse con la familia o amigos muy cercanos.

necesidad social: puede satisfacerse con una vida social activa.

necesidad sexual: podría cubrirse con una persona con la cual no mantenga una relación sentimental o de pareja.

Pero lo cierto es que aún cuando estas necesidades podrían cubrirse de la manera anteriormente señalada, en la práctica, llegada auna determinada edad o situación del individuo, la mayoría de las personas prefieren tener una pareja; una persona con la que compartir intimidad, afecto, sexualidad y construir un proyecto de vida. Todo esto, sin dejar atrás a la familia y a los amigos, puesto que pueden y deben mantenerse las relaciones con éstos.

Una pareja “sana y armónica” otorga bienestar y estabilidad. Por otra parte, evita la soledad emocional, social y amorosa, tan temida para la mayoría de las personas.

Y cuando la pareja no llega a cubrir las necesidades psico afectivas y sexuales ¿Qué ocurre? ¿Qué podemos hacer?

Seguiremos...


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Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

miércoles, 16 de enero de 2013

¿Cómo cubre la persona sus necesidades psicoafectivas yy sexuales?

El ser humano vive en una búsqueda constante por sentirse querido, apasionado, deseado, valorado y estar integrado en la sociedad de la que forma parte. Cuando estas necesidades no se ven satisfechas en la manera o forma que este precisa para sentirse bien, empiezan a emergen las conductas desadaptadas, produciendo en la persona sufrimiento y frustración.

En la infancia y la adolescencia las necesidades que tiene el ser humano se encuentran cubiertas por los padres, la familia y el grupo de amigos. El concepto soledad no forma parte de las vivencias de los niños ni de los adolescentes.

Cuando nos encontramos en la edad adulta, el tiempo se instala en el lenguaje cotidiano de las personas, haciendo de este concepto el protagonista de lo que será nuestra vida: escaseamos de tiempo tanto como lo hacemos de comunicación, de amor y de sexo. Cuando nos vamos haciendo adultos, los amigos contrariamente van disminuyendo y deslizándose entre las responsabilidades laborales, sociales, económicas y familiares que nos van alejando de aquello que posiblemente más tarde necesitaremos.

Y un día nos damos cuenta de que ya no tenemos tantas personas en quien apoyarnos y con quien compartir. Los amigos de entonces ya no están tan cerca como lo estaban antes, ni están tan disponibles como lo estaban en otro tiempo. De manera que se van quedando al descubierto necesidades que cada vez se van haciendo más importantes en nuestra vida.

Los vacios emocionales van apareciendo en la vida cotidiana de las personas, creando carencias que buscan ser cubiertas y la mejor forma que encuentran los individuos de satisfacer estas necesidades suele ser con una pareja, puesto que se satisface la mayoría de necesidades que se han quedado sin cubrir, al menos teóricamente. Una pareja otorga pertenencia, proporciona apoyo emocional, se cubren las necesidades afectivas y sexuales, y la necesidad social y de ocio. Otra cosa serán las expectativas que cada cual ponga en el otro, la forma de interactuar que tengan entre sus miembros, y cómo estos sean capaces de manejar los posibles conflictos.

Idealizamos la felicidad como idealizamos la vida en pareja. Vivimos aferrados a una ilusión que alimentamos con vivencias que nos llegan del cine o la televisión. Y es que necesitamos creer que eso que vemos es posible, y quizá a lo largo de la vida experimentes algo igual o similar, pero en nuestro día a día esas cosas, por mucho que duela, no suelen ocurrir.

El problema está en que ese ideal de felicidad lo llevamos a la pareja y a la convivencia, entonces nos frustramos y nos indignamos no con nosotros sino con nuestra pareja.

Y si no tenemos pareja ¿cómo cubrir estas necesidades?

Seguiremos...

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Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

lunes, 7 de enero de 2013

ELLOS y sus propósitos erótico sexuales…

Un importante porcentaje de las disfunciones sexuales masculinas que llegan a la consulta, son producto de la cultura de los géneros, de la que ambos sexos han integrado y asumido su rol en sus relaciones afectivas sexuales.

Las mujeres esperan que sean ellos quienes les proporcionen su placer y les descubran los secretos de su anatomía. Ellos, fieles a lo que se espera de su condición varonil, hacen culto a su pene, preocupándose en exceso de su “estado anímico” y asumiendo el rol del explorador sexual.

Y es que el hombre cuando piensa en hacer disfrutar a su pareja, en lo primero que se fija es en la resistencia, tamaño y erección de su pene, olvidándose de la totalidad de su cuerpo: boca, nariz, dedos, manos, pies, lengua (la húmeda y la que se escucha)… Y esto es así porque aunque escribamos artículos al respecto y muchas mujeres han manifestado dónde se encuentra ubicado su placer, ellos insisten en centrar los encuentros amorosos en el coito (sin duda altamente placentero para ellos...) a pesar de los resultados.

Si hacer protagonista al coito de los encuentros sexuales sirviera para que algunos hombres no tuvieran disfunciones sexuales, y además no se frustrasen y sufrieran por las mismas, posiblemente la sexualidad quedaría reducida al sexo, algo mecánico, universal y que todos sabríamos hacer. Pero la sexualidad es otra cosa, que se aprende y que además puede ser diferente en cada sociedad o persona, que no se limita al coito, sino que hace de los encuentros sexuales una vivencia integral de todo el cuerpo. Y es por esto por lo que propongo a los señores y caballeros todos, algunos propósitos que les harán disfrutar más y mejor de su sexualidad y por supuesto, con su pareja:

1. Aprenderé a desprenderme de mis prejuicios sexuales.

2. El clítoris es un órgano exclusivamente para el placer, me acercaré, me presentaré y si me lo permites lo mimaré tanto como me pidas...

3. Si mi pene pierde la erección, tendré recursos para seguir disfrutando de nuestro encuentro sexual.

4. Si eyaculo antes de que hayas tenido tu orgasmo, seguiré acariciándote, chupándote y lamiéndote...

5. Me preocuparé en disfrutar no para ti, sino junto a ti.

6. No me sentiré un vicioso o un pervertido por desear mantener relaciones sexuales contigo todos los días.

7. Me masturbaré cuando lo desee sin sentirme culpable.


8. Aprenderé a vivir nuestras relaciones sexuales sin imposiciones ni obligaciones maritales.

9. Respetaré tu deseo sexual.

10. Reforzaré tus conductas positivas.

11. Sustituiré en mi vocabulario los “siempre, nunca, jamás, todo o nada por algunas veces, en ocasiones...”

12. Tomaremos decisiones juntos.

13. Eyacular no es lo más importante.

14. Aceptaré que no siempre estoy dispuesto.
15. Si sufro ante la ejecución en los encuentros sexuales, buscaré las soluciones, no el problema.

16. Me emocionaré sin disimularlo.

17. Mantendré relaciones sexuales aunque solo tengamos caricias y besos.
18. Te abrazaré antes y después.

19. Te diré lo mucho que te quiero tantas veces como lo sienta o piense…

20. Querré y aceptaré a mi pene tal cual es: grande, pequeño, delgado, grueso, resistente, fuerte, impulsivo...... es mi pene. Es el que tengo y me puede dar, si yo se lo permito, todo el placer que necesito.

Seguro que se te ocurren muchos más propósitos que mejorarían la vivencia de tu sexualidad. Si te animas, continúa esta lista, pero no te olvides de llevarla a la práctica.


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

martes, 1 de enero de 2013

ELLAS: “y los buenos propósitos para el año que estrenamos.”

Una vez despojadas de lo que es políticamente correcto y de lo que no lo es, de lo que corresponde a las señoras y de lo que es de chicas malas, quiero compartir y que compartáis conmigo, aquellas propuestas con capacidad de hacernos la vida más fácil, más grata, satisfactoria y placentera.

Dejemos a un lado los qué dirán y los manuales al uso para señoritas de bien. Pensemos qué queremos para nuestra vida afectiva y sexual; qué deseamos que ocurra en nuestra cama y con quien… Pensemos qué de lo que deseamos podemos hacer nosotras para que ocurra o en qué podemos influir para que sea de otra manera.

Y como evolucionar y aprender forma parte de la historia de las mujeres, os invito a crear conmigo una lista de acciones que nos lleven a vivir una sexualidad sin obligaciones ni reproches, que nos permitan vivir nuestros encuentros en clave erótica, disfrutando de nuestro cuerpo y del de nuestra pareja.

Piensa en lo que harás a partir de ahora para conseguir lo que deseas, el pasado solo debe servirnos para avanzar hacia nuestro objetivo. Vamos allá:

1. Aprenderé a detectar mis prejuicios.

2. Aprenderé a aceptarme tal cual soy.

3. Mi respuesta dejará de ser NO por sistema.

4. Me responsabilizaré de mí placer.

5. Exploraré cada uno de los poros de mi piel.

6. Haré de mi cuerpo un territorio que compartiré contigo.

7. Observaré y acariciaré mi cuerpo desnudo ante el espejo.

8. Me vestiré de forma sensual.

9. Pensaré y sentiré sin por ello sentirme sucia.

10. Aprenderé a desear sin sentirme culpable.

11. Flirtearé con mis puntos fuertes.

12. Me dejaré seducir.

13. Seduciré sin miedo a las consecuencias.

14. Me desnudaré delante de tus ojos y dejaré que me acaricies cuanto desees y yo desee.

15. Te susurraré cómo y dónde me gusta que me toques, chupes y lamas...

16. Me masturbaré mientras me miras.

17. Haré expertos tus dedos en mi clítoris.

18. Planificaré un encuentro erótico sexual.

19. Fantasearé todo lo que quiera y me ponga.

20. Te diré lo mucho que me excita cuando me besas.

21. Prepararé una cena para los dos con postre carnal…

22. Te miraré a los ojos mientras me hablas y te diré lo mucho que me excitas.

23. Te besaré con pasión.

24. Cogeré tu mano con ternura.

25. Organizaré mi tiempo libre contigo

26. Reforzaré tus conductas positivas.

27. Besaré tus labios al irme y al volver a casa.

28. Te preguntaré y escucharé antes de juzgarte.

29. Tomaré decisiones.

30. Me centraré en las soluciones, no en el problema.

31. Consultaré a un/a profesional.

32. Te enviaré mensajes para contarte lo que te voy a hacer cuando te vea...

33. Beberé champán sobre tu cuerpo.

34. Haré de tu pene mi mejor caramelo.

35. Sustituiré en mi vocabulario los “siempre, nunca, jamás, todo o nada por algunas veces, en ocasiones...”

36. Hablaré contigo de mis gustos y preferencias entre las sabanas.

37. Te diré lo mucho que te quiero.

Y ahora tú, ¿qué cosas le dirás y/o harás? Cuéntamelas, pero sobre todo cuéntaselas y házselas a tu pareja sexual. Seguro que le encantará.


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.