miércoles, 21 de noviembre de 2012

Y nosotros ¿qué le damos a nuestra pareja?

¿Le damos a la pareja en la misma medida y forma lo que esperamos y en muchas ocasiones “exigimos” de ella?

... Tengo ganas de que un día me escuches, de que me des tu opinión hacía algo que te diga. Hablar contigo es como hablar con el perro, peor, porque al menos él me da cariño. Tengo ganas que un día me digas lo guapa que estoy, lo bien que me queda esto o aquello o lo bien que hago tal o cual cosa. Me siento sola. Solo te fijas en mi cuando quieres cama.

Una práctica al uso entre las parejas es hacer demandas en forma de quejas y reproches mutuos, que se intercambian a lo largo del día y que van contribuyendo al distanciamiento emocional y sexual de la pareja.

En cada queja o reproche subyace ausencia de comunicación, insatisfacción, y demasiadas conductas de espera en el otro para que haga o diga aquello que nosotros entendemos debería hacer en tal o cuál momento. Y nosotros ¿qué hacemos para disfrutar de nuestra relación de pareja?

Y es que, cuando demandamos nos olvidamos que también la pareja tiene necesidades, deseos, opiniones y días en que no cabe otra cosa que el silencio o la desgana; que también el espacio fuera de la pareja es necesario, y que también esta precisa de ser comprendida, respetada, valorada y cuidada, siendo los afectos, el humor y la sexualidad una parte importante que contribuyen de manera muy positiva a que la pareja nos perciba de forma positiva.

Esperamos que nos den un beso, nos hagan una caricia, nos den un abrazo en el momento que nosotros lo necesitamos, esperamos que nos digan vamos a tal o cual sitio, que tengan con nosotros tal o cual detalle, esperamos que nos deseen siempre y que no se olviden de decirnos te quiero en los momentos difíciles.

Esperamos y no dejamos de esperar a que ocurra aquello que nosotros necesitamos en cada momento olvidándonos de que en esta empresa que llamamos pareja somos dos, cada uno con sus opiniones, sentimientos, necesidades y deseos y que estos son al menos tan importantes como lo puedan ser los nuestros. De todas esas situaciones en que esperamos algo de nuestra pareja en cuántas de ellas pensamos ¿qué es lo que espera ella? Porque no es lo mismo dar respuesta a lo que pensamos que espera, que saber de su boca qué es lo que realmente espera ella. En la primera hay una escucha activa y una apertura al entendimiento. En la segunda (en la que creemos saber lo que espera) partimos de un prejuicio en la que etiquetamos sus necesidades, deseos, emociones etc.

Es normal y comprensible que nos sintamos frustrados e infelices con lo que vivimos cuando dejamos al otro la responsabilidad de nuestro bienestar. Si nosotros sabemos aquello que queremos y deseamos ¿Qué podríamos hacer para que algo de lo que no nos gusta cambiara? Y si no sabemos qué podemos hacer o creemos no poder hacerlo ¿qué hace pensar que nuestra pareja si puede?

Si necesitamos un beso todos los días de buenas noches ¿podríamos dárselo nosotros a nuestra pareja? sin el previo reproche.

Si queremos ir a este o tal cual sitio ¿podríamos “seducir” a nuestra pareja para que nos acompañe? Sin reproches.

Si quieres o necesitas de un abrazo de tu pareja ¿qué te impide dárselo tú?

Tengamos siempre presente que a veces, las mismas dificultades que encontramos nosotros para hacer tal o cual cosa hacía nuestra pareja, son las mismas que esta encuentra para acercarse a nosotros.

Si quieres puedes leer l anterior:

 Fdo.: Raquel Díaz Illescas

domingo, 11 de noviembre de 2012

¿Qué esperamos de la pareja?

Lo que queremos y lo que esperamos de la pareja, aun pareciendo lo mismo, no lo es.

Podemos querer que nuestra pareja sea alguien tranquila, por ejemplo, pero esperamos que lo sea cuando nosotras entendemos debe serlo, y por supuesto, esperamos que deje de serlo cuando nosotras también pensemos que debe dejar de serlo…

De manera que suele ser frecuente que lo que queremos y lo que esperamos de nuestra pareja no se encuentren en armonía, y quizá es por eso que aún teniendo ésta todo aquello que supuestamente queríamos en una pareja, con el tiempo, esta no hace con sus “cualidades” lo que nosotras esperábamos que hiciera. Y entonces surge la pregunta más común: si tiene todo aquello que me gusta ¿Qué hace que no me sienta bien?

Muy simple: la mayor parte del tiempo que vivimos en pareja nos la pasamos esperando que haga o diga aquello que nosotras desearíamos que hiciera en este u otro momento.

Y ¿que esperamos de la pareja?:
  • Que nos haga sentir queridas, que nos diga con palabras que nos quiere y que con sus hechos lo confirme.
  •  Que nos diga lo que piensa y siente.
  • Que nos escuche sin interrupciones y que a ser posible esté de acuerdo con nosotras “en la mayoría” de las cuestiones.
  • Esperamos que nos preste toda su atención, pero también que nos hable y si es posible que nos de soluciones...
  • Esperamos que cuando le preguntamos en qué está pensando que nos lo diga, y no nos sirve: en nada.
  • Que no nos mienta y si lo hace que sea “por una causa justificada”.
  • Que no nos haga daño, que aborde los temas complicados con tacto.
  • Que sea resolutiva.
  • Que nos haga reír.
  •  Que si no tiene un atractivo natural, que cuide su aseo e imagen.
  • Que comparta con nosotras las tareas domesticas.
  • Que salga de ella acompañarnos a este u otro sitio, que no espere a que se lo tengamos que decir.
  • Que se acuerde de las efemérides especiales y además que tenga un detalle.
  • Que “adivine” lo que queremos, pensamos y deseamos en tal o cual momento.
  • Que nos sorprenda.
  • Que nos haga sentir única, aunque sepamos que mira y/o fantasea con otras.
  • Esperamos ver y sentir que se lo está pasando bien en los encuentros sexuales, no solo que nos diga que se lo ha pasado bien, queremos sentir que así ha sido. 
  • Esperamos que nos diga lo estupenda y maravillosas que estamos con esto o aquello.
  • Esperamos que nos lleve al clímax (claro currándoselo), explorando aquí y allá. Que sepa dónde debe acariciar, tocar o lamer ¿sin darle pistas?
  • Esperamos que sea comprensiva y que nos entienda cuando decimos “hoy no me apetece”.

Y la mayoría lo resumiría diciendo: Que nos haga sentir bien.

Y todo esto ¿no es demasiado esperar y poco actuar? Y nosotras ¿qué estamos dispuestas a dar?

Seguiremos…

Puedes leer la anterior:


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

sábado, 3 de noviembre de 2012

¡Más de 100.000 visitas alcanzadas!


Gracias, a todos aquellos que en algún momento os habéis asomado a este blog y habéis navegado por sus habitaciones.

Gracias por vuestros comentarios, participación, sugerencias y por vuestros tantos “me gusta” que han ido haciendo de este blog un espacio fresco, dinámico, placentero y en el que hay espacio para todos.

A la mayoría no os conozco, aunque me encantaría hacerlo, Y desde aquí, desde el otro lado que es también el vuestro, te invito a que cuando entres, antes de irte me digas: hola o lo que tú quieras, pero sobre todo vuelve. Tu visita es el mejor estimulo que tengo para seguir actualizando este blog. Hoy puede ser un buen día para hacerlo.

¡Más de 100.000 Visitas para Sexualidad positiva! Y más de ¡100.000 besos y abrazos para todos y cada uno de los lectores de “Sexualidad positiva!

Tenemos una cita, no lo olvides, yo no lo haré.



Fdo.: Raquel Díaz Illescas

Las expectativas de felicidad en pareja.

“Ya no seré feliz. Tal vez no importa. Hay tantas otras cosas en el mundo” Jorge Luis Borges.

El deseo de felicidad se encuentra siempre vivo en la pareja., y como saben y como pueden reclaman al otro su necesidad de sentirse bien. Y a veces es verdad que la forma de hacerlo no es la más adecuada ni conveniente para a conseguir lo deseado. Pero el reproche y la culpa se instalan en una dialéctica ya aprendida que parece no conocer otra forma de expresar lo que se piensa y siente, lo que necesitan o desean y entonces los afectos se enfrían y la sexualidad se ausenta con la esperanza de volver de la mano nuevamente de la afectividad.

Lamentarse y culpabilizar al otro de tener demasiados espacios vacíos, carencias afectivas y/o sexuales, desmotivación o desgana para hacer esto o aquello, suele ser una práctica al uso en la pareja en conflicto. Asumir la responsabilidad que cada cual tiene en lo que hace o deja de hacer y por supuesto lo que permite al otro que haga o diga, sería un primer paso para entender y comprender lo que está sucediendo en su vida en común.

Sería importante y no menos interesante plantearnos algunas cuestiones que puedan dar respuesta a nuestras demandas, analizando si lo que queremos y esperamos de la pareja, está en consonancia con lo que nosotros podemos o estamos en disposición de darle a ésta. Esto quizá nos ayude a entender dónde radica nuestra sensación de ausencia de felicidad:

¿Qué queremos de la pareja?

  • Queremos alguien a quien amar y que nos ame.
  • Que nos respete, valore y cuide.
  • Alguien en quién poder confiar.
  • Que sea educado y a ser posible inteligente.
  • Que tenga buen sentido del humor.
  • Que nos guste, que nos “ponga” .
  • Que sea sensible.
  • Que tenga personalidad.
  • Queremos alguien a quien poder decirle lo que sentimos, alguien que nos mire a los ojos mientras hablamos.
  • Queremos alguien con quien poder compartir experiencias, vivencias y un proyecto de vida.
  • Queremos estar entre sus prioridades.
  • Queremos fidelidad y compromiso.
  • Queremos sentirnos deseados. No sirve solo que nos lo digan, queremos sentirlo.
  •  Queremos que le guste el sexo.
  • En definitiva, queremos alguien con quien sentirnos bien.
Y con todas estas cualidades y virtudes varias ¿qué esperamos de nuestra pareja?

Seguiremos...

Si quieres puedes leer el anterior:
Ser felíz en pareja


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.