viernes, 15 de agosto de 2014

Querer no es suficiente

Empezar a quererse…
Nadie tiene el poder de hacerte daño mientras tú no lo permitas.

El ser humano busca incansablemente ser amado y tener a su lado alguien a quien amar y con quien apasionarse y a veces este deseo le lleva a sufrir inútilmente desgastando mucho amor y energías en un amor que llama amor pero que no es amor, sino toxicidad para su vida.  

Dejar de tener motivos para seguir al lado de alguien, debería ser suficiente para tomar la decisión de desvincularse; sin embargo parece ser que esto no es suficiente para hacerlo.

Desvincularse afectiva y/o sexualmente de alguien, conlleva además de la voluntad de querer hacerlo, precisa de un objetivo y de una acción.

 ¿El objetivo?

Aprender a sentirse bien con una misma, incluso en los momentos de soledad. Nadie te va a dar lo que tú no tengas.
Ver la experiencia como un “fracaso controlado”.  Las vivencias nos sirven,  aunque a veces lleguemos a dudarlo.
Estar al lado de alguien que te quiera, valore,  respete, desee y para quien seas una parte importante de sus días. Ese alguien a quien tú reconozcas como la persona que quieres como compañera para tu vida.

¿La acción?

Rechazar, toda relación con tintes de toxicidad.
Y si estás en ella, poner punto y final. Pensar en ella, hablar de ella, vigilar y controlar dónde, cómo y con quien está, no te ayudará a conseguir tu objetivo.  El proceso no es fácil, pero la recompensa merece la pena.

Los objetivos y las acciones se encuentran íntimamente relacionados. Saber qué es lo que queremos y necesitamos a nuestro lado para sentirnos bien es algo que nos permitirá saber y entender hacia donde tenemos que ir y qué debemos hacer para conseguir nuestro objetivo.

Cuando se ama, quiere y desea a otra persona el proceso de desvinculación es complicado y doloroso en la mayoría de las ocasiones y se necesitan pocos motivos para justificar comportamientos poco saludables: “habrá tenido mal día…; es que yo tampoco actué bien…; me quiere…; con el tiempo cambiará…”.
Y es que, cuando no nos sentimos queridos, deseados, cuidados, valorados, apreciados y respetados el seguir al lado de alguien deja de tener sentido si no es en un contexto de toxicidad y dependencia,  el que está siempre abierto para recibirnos.

Las personas tóxicas no se relacionan desde el amor, los afectos y los cuidados hacia el otro, se relacionan desde la insatisfacción y el egocentrismo.

A veces nos empeñamos en mantener relaciones que desde sus comienzos están avocadas al fracaso. La compatibilidad es importante a la hora de emparejarse pues aquello de que los polos opuestos se atraen no deja de ser un dicho que puede resultar atractivo en los comienzos pero que deja de serlo en la convivencia. Quizá tener un equilibrio, “un puntito” que nos mantenga activos sería lo deseable.

La vida es demasiado bonita como para pasarla sufriendo, para estar en el lodo. La dependencia amorosa no es amar, es destruir el amor.

¿Y cómo sabrás que te aman de manera sana=

Porque cuando alguien te ame te hará sentir agustito, tal cual eres. Sin más.

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Fdo.: Raquel Díaz Illescas