jueves, 23 de septiembre de 2010

TEMA DE LA SEMANA: "La soledad emocional, la soledad social: mucha gente sola".

¿Qué podemos hacer para conocer gente con quien compartir un café, inquietudes, ocio, afectividad, etc.?


Hay mucha gente sola. Hombres y mujeres que no desean estarlo y que por circunstancias de la vida lo están.

Hombres y mujeres que desean encontrar a alguien con quien compartir momentos, no solo los especiales, también los cotidianos.

Hombres y mujeres que no tienen con quien salir a tomar un café o una copa el fin de semana, que se quedan en casa viendo la película o el programa de turno.

Personas que prefieren los días laborales a los fines de semana, ya que en los primeros tienen con quien relacionarse, tienen cosas que hacer.

Hombres y mujeres que les gustaría conocer alguien que los llamase por la noche para decirles ¿cómo ha ido el día?

Hombres y mujeres que tienen mucho amor para regalar.

Y ¿por qué si hay tantos hombres y mujeres solos no nos olvidamos de los prejuicios e intentamos, como en cualquier otro aspecto de nuestra vida, probar a conseguir aquello que deseamos, que necesitamos?
¿Dónde se conoce o se puede conocer gente con quien compartir algo de la vida?

¿Qué hay que hacer para encontrar a esa persona?

Mis queridos blogueros espero impaciente vuestras sugerencias.


Fdo.: Raquel DÍaz Illescas.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

El coito y el orgasmo femenino.

La incapacidad de llegar al orgasmo durante el coito es posiblemente la queja más frecuente en consulta.

 El orgasmo de las mujeres no era un tema que preocupase a los hombres de mediados del siglo pasado y menos aún a sus mujeres. Sin embargo, la ya conocida revolución sexual hizo que, tanto hombres como mujeres, se interesaran no tanto por la sexualidad femenina como por “dejarlas satisfechas”.

 El desconocimiento de la sexualidad femenina, tanto por ellas como por ellos, ha llevado durante años a que las mujeres finjan sentir lo que se supone deben experimentar en el encuentro sexual. Muchas de ellas nunca han tenido un orgasmo, algunas se lo han cuestionado, otras ni siquiera y viven sus encuentros amorosos, unas veces como un débito y otras  responsabilizando a su pareja de no conseguirlo. Así mismo, algunas de sus parejas viven ignorantes de este hecho  y otras se frustran por no saber qué hacer para complacerlas.

 Sin duda, es necesario desprenderse de mitos y creencias que giran en torno al orgasmo femenino, para poder entender cómo se produce éste realmente. Y es que hay muchas mujeres que, aun respondiendo bien sexualmente, no llegan al orgasmo en sus relaciones sexuales.

 Debemos tener en cuenta tres factores  para poder comprender de manera clara lo anterior:

1.    La estimulación del clítoris: aunque algunos/as conozcan este órgano solo de oídas, no por ello deja de ser el mediador de los orgasmos femeninos. Si no hay estimulación del clítoris, posiblemente el orgasmo se ausente. Aquella es crucial en la consecución del clímax;  mientras que la estimulación vaginal, aunque muy placentera, seguramente contribuye en mínima medida a desencadenar el reflejo del orgasmo en la mayor parte de las mujeres.

2.    La intensidad en la estimulación del clítoris: variará según la actividad  sexual que desarrolle la pareja en sus encuentros amorosos. Normalmente, la mayor intensidad obtenida es con la estimulación táctil directa sobre el clítoris, o presión sobre éste. Hay que tener en cuenta que el grado de presión podrá variar de una mujer a otra para obtener el mismo objetivo. La estimulación producida por el coito es muy suave, siendo a menudo insuficiente para desencadenar el reflejo orgásmico.

3.    El tiempo de estimulación necesario para desencadenar el orgasmo: variará considerablemente, no sólo de una mujer a otra, sino dependiendo de las  circunstancias; una mujer excitada por su pareja, ser amado, o con facilidad para el abandono, puede alcanzar el orgasmo con pocos impulsos coitales y con la estimulación suave y refleja del clítoris. Sin embargo, puede requerir mayor estimulación a todos los niveles si el acto sexual es realizado con personas no amadas, con falta de deseo por la pareja en cuestión, con dificultad para el abandono o simplemente en situaciones que ella considere poco favorables para ese encuentro.

No podemos ni debemos extrapolar las experiencias sexuales mantenidas a lo largo de la vida, pues cada persona, como ya hemos indicado, es diferente, como también lo será  su respuesta orgásmica.

 Lo que sí podemos hacer es intentar conocer nuestro cuerpo contodos los sentidos.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

martes, 21 de septiembre de 2010

Follar: ¿Epicentro de la vida?

Artículo enviado por  Andrés Quintero (seguidor de "Sexualidad positiva")

El término, expresión vulgar según el diccionario académico, tiene tal aceptación entre los hispano hablantes que no rebuscan más en su acervo lexicográfico (más allá del charco hablan de “coger” pero esa es otra historia…) Nosotros, al referirnos al ayuntamiento carnal, nos movemos entre el eufemismo “hacer el amor” y la noticia de prensa que nos habla de “violencia sexual” En este artículo quiero referirme al gran espacio que ocupa en la vida de una persona, la necesidad que tiene de relacionarse sexualmente con otra, se llame como se llame a esa relación. Valgan como apoyo de esta aseveración estas cuatro situaciones, reales como la vida misma.

A.- ¿Cuántas personas, al llegar la noche, cuando apagan la luz de su mesilla, cierran los ojos, tristes y meditabundos…? ¡Un día más sin sexo! ¡Una página más de su diario en blanco! Solteros, casados, viudos, mayores, jóvenes, divorciados, separados… Todos… muchos… viven esta experiencia, mejor dicho, esta falta de experiencia… Prueba de ello es que las páginas de los diarios siguen ocupadas por anuncios ex profeso para aliviar esta situación. En Internet se encuentra millones de páginas dedicadas al sexo y los que gastan dinero y esfuerzo en mantener esas páginas saben que existen destinatarios consumidores… ávidos del sexo ideal…

B.- He sabido hace pocos días, por boca de un amigo, que un joven de unos 33 años, domiciliado en una pequeña población de unos 500 habitantes, soltero… para satisfacer sus necesidades sexuales, seguramente al amparo de la noche, busca una burra con la que desahogarse… Como detalle, cuenta que le ata una pata delantera con otra trasera…

Del talante intelectual del joven, da idea el hecho de que además de hacerlo, lo cuenta.

Seguramente no será el primero ni el último que practique el sexo de esta forma.

C.- Las noticias de estos días hablan de la situación de gran número de mujeres que son salvajemente ultrajadas sexualmente en ciertas regiones del Congo. Cientos de mujeres que sufren abusos sexuales por hombres militares o, a río revuelto, vaya usted a saber… y todo ello en las mismas narices de las fuerzas americanas que entonan el mea culpa por no verlo, por no controlarlo y por no evitarlo. Pero el hecho es que esos hombres militarizados o no, satisfacen así sus necesidades, tantas veces y con tantas mujeres como la situación que viven se lo permite.

D.- La Iglesia Católica se empeña desde que naciera, en que sus representantes sean hombres y célibes. No vamos a analizar en qué edad entran en los centros o seminarios a formarse en lo que va a ser su modus vivendi. Lo que si es cierto es que cuando quieren darse cuenta de la realidad están rodeados de un inmenso océano de soledad… de soledad sexual. ¿Y qué hacen? ¿Cómo lo resuelven? ¡Como pueden! ¿Y cuándo se sabe, se publica? Las autoridades eclesiásticas hacen lo imposible porque estas noticias sobre abusos sexuales de los sacerdotes pasados, presentes y futuros, no se divulguen. El gran peso que sobre los agentes pasivos supone el haber sufrido esa situación, logra que la noticia emerja… ¿Para ejemplo? ¿Para que se haga justicia? ¿Para que se corte de raíz su repetición?

Como se puede apreciar, desde cuatro ángulos distintos, totalmente dispares… se ve que existe un denominador común: el hombre tiene una necesidad vital, lo mismo que la mujer. La sociedad debe encauzar esta situación de una vez por todas. Las personas deberían poder resolver sus necesidades sexuales de la misma manera, tan sencillo como compartir una comida en un restaurante.

En otra ocasión, en otra entrada de este blog, expuse las consecuencias reales de legalizar la prostitución. No digo que esa sea la solución. Creo que no. Resolvería una parte del problema. Yo no sé si los dirigentes responsables de las sociedades civilizadas tienen tiempo de pensar en este problema, quieren solucionarlo, saben cómo hacerlo, no interesa resolverlo… ¿Son problemas como el de las drogas, el tabaco, el alcohol…? Creo que no. Termino con el titular: El sexo compartido es vital para la especie humana.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Orgasmo femenino: ¿vaginal y clitoridiano?

El sexo podemos decir es universal, pero no la sexualidad, pues cada sociedad a lo largo de la historia la ha vivido de manera diferente.
Los griegos le daban un alto valor al clímax, no importando si éste se alcanzaba a través de la masturbación o del sexo homo- o heterosexual; sin embargo, los romanos parecían querer acaparar todos los placeres de la carne, reservando el orgasmo al hombre. No quedaba bien que las mujeres se lo pasaran bien en la cama. El hombre que precisaba estimular a su mujer con sexo oral era visto como impotente.

Sin embargo, en diferentes culturas, también la griega y la romana, se ha comprobado la existencia de objetos que ayudaban a la mujer a llegar al orgasmo, la mayoría en forma de falo.

Los cambios sociales y culturales, y una menor influencia de la iglesia, han permitido no solo dotar a las mujeres de sexualidad sino de disfrutar de ella, solas o acompañadas.

La respuesta orgásmica de las mujeres influyó en la psicología de Freud y en la de sus seguidores. Freud decía que, solo las mujeres que habían alcanzado una madurez psicosexual, eran capaces de disfrutar con el coito; las que lo hacían a través de la estimulación del clítoris eran unas inmaduras. Sabemos que esto es un error, pues muchas psicópatas se lo pasan muy bien con el coito, y mujeres casadas, responsables y maduras, solo tienen orgasmos a través de la estimulación del clítoris.

Fue el prestigioso Freud, el primero que abordó la categorización de mujeres clitoridianas y mujeres vaginales, tratando así el tema en uno de sus más celebres trabajos “Tres ensayos sobre teoría sexual”; sin duda, una de las obras que revolucionó a la sociedad del momento y que tanto ha despistado a las generaciones que le sucedieron.

Algunos profesionales parecen seguir enganchados al discurso de Freud concibiendo el orgasmo producido por el coito como la única respuesta sexual femenina auténtica, considerando que cualquier otra forma de estimulación es un síntoma de un conflicto neurótico. Otros autores no hacen especial énfasis en la importancia del orgasmo producido por el coito y consideran que el orgasmo conseguido por estimulación de cualquier zona erógena es tan "auténtico" como el coital.

La duplicidad del orgasmo femenino no deja de ser un mito, a pesar de que aún hoy en nuestros días siga siendo una discusión bizantina. Los estudios desarrollados por Masters y Johnson, demostraron que la respuesta orgásmica surge siempre del mismo centro neurovegetativo sacro lumbar y que lo que pueden ser diferentes son las fuentes de estimulación o excitación que pueden provenir del clítoris, de la vagina, de cualquier otra zona erógena e, incluso, ser estimulado por la fantasía de cada mujer.

Mientras sigamos pensando en la existencia de dos tipos de orgasmos, tendremos mujeres que no disfruten plenamente de su sexualidad y sientan como problema lo que solo es una cuestión de creencias erróneas, de diálogo con la pareja y de un mejor conocimiento de su cuerpo. Los hombres por otro lado, seguirán en su empeño de volcar sus energías en meter y sacar e intentar aguantar como jabatos mucho tiempo y con el pene como un mástil para dejar satisfecha a su pareja.

Si seguimos dándole vueltas a algo tan sencillo, tendremos hombres con disfunciones sexuales, frustrados por no cumplir lo que de ellos se espera y mujeres fingiendo pasárselo bien, creyendo evitar que eso ocurra.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

viernes, 3 de septiembre de 2010

El orgasmo femenino: el gran desconocido.


Una de las causas que más anorgasmias genera en la población femenina es el desconocimiento de la respuesta sexual humana y, más concretamente, el de las condiciones necesarias para que se produzca el reflejo del orgasmo.

El orgasmo es una respuesta neurovegetativa sacro lumbar, que el organismo produce a los estímulos generados por la fase de excitación de la respuesta sexual humana.

La prohibición de la masturbación ha sido un hecho constante en la vida de las mujeres. El orgasmo femenino ha formado parte de los muchos mitos y creencias en torno a la sexualidad femenina. Aquél era considerado (y en algunos sectores sigue siéndolo), un reflejo que se produce espontáneamente, (vaya, por arte de magia) y que no depende de un aprendizaje.

No nos han educado ni formado en una sexualidad integral y placentera para que, tanto hombres como mujeres, seamos conscientes de que el orgasmo es un proceso que se produce a partir de unas condiciones previas. Esto conlleva que no todas las mujeres lo sepan ni se hayan masturbado en algún momento de su vida.

Por otra parte, el hombre se preocupa por aguantar mucho tiempo, y por supuesto con una buena erección, para que su pareja llegue al orgasmo. ¿Cuál es el motivo de querer aguantar tanto? ¿Qué ocurre si no es así? Nadie se plantea problema en los tiempos que utilizan ellas para llegar al objetivo deseado. ¿Hay orgasmo precoz en las mujeres?, ¿por qué no?

Del orgasmo femenino se han dicho muchas cosas, la mayoría poco acertadas:
  • El mejor orgasmo es el que se consigue a través del coito: Sea cual fuere la fuente de estimulación para alcanzar el orgasmo, no es lo importante, ni lo que lo hace más placentero. Lo realmente significativo es cómo haya sido el proceso hasta conseguirlo (los besos, las caricias, los lametones…
  •  El pene es el desencadenante del placer y del orgasmo: El pene es una fuente de placer maravillosa, tanto para ellos como para ellas, pero no es éste el principal desencadenante del placer y menos, del orgasmo. El clítoris es el protagonista en estas cuestiones.
  • Tenemos menos necesidades sexuales: la necesidad de mantener relaciones sexuales es algo subjetivo. A pesar de ser la sexualidad una actividad placentera, no todas las personas sienten el mismo deseo ni necesidad de llevarla a cabo, al igual que ocurre con otros placeres. Es verdad que hombres y mujeres viven esta práctica a veces de manera diferente, pues el deseo para muchas mujeres debe ir acompañado de ausencia de conflictos con la pareja. Los hombres no siempre. Estar en buena armonía con la pareja favorece el deseo.
En la sexualidad, tanto a hombres como a mujeres, se nos han asignado unos roles sociales, que distan mucho de lo saludable. Al hombre le ha tocado la parte del siempre estar dispuesto, de tener siempre ganas, de ponerse a tono rápido, de ser el que toma la iniciativa, el que solicita y demanda. A las mujeres les ha tocado la espera, el dejarse hacer, el hacerse las puras y castas, las dulces y sumisas, educadas y recatadas.

Unos y otras viven la sexualidad desde el prejuicio heredado, desde posiciones establecidas que nada tienen que ver con el disfrute, con la libertad personal.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

El orgasmo femenino: el más fingido.

…fingido, ausente, no encontrado, deseado, desconocido, idealizado, mal nombrado, mal ubicado, pero también maravilloso.

A lo largo de la historia, a las mujeres se nos han sido negados muchos derechos, entre ellos, el disfrutar de nuestra sexualidad, el poder hacerlo a solas, sin miedos, sin culpas, sin ayudas, sin refuerzos, sin la necesidad de que sea la pareja quien provoque tales placeres.

Somos seres sexuados y eso implica que lo somos cuando retozamos en la intimidad con un hombre, y que también lo seguimos siendo cuando la mano no nos es ajena. Disfrutamos de nuestra sexualidad cuando somos jóvenes, y también cuando nos encontramos en la senectud.

Durante muchos años, el orgasmo en la mujer ha sido “ fingido, ausente, no encontrado, deseado, idealizado, mal nombrado, mal ubicado…ha sido el gran desconocido. Realmente, no nos encontramos tan lejos de entonces, pues aún en nuestros días el orgasmo de la mujer sigue siendo un misterio para muchos hombres y también para algunas mujeres.

Ellos: unos piensan y creen que su pareja siempre llega al clímax. Dicen darse cuenta de ello, y además, ellas se lo dicen. Otros, los más preocupados en el asunto, atribuyen las causas de que su pareja no llegue, a que no son capaces de mantener el pene a pleno rendimiento hasta que ella llegue al orgasmo; algunos acaban frustrándose, y unos cuantos, saben donde se encuentra la clave.

Ellas: unas porque no se han acariciado nunca, no se atreven, o les da vergüenza; algunas lo ven como algo sucio, de malotas; otras piensan o esperan que sea el hombre quien se lo proporcione. Sienten que es un tema que les corresponde a ellos descubrir y satisfacer; las hay, para quienes lo sexual no es un valor en su vida; y por supuesto están las que lo disfrutan en soledad o en compañía.

Los orgasmos de las mujeres han estado contaminados principalmente por el desconocimiento, por un mal aprendizaje y sobre todo por la cultura judeo cristiana que impregnó la sexualidad de hombres y mujeres de miedos y culpa.

De la sexualidad de la mujer se dice o decía que:

  • No hay mujer frígida sino hombre inexperto: frase que ha hecho mucho daño a la sexualidad tanto de hombres como de mujeres. Deja evidencia de que la responsabilidad de pasárselo bien, es competencia de ellos.

  • Necesitamos más tiempo para excitarnos, por lo que precisamos de mayor estimulación para poder llegar al orgasmo: No necesitamos más tiempo de lo que pueda necesitarlo cualquier hombre. Pregúntenle a una mujer (desposeída de prejuicios sociales), cuánto tiempo tarda en masturbarse y llegar al orgasmo sola. Entonces, ¿dónde está el fallo?, es muy simple: en el foco de estimulación. Entiendo que para los señores, es estupendo la estimulación continua que obtienen en el coito, pues su pene está encantado, pero no le ocurre lo mismo a la mujer, pues como ya hemos repetido en diferentes artículos, la vagina, aunque fuente de placer de los caballeros, no lo es tanto de las señoras , al menos no para llegar al orgasmo. La vagina es la zona de menos terminaciones nerviosas.
Hagan una prueba: el hombre que estimule el clítoris de su pareja, y ella que le toque el muslo o el dedo gordo del pie, a ver quién llega antes al orgasmo. Aunque les cueste creerlo, es muy parecido.



Fdo.: Raquel Díaz Illescas.