viernes, 29 de octubre de 2010

TEMA DE LA SEMANA: La eyaculación precoz. ¿Un problema creado por la cultura?.


La eyaculación precoz es una falta de control voluntario sobre el reflejo eyaculatorio, inmediato a la introducción del pene en la vagina o incluso antes del coito (ante portas). El hombre no puede decidir cuándo desea eyacular.



Es un trastorno de la fase del orgasmo.


La mayoría de los casos tiene solución recurriendo al profesional adecuado.


La eyaculación precoz es el motivo de consulta más frecuente de los hombres, tanto en el ámbito médico como sexológico. Fisiológicamente no podemos decir que esto sea un problema, aunque lo cierto es que muchos hombres sí lo sienten así. De ahí la importancia de conocer algunos aspectos que han influido para que muchas parejas estén viviendo su sexualidad con angustia y con ansiedad.

Se puede decir que la eyaculación precoz es la herencia filogenética que han recibido los hombres, y lo que hace que muchos se sientan eyaculadores precoces.

Hace treinta años ser rápido en eyacular, desde el punto de vista reproductor era considerado como una conducta positiva. Ejemplo de ello lo podemos encontrar en los animales mamíferos como los bonobos, los felinos, el elefante, etc. donde llevar a cabo eyaculaciones rápidas es una ventaja biológica, una conducta adaptativa exitosa, ya que cuanto más rápido se eyacula, más eficacia reproductora se alcanza; es cierto que no estamos hablando de la especie animal, sino de los hombres, pero es importante conocer de dónde viene este prejuicio para poder entender y comprender que la eyaculación prematura o precoz es un problema creado por la cultura.

Eyacular de manera prematura no sólo no era un problema, sino que era visto como una respuesta fisiológica valorada positivamente y de la que los hombres se enorgullecían. Es verdad, que en unas décadas el eyaculador precoz ha pasado de ser un súper hombre, a tener que ser el marido “experto”, con una erección duradera y potente y demorando la eyaculación el tiempo necesario para hacer llegar a su pareja a la cumbre del placer.

El hombre de este nuevo modelo se ha convertido en una especie de “trabajador del sexo”, acudiendo a sus relaciones con la misión de producir a su pareja cuantos más orgasmos mejor. Hablamos, como ya hemos indicado en otras ocasiones, del modelo capitalista, que sin duda, ha servido para hacer de las disfunciones sexuales un negocio para la industria, creando problemas, donde no los hay como es el caso de la eyaculación precoz.

En las farmacias y en diferentes establecimientos podemos ver como se comercializan productos para todo: viagra, parches, o antidepresivos para retardar la eyaculación.

El modelo crea el problema, la industria gana, pero no las personas víctimas de este engranaje mercantil y consumista. La gente quiere soluciones rápidas y no se pregunta dónde radica el problema.

La eyaculación precoz ha sido inventada por la cultura de los géneros, sin ninguna base científica explicativa ni terapéutica.

Las nuevas condiciones socioeconómicas producidas hace más de tres décadas, generadas por el capitalismo de consumo, impusieron la necesidad de cambiar los modelos anteriores de socialización del comportamiento sexual, por otro modelo nuevo más acorde con las necesidades del sistema. Así se construye el modelo capitalista permisivo. Como hemos visto, el modelo otorga sexualidad a la mujer, e incluso dice que es bueno para ella, con lo cual le reconoce su derecho al placer y a que tenga orgasmos, pero la llave de ese placer, de sus orgasmos, la sigue teniendo el hombre. A la mujer parece que se le reconocen derechos sexuales, pero la responsabilidad de sus orgasmos se le sigue atribuyendo al hombre, y lógicamente será éste, quien tenga que “trabajarse” los orgasmos de su pareja. La ansiedad que se produce en las relaciones sexuales viene dada por este modelo aprendido.

Seguiremos hablando de eyaculación prematura, sin prisas y sin prejuicios.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

miércoles, 13 de octubre de 2010

TEMA DE LA SEMANA: "¿qué necesitas para alcanzar un orgasmo?, ¿y tu pareja?". Variaciones en la respuesta orgásmica de las mujeres.

Según diferentes estudios, un 10% de la población femenina sufre una Inhibición total de la manifestación orgásmica aun habiendo experimentado múltiples posturas y técnicas.

Hemos visto que muchos de los interrogantes que surgen en torno a la sexualidad femenina, y más concretamente en lo relativo al orgasmo, surgen de una falta de educación sexual y un desconocimiento del propio cuerpo como fuente de placer y comunicación afectiva con el otro. Los prejuicios y creencias que aún existen sobre la sexualidad, dificultan el abandono en las relaciones sexuales, algo fundamental para disfrutar y llegar al clímax.


Pretender generalizar determinados comportamientos o vivencias de las mujeres ante la sexualidad es un error. Las diferencias con que las mujeres viven su sexualidad son patentes, así como la forma y manera con que éstas tienen sus orgasmos. Podemos decir que esto forma parte de un continuo:


En uno de los extremos podemos encontrar a las mujeres (que son escasas) que simplemente, a través de sus fantasías sexuales, son capaces de llegar al orgasmo sin que exista estimulación física alguna. Sabemos del poder erótico y estimulante de nuestra mente, y algunas lo desarrollan estupendamente.


Otras, también escasas, incorporan a sus fantasías eróticas, juntar y separar rítmicamente los muslos y así producir una ligera presión sobre el clítoris. Esto implica el tensar y relajar los músculos, especialmente los pubococcígeos (envuelven la vagina. Se contrae involuntariamente, tanto durante el orgasmo femenino como el masculino).


Algunas, con sólo con los preliminares, caricias en los pechos, muslos, etc., consiguen tener orgasmos. No es algo habitual, pero las hay.


Mujeres, las más, que precisan de la estimulación del clítoris para lograr el orgasmo, cosa que suelen acompañar de fantasías sexuales. La fantasía se hace imprescindible en la sexualidad de muchas mujeres, aunque no siempre lo digan.


Hay mujeres más inhibidas, que no tienen problema en masturbarse cuando están solas, pero que son incapaces de hacerlo en presencia de su pareja.


Mujeres que no tienen suficiente con la estimulación manual u oral y que necesitan la intensa estimulación proporcionada por un vibrador.


Mujeres, las menos, que consiguen alcanzar el orgasmo con la penetración, adoptando una posición donde el clítoris se vea estimulado directa o indirectamente.


Mujeres, cada vez más, que disfrutan de su sexualidad solas o en pareja; que se masturban solas o en presencia de su compañero/a; que expresan lo que les gusta, cuándo y de qué manera. Mujeres que saben que no siempre lo importante es tener un orgasmo, mujeres que desean vivir y disfrutar de su sexualidad sin prejuicios ni roles establecidos.


Con lo anterior podríamos establecer diferentes respuestas orgásmicas:


a) Mujeres que alcanzan facilmente el orgasmo en situaciones no complejas.


b) Otras que requieren una estimulación clitoridiana intensa y prolongada, incluso en estados de gran excitación.


c) Mujeres que aun después de una estimulación prolongada, no consiguen alcanzar el orgasmo. La mayoría de estos casos podrían atribuirse a aspectos culturales como: la inhibición sexual femenina propia de nuestra sociedad, aunque afortunadamente esto parece ir cambiando.

Existe indudablemente una gran variedad fisiológica en el umbral orgásmico. Umbral que suele ir cambiando en el transcurso de la terapia, siempre y cuando tengamos en cuenta las variables físicas, psicológicas y las culturales, así como su influencia tanto en la facilitación como en la inhibición del orgasmo.


Lo importante no es la manera en que se alcanza un orgasmo, sino lo que se disfruta durante el encuentro. El objetivo no debe ser conseguirlo a toda costa, sino disfrutar de ese momento. Tener muchos orgasmos no es el resultado de pasárselo muy bien con la pareja, hay mujeres que tienen pocos pero muy intensos y los disfrutan mucho.

Si queremos tener orgasmos es preciso un aprendizaje previo, que inevitablemente pasa por el conocimiento de nuestro cuerpo, olvidándonos de prejuicios sociales que dificulten vivir una sexualidad libre y placentera, sabiéndonos responsables de nuestro propio placer sin buscar culpables.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.