martes, 31 de enero de 2012

ELLOS y sus propósitos erótico sexuales…

Un importante porcentaje de las disfunciones sexuales masculinas que llegan a la consulta, son producto de la cultura de los géneros, de la que ambos sexos han integrado y asumido su rol en sus relaciones afectivas sexuales.

Las mujeres esperan que sean ellos quienes les proporcionen su placer y les descubran los secretos de su anatomía. Ellos, fieles a lo que se espera de su condición varonil, hacen culto a su pene, preocupándose en exceso de su “estado anímico” y asumiendo el rol del explorador sexual.

Y es que el hombre cuando piensa en hacer disfrutar a su pareja, en lo primero que se fija es en la resistencia, tamaño y erección de su pene, olvidándose de la totalidad de su cuerpo: boca, nariz, dedos, manos, pies, lengua (la húmeda y la que se escucha)… Y esto es así porque aunque escribamos artículos al respecto y muchas mujeres han manifestado dónde se encuentra ubicado su placer, ellos insisten en centrar los encuentros amorosos en el coito (sin duda altamente placentero para ellos...) a pesar de los resultados.

Si hacer protagonista al coito de los encuentros sexuales sirviera para que algunos hombres no tuvieran disfunciones sexuales, y además no se frustrasen y sufrieran por las mismas, posiblemente la sexualidad quedaría reducida al sexo, algo mecánico, universal y que todos sabríamos hacer. Pero la sexualidad es otra cosa, que se aprende y que además puede ser diferente en cada sociedad o persona, que no se limita al coito, sino que hace de los encuentros sexuales una vivencia integral de todo el cuerpo. Y es por esto por lo que propongo a los señores y caballeros todos, algunos propósitos que les harán disfrutar más y mejor de su sexualidad y por supuesto, con su pareja:

1. Aprenderé a desprenderme de mis prejuicios sexuales.

2. El clítoris es un órgano exclusivamente para el placer, me acercaré, me presentaré y si me lo permites lo mimaré tanto como me pidas...

3. Si mi pene pierde la erección, tendré recursos para seguir disfrutando de nuestro encuentro sexual.

4. Si eyaculo antes de que hayas tenido tu orgasmo, seguiré acariciándote, chupándote y lamiéndote...

5. Me preocuparé en disfrutar no para ti, sino junto a ti.

6. No me sentiré un vicioso o un pervertido por desear mantener relaciones sexuales contigo todos los días.

7. Me masturbaré cuando lo desee sin sentirme culpable.

8. Aprenderé a vivir nuestras relaciones sexuales sin imposiciones ni obligaciones maritales.

9. Respetaré tu deseo sexual.

10. Reforzaré tus conductas positivas.

11. Sustituiré en mi vocabulario los “siempre, nunca, jamás, todo o nada por algunas veces, en ocasiones...”

12. Tomaremos decisiones juntos.

13. Eyacular no es lo más importante.

14. Aceptaré que no siempre estoy dispuesto.

15. Si sufro ante la ejecución en los encuentros sexuales, buscaré las soluciones, no el problema.

16. Me emocionaré sin disimularlo.

17. Mantendré relaciones sexuales aunque solo tengamos caricias y besos.

18. Te abrazaré antes y después.

19. Te diré lo mucho que te quiero tantas veces como lo sienta o piense…

20. Querré y aceptaré a mi pene tal cual es: grande, pequeño, delgado, grueso, resistente, fuerte, impulsivo...... es mi pene. Es el que tengo y me puede dar, si yo se lo permito, todo el placer que necesito.

Seguro que se te ocurren muchos más propósitos que mejorarían la vivencia de tu sexualidad. Si te animas, continúa esta lista, pero no te olvides de llevarla a la práctica.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

martes, 24 de enero de 2012

ELLOS: la gestación de las disfunciones sexuales.

La revolución sexual de mediados del siglo XX provocó un antes y un después en la vida sexual de hombres y mujeres. Esta revolución otorgó derechos y deberes para los sexos que ambos asumieron, haciendo norma en sus relaciones afectivas sexuales.

La sociedad de consumo y el Estado del bienestar favorecieron la permisividad social hacia la sexualidad, permitiendo la divulgación sexológica, la educación sexual y los gabinetes de especialistas en terapia sexual, pasando a ser la sexualidad un objeto de consumo al servicio de los géneros. La sexualidad es buena para todos, pero hay que aprender a disfrutarla y para conseguir este fin surge una industria que conseguirá altos beneficios. La sexualidad vende y su comercialización genera multitud de negocios altamente rentables para industrias como la farmacéutica, la cosmética, la moda, la pornográfica, la cirugía estética, los espectáculos de ocio, la cultura de entretenimiento, la televisión y el cine que adquirirán un auge extraordinario gracias al diamante en bruto que sirve en bandeja la sexualidad. También dará pie a un desarrollo especial de la prostitución.

La cultura de los géneros no se ve influenciada por estos cambios sociales en cuanto a la sexualidad; por el contrario, se reafirman sus principios y valores.

Y entonces, por fin, las mujeres adquirimos la condición de seres sexuados. Tenemos deseos sexuales, incluso nos masturbamos, aunque no somos las dueñas de nuestro placer, sino que nuestro disfrute dependerá de la experiencia y habilidad de nuestra pareja sexual, que será quien tenga la clave de nuestro gozo; o sea, que el que nos lo pasemos bien dependerá de las buenas artes amatorias que tenga el caballero en cuestión. Y es que las mujeres somos “lentas” en la excitación, necesitamos juegos previos para excitarnos, debemos ser generosas y pasivas en los encuentros sexuales, dejándonos hacer, y cómo no, precisamos un coito prolongado para poder alcanzar el orgasmo.

Los hombres no salen mejor parados de esta revolución sexual. Ahora a ellos se les exige calidad más que cantidad. De ellos se espera que sean buenos y experimentados amantes, que conozcan técnicas, posturas y habilidades que deben mostrar en cada encuentro. Ellos son los responsables de su placer, pero sobre todo del de su pareja.

El que las relaciones sexuales sean calificadas de exitosas o satisfactorias dependerá, entonces, de las habilidades que cada hombre posea para excitar a su compañera sexual, el tiempo que éste sea capaz de mantener el pene erecto para que ella llegue al clímax, eso sí, sin perder la erección, y claro está, se le presupone “buen explorador” para saber y encontrar, sin que nadie se lo diga, las zonas que debe estimular a su pareja para que esta le dé el calificativo de buen amante.

Excesiva responsabilidad para quienes la sexualidad se escribía en masculino. Esta atribución errónea de la responsabilidad que sólo corresponde a cada amante, ha traído consigo el desarrollo en los hombres del temor a no “dar la talla” y el sufrir disfunciones sexuales que los inhabilitan como buenos amantes.

Las disfunciones sexuales se van gestando en el pensamiento recurrente del varón ante el miedo a la ejecución, y una vez en la alcoba, siente que lo que pensaba y presentía se confirma: su pene está ausente.

Y es entonces cuando nuevamente la ansiedad, la frustración y la desesperación se abrazan con fuerza al pensamiento del hombre, que siente que no es capaz de mantener erecto su pene y no sabe qué hacer para conseguirlo. Esta espiral de pensamientos lleva a que muchos hombres eviten mantener relaciones sexuales y vean su autoestima dañada.

Y es que al común de los hombres los inquieta o preocupa:
 
• El tamaño de su pene.
• La erección y la resistencia de su pene, y
• Que su pareja se lo pase bien.

En el pensamiento de gran parte de los hombres y cada vez de menos mujeres, se encuentra el que para que su pareja disfrute y se lo pase bien, deben mantener su pene erecto durante mucho tiempo. Meter y meter hasta que ella llegue al orgasmo. Les cuesta entender e interiorizar que no es el coito la fuente y el punto clave del placer femenino, sino su clítoris. Y hasta que esto no se tenga claro y se ponga en práctica en cada encuentro sexual, las disfunciones sexuales harán presencia en la vida de las parejas, causando mucho dolor y frustración.

La sexualidad se aprende y las disfunciones se crean por la cultura de los géneros, pero afortunadamente tienen solución con terapia.

 
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

lunes, 16 de enero de 2012

ELLAS: de lo que se espera de nosotras a los “buenos propósitos...” (y II)

Con la tinta de las buenas intenciones, cada comienzo de año, como si de una norma, hábito o costumbre se tratara, cada cual elabora su particular lista de buenos propósitos para llevar a cabo en el año que estrenamos.



Os planteo a todas vosotras, algunas propuestas muy positivas para hacernos los días un poco más gratos, placenteros y diferentes. Es verdad que no todas podrían formar parte del concepto de “buenas maneras para señoritas de bien”, pero sí para aquellas mujeres que quieren disfrutar de su pareja y sobre todo de su cuerpo, poniendo en equilibrio éste con sus emociones.


Y como evolucionar y aprender forma parte de la historia de las mujeres, os invito a crear conmigo una lista de acciones que nos lleven a vivir una sexualidad sin obligaciones ni reproches, que nos permitan vivir nuestros encuentros en clave erótica, disfrutando de nuestro cuerpo y del de nuestra pareja.


Para ello no pensaremos en lo que no hemos hecho, sino en lo que haremos a partir de hoy, en lo relativo a nuestras relaciones afectivas sexuales para conseguir lo que queremos:


1. Aprenderé a liberarme de mis prejuicios.


2. Aprenderé a aceptarme con mis imperfecciones.


3. No te diré NO por sistema.


4. Me responsabilizaré de mi placer.


5. Viajaré por el atlas de mi cuerpo sin dejar un rincón por explorar…


6. Mi cuerpo será un territorio compartido contigo.


7. Me miraré desnuda ante el espejo.


8. Me vestiré de forma sensual.


9. Dejaré de sentirme sucia por lo que pienso o siento.


10. Aprenderé a desear sin sentirme culpable.


11. Seré coqueta con mis gestos.


12. Me dejaré seducir.


13. Te seduciré.


14. Me desnudaré delante de tus ojos.


15. Te diré al oído cómo y dónde me gusta que me toques, chupes y lamas...


16. Me masturbaré delante de ti.


17. Haré expertos tus dedos en mi clítoris.


18. Planificaremos un encuentro erótico sexual.


19. Fantasearé todo lo que quiera y me ponga.


20. Me daré todos los baños de espuma que mi cuerpo me pida...


21. Te diré lo mucho que me excita cuando me besas.


22. Crearé un calendario sólo para tus ojos.


23. Prepararé una cena para los dos con postre carnal…


24. Te miraré a los ojos mientras me hablas.


25. Te besaré con pasión.


26. Cogeré tu mano en el cine.


27. Organizaré mi tiempo libre contigo


28. Te esperaré para comer juntos.


29. Reforzaré tus conductas positivas.


30. Besaré tus labios al irme y al volver a casa.


31. Te preguntaré y escucharé antes de juzgarte.


32. Prepararemos juntos un viaje.


33. Tomaré decisiones.


34. Me centraré en las soluciones, no en el problema.


35. Consultaré a un/a profesional.


36. Te enviaré mensajes para contarte lo que te voy a hacer cuando te vea...


37. Beberé champán sobre tu cuerpo.


38. Haré de tu pene mi mejor caramelo.


39. Sustituiré en mi vocabulario los “siempre, nunca, jamás, todo o nada por algunas veces, en ocasiones...”


40. Hablaré contigo de mis deseos sexuales.


41. Te diré lo mucho que te quiero.


Y ahora tú, ¿qué cosas le dirás y/o harás? Cuéntamelas, pero sobre todo cuéntaselas y házselas a tu pareja sexual. Seguro que le encantará.


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

lunes, 9 de enero de 2012

“Las chicas buenas esperan a que les hagan, las malas dicen dónde y cómo les gusta”. (I)

Las mujeres hemos sido educadas en la “prudencia y la resignación” para ser sacrificadas, generosas, sensibles y al servicio de los hijos, padres y por supuesto del esposo. De las mujeres se esperan buenas formas y maneras de ser y de estar; sabemos que debemos ser educadas y cuidadosas con el lenguaje, con nuestros gestos, con nuestra forma de vestir; debemos sobre todo guardar las apariencias porque ante todo somos “señoras”... Y es que aún en nuestros días, de nosotras las mujeres se esperan actitudes y comportamientos diferentes a los que se aguardan en el género masculino.



Y es que unos y otras hemos sido educados con normas y principios bien diferenciados en lo referente a la sexualidad. Nosotras seremos muy putas o muy calientes si hacemos gala en sociedad de inclinarnos hacia los placeres de la carne. Ellos sin embargo, ante los mismos gustos, gozarán del aplauso de los presentes. En “compensación” a tales diferencias, a las mujeres se nos exime de la responsabilidad de nuestro placer, pues será el ardiente caballero con su magnífico, erecto y resistente falo el encargado de explorar y descubrir dónde residen los secretos de nuestro goce, y con sus buenas artes de amante a tiempo completo, será él el responsable de subirnos a los cielos para más tarde adentrarnos en los infiernos.


Muchas mujeres han seguido fielmente lo que se esperaba de ellas, silenciando sus deseos, sueños e intereses para no defraudar, desentonar, siendo “buenas chicas”, esperando al amante que todo lo sabe, dejándose hacer y si es preciso fingiendo algún que otro orgasmo, unas veces para poner fin a ese encuentro y otras para que su compañero sexual se sintiera “un buen machote”, y todo esto creyendo que así se evita estar en los labios de la amoralidad...


Y así, la sexualidad va perdiendo valor, haciendo frías las sabanas, y los sentimientos de culpa van tomando cobijo en la gran rueda de los pensamientos, y así también el deseo se va ausentando en silencio como la comunicación con la pareja.


Otras mujeres, a pesar de la educación recibida y de la imagen de “frescas” que podamos llegar a transmitir a algunas conciencias recalcitrantes, hemos optado por responsabilizarnos de nuestro placer, escuchar nuestro cuerpo, permitirnos momentos de satisfacción, valorarnos por nuestra personalidad, inteligencia, capacidad personal y no por "el tesoro” del que nos hablaban nuestras madres y abuelas. Hemos optado por poner voz a lo que sentimos y pensamos de la sexualidad, a lo que deseamos y queremos en nuestros encuentros con la persona que amamos o que simplemente nos pone, aun a sabiendas de dejar nuestro nombre en las lenguas de la ignorancia.


Nos masturbamos, somos activas en los encuentros amorosos, elegimos libremente tener o no sexo, con o sin amor. De la sexualidad hemos hecho un valor en nuestra vida.


Y para dejar de ser una buena chica ¿qué se os ocurre que podemos hacer?


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

martes, 3 de enero de 2012

Carta a los Reyes Magos

Mis queridos Melchor, Gaspar y Baltasar;


Sueño, fantaseo y cada año me ilusiono nuevamente con vosotros. Y es que los años no han mermado mi ilusión y sobre todo mi esperanza...Cada año vivo estos días de manera especial, quizá porque de alguna forma contribuimos a que las personas que queremos también sueñen con posibles, y entonces escribimos cartas, cartas con esperanza, con deseos y también con añoranzas...


Ha sido un año complicado en muchos aspectos, pero también ha sido un año especial en otros tantos y es por “esos otros tantos” por los que yo sigo escribiéndoos cada Navidad.


Mis deseos no son muy diferentes de un año a otro, aunque sí lo hayan sido las vivencias y es por lo que el perfume de esta carta puede ser algo diferente...


Intento renovar mis deseos para las personas que quiero, con el ánimo de que este año sí sea posible. De manera mis queridos Reyes Magos que:


Traed sobre todo mucha ilusión y esperanza a todas aquellas personas que quiero y necesito cerca en mi vida. Traedles herramientas que les permitan cambiar aquellas cosas que no les gustan, e intentar vivir en paz con el resto.


Aquí os dejo mi carta, tan especial, como lo son las personas a quien quiero que no olvidéis, las necesito a todas en mi vida, y las sigo necesitando activas, ilusionadas, con proyectos…


A Carmen, ilusiones que le hagan seguir sintiéndose una mujer hermosa y en paz consigo misma, y muchos viernes para compartir con quien siempre la estará esperando...

A Liza y Miguel, proyectos de vida.

A Yobana, fuerzas renovadas.

A Beatriz y Patricia, éxitos...

A Paula, apetito, menos chocolate, más besos para regalar, y espacios donde desarrollar su inteligencia.

A Óliver, estabilidad laboral.

A Juan, María y Diego ilusiones compartidas.

A Luciano, todo aquello que añora.

A Chanín, los sueños no expresados.

A Carlos, amor del que nace de las caricias...

A María, libertad para los deseos contenidos, la mirada segura, el corazón tranquilo y un sueño reparador que le permita seguir creyendo en sus valores de vida.

A Pani, seguir disfrutando con lo que hace para seguir creando ilusiones.

A Sylvia de Béjar, tiempos de inspiración, de calma, de amor y sexualidad para regalarnos a quienes en cada página y en cada post la esperamos…

A Lourdes, lo que calla, anhela, desea y espera…

A Bárbara los deseos de sus hijos y mucha felicidad para su nieto.

A Begoña, tiempo para regalar y compartir con quien ella quiera y si es posible un pedazo para compartirlo conmigo.

A Pipi, noches de abrazos cálidos con amaneceres serenos.

Para Andrés, el sosiego a sus emociones, y la sabiduría para seguir regalando palabras.

A Silvina Peirano, la motivación y el amor que ella desee y necesite, para seguir compartiendo proyectos que sigan permitiendo vivir una sexualidad especial, una sexualidad placentera.

A Tita, miradas inolvidables, sueños con sabor a desayunos compartidos y una pizca de “Sexo en New York”.

A Jenny, trabajo. Confianza para crear su propia “caja de herramientas” con la que afrontar y solucionar aquellas vicisitudes que de vez en cuando le hacen guiños seductores. Que aprenda a quererse tanto como quiere a los ojos donde sueña. Que tome decisiones, que arriesgue, ¡que viva!

A Jose, muchos lunes, para dar cobijo a los besos, las caricias, los susurros y muchos te quiero entre las sábanas para compartir con quien le espera, le quiere, ama y desea. Muchos martes, miércoles, jueves, viernes, sábados y domingos, para saberse esperado, deseado, amado y seguir viviendo momentos placenteros, sosegados, gozados, tranquilos, mágicos e ilusionantes. Presentes para ser vividos y más futuro por delante para crear un proyecto de vida con la persona amada.

A mí querida amiga Prados, solo quiero que le digáis que sigue viviendo en mí y será así mientras sea capaz de seguir soñando. Decidle que la quiero.

A sus hermanos Tere, Fernando y Juani, la templanza que buscan las emociones heridas.

A quien escribe…, solo me queda daros las gracias, pues el año pasado atendisteis muy bien mi deseo silenciado… y me habéis dado más de lo esperado. Gracias.


Y por supuesto, para todas ellas y a los lectores/as de Sexualidad Positiva, que encuentren las herramientas suficientes y necesarias para vivir una sexualidad integral, una sexualidad placentera, sin miedos ni prejuicios que les impidan disfrutar de lo que ellos quieran.


Mis queridos Gaspar, Melchor y Baltasar, solo me queda deciros que cada una de estas líneas, está escrita desde la esperanza, pero sobre todo desde el cariño, afecto y amor que siento por todas y cada una de las personas mencionadas, como ya os he dicho más arriba, las sigo necesitando a todas en mi vida

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

domingo, 1 de enero de 2012

Por una Sexualidad Positiva

A todos los/as lectores/as de Sexualidad positiva os deseo:

Que a lo largo de este año, seáis capaces de encontrar, aprender o buscar las herramientas necesarias que os permitan vivir vuestra sexualidad como desearíais.

Desear es maravilloso y sobre esto todavía nadie ha puesto la tijera, pero no por ello podemos limitarnos a esperar a que se cumplan sin nosotros hacer nada por ello.

Lo que sí es posible es que haya personas que ayuden a que nuestros deseos se hagan realidad. Convivimos piel con piel, pero también lo hacemos en un mundo virtual, en el que también podemos hacer que sea enriquecedor.

Y en este espacio que me une a vosotros, hay muchos deseos por vivir que se esconden en cada línea…

Vivir una sexualidad integral y placentera. Libre, con derecho a ser vivida en tiempo y forma, sin obligaciones.

Mis deseos en este espacio virtual están cumplidos, pues os tengo a vosotros, aunque de manera virtual, sé que estáis al otro lado.

Tenemos deseos y hay que ir tras ellos. Regalamos deseos, pero no debe ser en vano, ¿deseamos una sexualidad placentera? Intentemos al menos vivir nuestra sexualidad como lo desearíamos.

Besos y abrazos cálidos desde Sexualidad positiva.


¡Feliz Año 2012!


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.