Cuando se ama, los ideales y valores
heredados que hemos ido alimentando y construyendo en torno a nuestra pareja de
vida, se van desdibujando…
Tener ideales de vida no es bueno ni malo.
Lo interesante es ser capaces de entender que
estos pueden ir cambiando, alterándose, modificándose, renovándose, y a veces incluso precisaremos sustituirlos
para poder amar con un corazón libre.
Los ideales, los valores y las normas
sociales, se asientan y acomodan en mentes vulnerables, rígidas y manipulables,
atrapando el sentir de quien ama. Los ideales juegan al trueque con quien intenta vulnerar lo
establecido: la culpa por amor.
Desprenderse de ideales que ya no nos sirven
no siempre es fácil, no lo es para quien piensa que la felicidad consiste en ir
consiguiendo todo aquello que ha soñado. Es difícil para quien vive buscando
sueños o ideales…
Los ideales pueden ser el punto de partida
para empezar a caminar, y como ocurre con los “GPS” no siempre hay que hacerles
caso y hay que tener la valentía para arriesgarse y seguir otra ruta.
La madurez nos permite ser dúctiles y pensar
en el aquí y ahora. Mirar de frente a quien nos recuerda el valor de los
ideales inculcados y ser capaces de decir: esos forman parte de otro tiempo.
Madurar significa aprender a querernos y respetarnos y seguir haciéndolo
cuando decidamos no seguir las normas en las que fuimos educados.
Si una norma consigue ser más fuerte que el
amor que uno siente ¿Cómo se vivirá esa experiencia amorosa? Cuando se ama
¿Cuánto valen los valores inculcados? ¿Se puede amar en contra de tus ideales?
Yo también tengo ideales: Ama a quien te ame,
te respete, te valore, te cuide, te desee, y diga tu nombre sin avergonzarse en otros ojos,
alguien que coja tu mano y la ponga por encima de vetustos ideales.
Fdo.: Raquel Díaz
Illescas
1 comentario:
Después de leer los diferentes comentarios que ha suscitado este post en las redes sociales, y aunque no suelo hacerlo, creo que es conveniente aclarar algo:
1. Agradezco las opiniones hechas a l mismo pues esto no deja de enseñarme y aprender.
2. Por algunos comentarios siento que mi post “Ideales para un amor libre” ha tomado un sentido alejado de lo que yo quería transmitir. Pero sin duda esta es la riqueza de las personas que nos leen: a cada uno nos llega de una manera.
3. Probablemente el error esté en “mi escasa claridad”, pues reconozco que era fruto de un discurso interno, de manera que mis disculpas.
4. Y ahora sí, con “Ideales para un amor libre” quería expresar cómo inciden, influyen o nos pueden llegar a marcar los ideales, valores o normas sociales que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida en lo relativo a la elección de la pareja “ideal” (status social, diferencias de edad, físico, cultura...) y hasta qué punto estos nos marcan para poder ser capaces de ir modificándolos, alterarlos, o simplemente sustituirlos, sin que por ello nos sintamos culpables.
Si el amor tiene tanta fuerza para desdibujar esta herencia, o si quizá hay personas que no son capaces de vivir el amor en libertad en contra de rancios y caducos ideales.
5. Espero haber sido algo más clara en mi exposición. Gracias a todos. Un abrazo.
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