Vives en la línea de mis silencios, en una línea que tiene puntos y comas y admiraciones y cada vez menos interrogantes.
Vives
en esa línea de mis silencios en la que habitan los puntos y seguidos y cada
vez más los puntos y aparte.
Vives
en esa línea en la que cada día nacen puntos suspensivos y mueren los
interrogantes.
Vives
en esa línea de mis silencios que se hace frase, y párrafo, y página… y cuando
no puede más se hace verso…
En mis silencios
habita tu paz, en mis palabras tu infierno.
En mis silencios
me acurruco esperando las palabras.
Amo mis
silencios, los mismos que al mirarte te acarician, los mismos que cada noche te
piensan y te esperan y te lloran, los mismos que te echan de menos entre las
sabanas calientes, entre las sábanas que se enfrían.
En mis
silencios te vivo, te lloro y te espero.
En mis
silencios cierro los ojos y te miro.
En mis
silencios vuelvo a vivir lo vivido.
En mis
silencios sientes mi fuerza, mi indiferencia encubierta y mi distanciamiento.
En mis
silencios residen todos mis miedos.
En mis
silencios los días pasan despacio y deprisa.
En mis
silencios te espero aunque no lo diga.
En mis
silencios pasean los besos húmedos de las bocas ajenas y las caricias me
saludan mientras yo guardo silencio.
Cada
noche cuando cierro los ojos mis te quiero te buscan, y vuelven llenos de silencio.
En este
espacio que ocupan mis silencios siento que te estoy perdiendo.
Y
llegará ese día en que mis silencios estén vacíos y no encuentre ya palabras que regalarte, ni
silencios que compartir contigo.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas