La inapetencia sexual, el no tener ganas o incluso no querer o poder mantener relaciones sexuales con la pareja, hemos visto cómo lleva a sus miembros a percibirse desde el distanciamiento, no dejando lugar a la afectividad ni a la intimidad que tanto precisan quienes comparten un proyecto de vida.
Muchas veces el problema se hace crónico y se queda instalado demasiado tiempo en la vida de la pareja sin que ninguno de ellos sepa muy bien qué hacer para darle una solución. A veces precipitadamente, uno de los miembros decide tomar decisiones que acaban de manera drástica con lo que ellos perciben como que no tiene solución.
Y es que a veces la clave está simplemente en respetar los tiempos, los ritmos, las ideas, aprendizajes culturales o los deseos y preferencias de cada cual. Aprender a comunicarse sin miedos ni cortapisas con la lengua, facilita que nos entiendan, aunque no necesariamente tengan por qué compartir lo que pensamos o sentimos, puesto que este no debe ser el objetivo.
Y es que, a veces, olvidarse de lo que solo nosotros deseamos no es fácil, pero hacerlo nos acerca y nos hace entender.
El tratamiento de la inapetencia sexual se debe dirigir hacia los factores que pueden estar reduciendo el interés sexual y que con frecuencia pueden presentarse en el proceso.
La actuación consiguiente no es homogénea para todas las parejas, aunque el motivo por el que se acude a un profesional sea el mismo: Algunas parejas necesitarán un abordaje y trabajo de su relación o terapia de pareja antes de centrarse en el incremento de la actividad sexual, aunque erróneamente en demasiadas ocasiones, para la parte de la pareja que se siente más “perjudicada” su objetivo principal sea precisamente este. Asimismo, otras parejas necesitarán que se les enseñe a resolver conflictos y diferencias en aquellas áreas no relacionadas con el sexo, como comunicarse de manera asertiva.
Aprender a comunicarse de manera asertiva, forma parte de la terapia de pareja, ya que en un alto porcentaje de las parejas en las que a uno de sus miembros su deseo sexual se ha ido enfriando o simplemente se ha ausentado desde hace tiempo, una de las causas que ha motivado esta inapetencia sexual ha sido precisamente la ausencia de comunicación entre sus miembros o una comunicación inadecuada.
Es verdad que el aspecto relacional o de comunicación se ve más afectado en las mujeres que en los hombres. Porcentualmente es mayor el número de mujeres que manifiestan insatisfacción con su pareja por no sentirse entendidas, escuchadas, valoradas o por no mantener una comunicación fluida con su pareja en el día a día. Para muchas mujeres la sexualidad debe pasar por un acercamiento desde la afectividad que no siempre desean que sea la antesala al coito sino a caricias, besos, cogerse la mano o simplemente sentirse cerca.
Es indiscutible que los tiempos y ritmos de hombres y mujeres son distintos cuando se trata de mantener relaciones sexuales. Ellos son más directos, quieren sexo y van directamente, sin preámbulos ni cortejos y a veces cuando creen hacerlo se equivocan en las formas. Para ellos mantener relaciones pasa inexcusablemente por el coito y por supuesto, el orgasmo y la eyaculación. Ellas, muchas veces no es que no quieran o no les guste el sexo, simplemente es que “antes les apetece un aperitivo”, seducir, ser seducidas, jugar, sin que sexo sea sinónimo de coito ni siquiera de orgasmo. La sexualidad para las mujeres es una vivencia integral en la que intervienen muchos factores. Y si esto es así ¿Por qué unos y otras se quejan de no haber entendimiento? Por algo muy simple: no hay comunicación.
Seguiremos...
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.