jueves, 30 de junio de 2016

Lo que no tengo



Tengo un cuerpo tatuado sin tintas ni relieves.

Tengo un corazón mutilado que duerme por el día y late en la noche.

Tengo unos ojos cansados que te miran y te esquivan, y se vuelven ciegos.

Tengo palabras que descansan y me agitan. Tengo demasiadas palabras que ya no uso.

Tengo una vida que dibujo cada día con colores manchados.

Tengo un verbo que empuja y que hiere; un verbo que solo busca calor en el dolor.

Tengo muros que fabrico cada día y que en la noche destruyo.

Tengo amor que aíslo.

Tengo una almohada que se hace mar en la noche.

Tengo un pensamiento activo, que recorre cajones y estanterías, que camina y se cansa y que finalmente solo quiere dormir.

Tengo fuerzas que se esconden.

Tengo manos con memoria y recuerdos que maquillo.  

Tengo rabia y pena y tristeza y melancolía.

Tengo impulsos y desgana y un control despistado.

Tengo un tiempo que me espera y que no puedo cambiarlo.

Tengo memoria y recuerdos vivos, y aprendizajes de mujeres sabias, y experiencia en soledad y compartida, y sabiduría en mi piel y torpeza en mi corazón.

Tengo “Te quieros” que digo todos los días y otros que silencio, te quieros que nunca más diré si no es en mi pensamiento, te quieros que se van y cada vez menos vienen.

Tengo demasiados sentimientos que no he aprendido a escribir.


Fdo.: Raquel Díaz Illescas

sábado, 25 de junio de 2016

Pero no te canses de…




Cánsate de que te digan que te has equivocado.

Cánsate de estar solo cuando necesitas que te abracen.

Cánsate de las palabras vacías, de las miradas ausentes y oídos sordos.

Cánsate de fingir lo que no sientes.

Cánsate de de maquillar las mentiras ajenas.

Cánsate de que rechacen tus besos, tus abrazos o tu deseo.

Cánsate de no disfrutar del sexo , de tu erótica.

Cánsate de los hábitos nocivos, de  las personas tóxicas, de las dependencias emocionales, de la dependencia.

Cánsate de que te duela el cuerpo y si quieres también el alma.

Cánsate de decir SI a lo que no deseas.

Cánsate de sentirte culpable por lo que hiciste o dejaste de hacer.

Cánsate de no tomar decisiones.

Cánsate de alimentar a tus fantasmas.

Cánsate de somnolencias diurnas  e insomnios nocturnos. 

Cánsate  de alimentar a tus fantasmas. 

Cánsate de esperar a quien no vendrá. 

Cánsate de decir que amas cuando eres un “yonqui emocional”.

Cánsate de magnificar miserias.

Cánsate de disculpar faltas de respeto. 

Cánsate de pensar que no podrás hacerlo, de que te pondrás nervioso,  de que te derrumbarás.  

Cánsate de sentirte un fracasado. 

Cánsate de huir.

Cánsate de humedecer la almohada cada noche, cánsate de entristecer tu mirada.

Cánsate del sufrimiento que te aniquila.

Cánsate de esperar a quien no vendrá.

Cánsate de no disfrutar de la vida, de no amar mentes sanas con corazones ricos.

Cánsate de todo lo que te coma las entrañas, pero NUNCA TE CANSES DE ti.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas

jueves, 23 de junio de 2016

Noche de San Juan



Una noche de magia y de rituales para atraer los buenos tiempos y desprenderse de los errores y cargas tóxicas y negativas.

No tengo papel suficiente para quemar esta noche, ni  suficiente leña para que arda…

No tengo tinta para escribir lo que no me sirve, lo que me sobra, lo que no quiero.

Y la tinta se corta en los errores cometidos y la leña arde sin que yo pueda saltar la hoguera.

En mis ojos hay fuego y agua, agua que apagan la hoguera…

Y entonces cierro los ojos y la tinta se derrama y se mezcla con las llamas de la hoguera y yo salto por encima del fuego y no me quemo,  y pienso y siento, que todo se quema y que el sol saldrá mañana para que yo lo vea.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas

jueves, 16 de junio de 2016

La comunicación es un amante condicional




La comunicación seduce, erotiza, atrae, genera vínculos, enamora, aleja, acerca, provoca conflictos, despierta curiosidad, aprendizaje, induce a la fantasía y a la imaginación; promueve alianzas, encuentros y desencuentros; nos moviliza por dentro y nos activa por fuera; nos hace pensar, sentir y actuar; es una dulce, potente y flexible herramienta para los procesos de cambio.

La comunicación se llena de adjetivos, de sustantivos, de adverbios,  de proposiciones, conjunciones y verbos que se ponen a disposición de los interlocutores para ser usados y a veces silenciados, desde las emociones o desde la razón.

La comunicación es una casa con habitaciones amuebladas y vacías; con muebles viejos y modernos; con espacios soleados o sombríos, cálidos o fríos, acogedores o inhóspitos. Habitaciones que se pintan de colores de la mañana a la noche, y se vuelven grises  cuando todo se queda en silencio. Habitaciones con ventanas cerradas  y ventanas esperando abrirse de par en par.

La comunicación es un amante que nos abraza y acaricia, que nos besa y erotiza, que nos espera y nos demanda, que nos mira y juega con nosotros, si queremos, podemos y sabemos…

La comunicación desdibuja pasados, nos hace vivir presentes y nos permite soñar con futuros.  Nos balancea, vapulea, agita y también nos lleva a la calma.

Tiranizamos las palabras, las manipulamos, las dosificamos, las controlamos, las pensamos y sentimos.

Con las palabras nos acercamos a personas, a diferentes personas, incluso a aquellas que sabemos que nuestro verbo nunca se conjugará en su boca, en su mente o en su cuerpo.

La experiencia de vida y los aprendizajes adquiridos,  nos enseñan a mimar el léxico, a regalarlo, a cultivarlo, y balancearlo entre las emociones de quien escucha.

Las palabras salen en busca de una mirada, de una caricia, una boca en la que sumergirse o un sexo en el que adentrarse. Se filtran entre la comisura de los labios, atrapan el cuerpo y rinden a la mente.

Las palabras seducen cuando se mueven, cuando se mecen, cuando son  inteligentes, sabias, experimentadas y también inocentes. 

Las palabras bailan tangos y bachatas y a veces provocan kizombas.

Cuando nos comunicamos en ausencia de miedos, prejuicios e inseguridades, y nos atrevemos a mirar a nuestro interlocutor con todos nuestros sentidos, podríamos sentir que hemos encontrado “El interlocutor soñado” del que hablaba Carmen Martin Gaite.

Y tú ¿Has encontrado tu “interlocutor soñado”?

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.