Tengo un cuerpo tatuado sin tintas ni
relieves.
Tengo un corazón mutilado que duerme por el
día y late en la noche.
Tengo unos ojos cansados que te miran y te
esquivan, y se vuelven ciegos.
Tengo palabras que descansan y me agitan. Tengo
demasiadas palabras que ya no uso.
Tengo una vida que dibujo cada día con
colores manchados.
Tengo un verbo que empuja y que hiere; un verbo
que solo busca calor en el dolor.
Tengo muros que fabrico cada día y que en la
noche destruyo.
Tengo amor que aíslo.
Tengo una almohada que se hace mar en la
noche.
Tengo un pensamiento activo, que recorre
cajones y estanterías, que camina y se cansa y que finalmente solo quiere
dormir.
Tengo fuerzas que se esconden.
Tengo manos con memoria y recuerdos que
maquillo.
Tengo rabia y pena y tristeza y melancolía.
Tengo impulsos y desgana y un control
despistado.
Tengo un tiempo que me espera y que no puedo cambiarlo.
Tengo memoria y recuerdos vivos, y
aprendizajes de mujeres sabias, y experiencia en soledad y compartida, y
sabiduría en mi piel y torpeza en mi corazón.
Tengo “Te quieros” que digo todos los días y
otros que silencio, te quieros que nunca más diré si no es en mi pensamiento,
te quieros que se van y cada vez menos vienen.
Tengo demasiados sentimientos que no he
aprendido a escribir.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas