jueves, 31 de diciembre de 2015

Gracias por estar cerca.


Gracias a todos los que en este año 2015 me habéis acompañado en este espacio virtual, pero que sin embargo yo he sentido cerca.
 
Gracias a los que habéis dado a “Me gusta”, 

A los que simplemente me leéis
       
A los que habéis comentado alguno o varios de mis post,

A los que me habéis hecho critica, 

A los que cada día me animáis a seguir escribiendo. 

A  los que os gusto y a los que os gusto menos.

Gracias a todos, porque de una u otra manera la motivación para escribir cada día, ha estado presente.

Solo quería que supieras, seas quien seas de esas personas que están al otro lado, que deseo seguir teniéndote cerca en el 2016 y si es posible en los siguientes.

Besos y abrazos .

martes, 1 de diciembre de 2015

Se deja de querer





Se deja de querer...
y no se sabe por qué se deja de querer;
es como abrir la mano y encontrarla vacía y no saber de pronto qué cosa se nos fue.
                                                                                                                  Jose Ángel Buesa



 “Un día  te amé tan profundamente, que dejar de quererte era un tiempo verbal  sin tiempo, sin nombre”.

Se deja de querer cuando las palabras se quedan en la puerta, porque ya no hay nadie dentro que las deje pasar.

Se deja de querer en ausencia de afectos, de deseo, de sexo  y de cuidados.

Se deja de querer cuando él ha dejado de ser tu huésped, tu inquilino, tu residente.

Se deja de querer cuando un día al abrir los ojos él no está contigo y no te das cuenta porque ni siquiera lo piensas, simplemente no está.

Se deja de querer cuando  él no habita tus silencios.

Se deja de querer cuando el corazón duerme tranquilo.

Se deja de querer cuando dejas de esperar.

Se deja de querer  sin que lo sepas, sin darte cuenta.

Se deja de querer cuando  hacemos frontera de la distancia.

Se deja de querer  en ausencia de valentía.

Se deja de querer cuando la soledad se hace tu amiga.

Se deja de querer cuando su nombre  es simplemente un nombre que se escribe, que se dibuja y  borramos en un texto.

Se deja de querer cuando puedes coger sus cosas y cambiarlas de sitio y olvidarte un día dónde las pusiste.

Se deja de querer cuando dejas de buscarlo en otros ojos, en otro cuerpo, en otra piel.

Se deja de querer cuando al verle ya no es tan guapo, tan alto y tan divino.

Se deja de querer no porque si. Se deja de querer porque  el amor se despista y no se busca.

Se deja de querer cuando dejas de necesitar sus besos, sus caricias y cada uno de sus te quiero.

Se deja de querer  para poder seguir viviendo y queriendo querer a otra boca, otras manos, otros brazos, otro sexo…

Se deja de querer  nunca porque si. Se deja de querer porque el corazón se va parando, se va muriendo...

Y es que no se puede querer cuando no te quieren, no te aman o desean, cuando no te respetan y te valoran, cuando no te cuidan y dejas de sentirte especial para esa persona. No se puede querer aunque a veces lo creas.

“Dejé de querer tantas veces como quise y algunas veces, seguí amando tantas como amé”.


Fdo.: Raquel Díaz Illescas

domingo, 22 de noviembre de 2015

Vives en la línea de mis silencios


Vives en la línea de mis silencios, en una línea que tiene puntos y comas y admiraciones y cada vez menos interrogantes. 


Vives en esa línea de mis silencios en la que habitan los puntos y seguidos y cada vez más los puntos y aparte.

Vives en esa línea en la que cada día nacen puntos suspensivos y mueren los interrogantes.

Vives en esa línea de mis silencios que se hace frase, y párrafo, y página… y cuando no puede más se hace verso…

En mis silencios habita tu paz, en mis palabras tu infierno.

En mis silencios me acurruco esperando las palabras.

Amo mis silencios, los mismos que al mirarte te acarician, los mismos que cada noche te piensan y te esperan y te lloran, los mismos que te echan de menos entre las sabanas calientes, entre las sábanas que se enfrían.

En mis silencios te vivo, te lloro y te espero.

En mis silencios cierro los ojos y te miro.

En mis silencios vuelvo a vivir lo vivido.

En mis silencios sientes mi fuerza, mi indiferencia encubierta y mi distanciamiento.

En mis silencios residen todos mis miedos.

En mis silencios los días pasan despacio y deprisa.

En mis silencios te espero aunque no lo diga.

En mis silencios pasean los besos húmedos de las bocas ajenas y las caricias me saludan mientras yo guardo silencio.

Cada noche cuando cierro los ojos mis te quiero te buscan, y vuelven llenos de silencio.

En este espacio que ocupan mis silencios siento que te estoy perdiendo.

Y llegará ese día en que mis silencios estén vacíos  y no encuentre ya palabras que regalarte, ni silencios que compartir contigo.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas

jueves, 5 de noviembre de 2015

Algo más que palabras



Las palabras no son solo palabras, mis palabras son pensamientos, sentimientos y una legión de emociones que se dan la mano y se hacen fuertes para llegar a ti.

Mis palabras son frágiles y fuertes y sensibles y a veces hirientes y revulsivas y muchas veces trasgresoras.

Mis palabras te dan paz, tranquilidad y seguridad y también te hacen vibrar.

Mis palabras son sensuales, eróticas y también provocadoras.

Mis palabras te atraen, te seducen y conquistan, y a veces te alejan.

Mis palabras te hacen pensar, te movilizan lo que se ve y lo que llevas dentro. Mis palabras te hacen sentir, quieras o no quieras.

Mis palabras saben al amor en gerundio, en infinitivo y también en participio.

Con mis palabras lloro tu ausencia y la silencio, me hace feliz tu presencia,  te busco y a veces te encuentro, doy color a mis fantasías, hago trazos de mis pensamientos, te hablo de mis sueños y de mis miedos…

Con mis palabras creo mundos contigo y sin ti. Mundos  que dejaron de ser presentes para convertirse en pretéritos.

Con mis palabras te echo de menos y de más, te cuido, te deseo, te amo y te quiero.

Con mis palabras me cuido y me respeto y me quiero.

Y es que mis palabras son dulces y amargas  y delicadas y bruscas e  intensas, si, también, como lo soy yo.


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.