Y así, el deseo sexual ha de verse con relación a varios factores, a tener en cuenta, entre otros, los siguientes:
- El temor al fracaso con la pareja: las ideas adquiridas a edades tempranas acerca de lo que es deseable en una relación de pareja acaban generando en la persona sentimientos de culpa ante su bajo deseo, y la consiguiente presión para mantener relaciones sexuales. Esto suele ser una causa frecuente de ansiedad, que termina por minar el deseo de muchos hombres y mujeres.
- Ausencia de fantasías sexuales: las fantasías sexuales son un recurso o herramienta fundamental en la sexualidad, solos o en pareja. Las fantasías sexuales ayudan a la persona a abandonarse a su placer, y al mismo tiempo contribuyen a un enriquecimiento de las relaciones sexuales.
- deas negativas respecto del placer sexual: la educación sexual recibida será clave en la vivencia de la sexualidad. Si se entiende el placer desde la moral como algo pecaminoso, con culpa o miedos, las relaciones sexuales no se vivirán de forma satisfactoria.
- Pensamientos negativos de nuestra pareja sexual: no podemos desear algo que percibimos como negativo, ya que interiormente sentiremos rechazo hacia esa persona. De manera que si los pensamientos que tenemos hacía nuestra pareja son negativos, difícilmente desearemos compartir fluidos con ella.
- Vivencia insatisfactoria de la conducta sexual: si no disfrutamos de nuestros encuentros sexuales, no desearemos volver a repetirlos. Es necesario que nos lo pasemos bien en la cama para querer repetir.
- La masturbación: es una actividad saludable, cuando estamos solos o cuando vivimos en pareja. Si no conocemos nuestro cuerpo no seremos capaces de disfrutar de él, ni solos ni acompañados; así mismo tampoco sabremos guiar las manos de nuestro compañero sexual.
- Relaciones sexuales sin ganas: acaban siendo relaciones por débito, compromiso o por miedo a la pérdida de algo, lo que no favorece relaciones sexuales placenteras para ninguno de sus miembros.
- Posibilidad de que la pareja no nos guste sexualmente: los años de convivencia llevan a algunas personas al abandono de su imagen personal, y la consiguiente falta de deseo de uno de sus miembros. Si tu pareja no te gusta físicamente, si no te “pone”, el deseo sexual se ausenta. Es importante mantener una imagen corporal agradable a los sentidos, a todos, pues esto facilitará que el deseo se mantenga activo. Ser buena persona y trabajadora está muy bien, pero si además tu imagen resulta apetecible, mejor que mejor.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.
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