Empezar a quererse…
Nadie tiene el poder
de hacerte daño mientras tú no lo permitas.
El ser humano busca incansablemente ser amado y tener a su
lado alguien a quien amar y con quien apasionarse y a veces este deseo le lleva
a sufrir inútilmente desgastando mucho amor y energías en un amor que llama
amor pero que no es amor, sino toxicidad para su vida.
Dejar de tener motivos para seguir al lado de alguien,
debería ser suficiente para tomar la decisión de desvincularse; sin embargo
parece ser que esto no es suficiente para hacerlo.
Desvincularse afectiva y/o sexualmente de alguien, conlleva
además de la voluntad de querer hacerlo, precisa de un objetivo y de una
acción.
Aprender a sentirse bien con una misma, incluso en los
momentos de soledad. Nadie te va a dar lo que tú no tengas.
Ver la experiencia como un “fracaso controlado”. Las vivencias nos sirven, aunque a veces lleguemos a dudarlo.
Estar al lado de alguien que te quiera, valore, respete, desee y para quien seas una parte
importante de sus días. Ese alguien a quien tú reconozcas como la persona que
quieres como compañera para tu vida.
¿La acción?
Rechazar, toda relación con tintes de toxicidad.
Y si estás en ella, poner punto y final. Pensar en ella,
hablar de ella, vigilar y controlar dónde, cómo y con quien está, no te ayudará
a conseguir tu objetivo. El proceso no
es fácil, pero la recompensa merece la pena.
Los objetivos y las acciones se encuentran íntimamente relacionados.
Saber qué es lo que queremos y necesitamos a nuestro lado para sentirnos bien
es algo que nos permitirá saber y entender hacia donde tenemos que ir y qué
debemos hacer para conseguir nuestro objetivo.
Cuando se ama, quiere y desea a otra persona el proceso de
desvinculación es complicado y doloroso en la mayoría de las ocasiones y se
necesitan pocos motivos para justificar comportamientos poco saludables: “habrá tenido mal día…; es que yo tampoco actué
bien…; me quiere…; con el tiempo cambiará…”.
Y es que, cuando no nos sentimos queridos, deseados,
cuidados, valorados, apreciados y respetados el seguir al lado de alguien deja
de tener sentido si no es en un contexto de toxicidad y dependencia, el que está siempre abierto para recibirnos.
Las personas tóxicas no se relacionan desde el amor, los
afectos y los cuidados hacia el otro, se relacionan desde la insatisfacción y
el egocentrismo.
A veces nos empeñamos en mantener relaciones que desde sus
comienzos están avocadas al fracaso. La compatibilidad es importante a la hora
de emparejarse pues aquello de que los polos opuestos se atraen no deja de ser
un dicho que puede resultar atractivo en los comienzos pero que deja de serlo
en la convivencia. Quizá tener un equilibrio, “un puntito” que nos mantenga
activos sería lo deseable.
La vida es demasiado bonita como para pasarla sufriendo, para
estar en el lodo. La dependencia amorosa no es amar, es destruir el amor.
¿Y cómo sabrás que te aman de manera sana=
Porque cuando alguien te ame te hará sentir agustito, tal cual eres. Sin más.
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