Después de un final viene un nuevo principio…
Queridos
Gaspar, Melchor y Baltasar,
Llevo
días resistiéndome a escribir esta carta, quizá porque lo que me gustaría
escribiros no resultaría bonito de leer en esta “Noche Mágica”.
La
Navidad me pone triste, ya lo sabéis, como los motivos que hacen que esto sea
así.
He
salido a la calle. Había muchos padres, madres, abuelos y abuelas con niños y
niñas esperando veros. Se escuchaban voces que decían: “Ya vienen “ y rápidamente
un bullicio de voces pequeñas me ha
hecho detenerme… He mirado unos instantes cuando una niña que sujetaba su silla
de ruedas (se sostenía en sus piernas para veros pasar , desde el “otro lado” de la calle donde no
había gente) decía: Ahí viene el de la barba
blanca… He mirado unos instantes, décimas de segundo, como queriendo acompañar
los ojos de esa niña… Pero no te he visto Melchor, ya sabes…pero te he sentido,
igual que a Gaspar y a Baltasar. Por cierto, le he hecho saber a la niña tu
nombre.
Con el
silencio en los pies, me he venido caminando a casa intentando desprenderme de ese
sentimiento, pero ya veis, aquí estoy una Noche de Reyes más, escribiendo mi
particular carta
Ha sido
un año de emociones intensas, como lo soy yo, y de intensas pasiones, como no
podría ser de otra manera. Y es que la
pasión está en mis acciones, en mis pensamientos y cómo no, en mis sentires… Cuando amo, amo apasionadamente, pero cuando
lloro lo hago también. Una vez leí o escuché que el dolor no lo elegimos, pero
que el sufrimiento es “opcional” y esto
lo he tenido presente desde hace mucho tiempo…pero es verdad que a veces he
sentido el aliento de éste cerca y he tenido tentaciones de dejarme abrazar…
Ya tengo
una edad mis queridos Reyes Magos, esa edad en la que no nos podemos permitir
según que cosas, pero sin embargo, es un tiempo en que sentimos que podemos y debemos permitírnoslo todo.
Me
siento una mujer afortunada, quizá porque hace años que aprendí a ver lo que
tenía en mi vida y olvidarme de lo que no estaba y además no estaría. Con los años he conseguido tener una
estupenda caja de herramientas, no son muchas, pero son fantásticas y las tengo
siempre localizadas. Algunas me las prestaron, otras me las regalaron y unas
cuantas son de mi cosecha, esas que aprendes a hacer viviendo, mirando,
observando y amando intensamente, sin miedo a caerte, equivocarte o a que te hieran. Y es que mi caja de
herramientas mis queridos Reyes Magos es “Mágica”, como esta noche, pues
cuando la necesito se transforma en botiquín…
Y es
por esta estupenda “caja de herramientas” que tengo por lo que quiero seguir permitiéndome
disfrutar de todo lo que la vida quiera
regalarme, de todo lo que quienes me rodean
quieran hacerme participes. Yo
tengo las puertas y ventanas de mi vida abiertas, con límites, eso si, pero
abiertas.
Mi
capacidad para amar, querer, enamorarme,
emocionarme, ilusionarme, apasionarme y disfrutar de las pequeñas o grandes
situaciones de la vida, las tengo siempre dispuestas y preparadas. Tengo mucha energía,
energía incluso para regalar, de manera mis queridos Reyes Magos que aquí me tenéis
si alguien os pide.
Sabéis
lo que quiero y lo que necesito porque como “Magos” que sois escucháis mis
silencios.
Esta
noche os esperaré, como lo vengo haciendo desde que era niña y con la mirada de
una niña y el corazón de la
experiencia os digo:
Os
quiero.ç
Raquel.
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