lunes, 5 de enero de 2015

Carta a los Reyes Magos



Después de un final viene un nuevo principio…

Queridos Gaspar, Melchor y Baltasar, 

Llevo días resistiéndome a escribir esta carta, quizá porque lo que me gustaría escribiros no resultaría bonito de leer en esta “Noche Mágica”. 

La Navidad me pone triste, ya lo sabéis, como los motivos que hacen que esto sea así.  

He salido a la calle. Había muchos padres, madres, abuelos y abuelas con niños y niñas esperando veros. Se escuchaban voces que decían: “Ya vienen “ y rápidamente  un bullicio de voces pequeñas me ha hecho detenerme… He mirado unos instantes cuando una niña que sujetaba su silla de ruedas (se sostenía en sus piernas para veros pasar  , desde el “otro lado” de la calle donde no había gente) decía: Ahí  viene el de la barba blanca… He mirado unos instantes, décimas de segundo, como queriendo acompañar los ojos de esa niña… Pero no te he visto Melchor, ya sabes…pero te he sentido, igual que a Gaspar y a Baltasar. Por cierto, le he hecho saber a la niña tu nombre.

Con el silencio en los pies, me he venido caminando  a casa intentando desprenderme de ese sentimiento, pero ya veis, aquí estoy una Noche de Reyes más, escribiendo mi particular carta
Ha sido un año de emociones intensas, como lo soy yo, y de intensas pasiones, como no podría ser de otra manera.  Y es que la pasión está en mis acciones, en mis pensamientos y cómo no, en mis sentires…  Cuando amo, amo apasionadamente, pero cuando lloro lo hago también. Una vez leí o escuché que el dolor no lo elegimos, pero que el sufrimiento es “opcional” y  esto lo he tenido presente desde hace mucho tiempo…pero es verdad que a veces he sentido el aliento de éste cerca y he tenido tentaciones de dejarme abrazar…

Ya tengo una edad mis queridos Reyes Magos, esa edad en la que no nos podemos permitir según que cosas, pero sin embargo, es un tiempo en que sentimos  que podemos  y debemos permitírnoslo todo.
Me siento una mujer afortunada, quizá porque hace años que aprendí a ver lo que tenía en mi vida y olvidarme de lo que no estaba y además no estaría.  Con los años he conseguido tener una estupenda caja de herramientas, no son muchas, pero son fantásticas y las tengo siempre localizadas. Algunas me las prestaron, otras me las regalaron y unas cuantas son de mi cosecha, esas que aprendes a hacer viviendo, mirando, observando y amando intensamente, sin miedo a caerte, equivocarte  o a que te hieran. Y es que mi caja de herramientas mis queridos Reyes Magos es “Mágica”, como esta noche,  pues  cuando la necesito se transforma en botiquín…

Y es por esta estupenda “caja de herramientas” que tengo por lo que quiero seguir permitiéndome  disfrutar de todo lo que la vida quiera regalarme, de todo lo que quienes me rodean  quieran hacerme participes.  Yo tengo las puertas y ventanas de mi vida abiertas, con límites, eso si, pero abiertas.
Mi capacidad  para amar, querer, enamorarme, emocionarme, ilusionarme, apasionarme y disfrutar de las pequeñas o grandes situaciones de la vida, las tengo siempre dispuestas y preparadas. Tengo mucha energía, energía incluso para regalar, de manera mis queridos Reyes Magos que aquí me tenéis si alguien os pide.

Sabéis lo que quiero y lo que necesito porque como “Magos” que sois escucháis mis silencios.
Esta noche os esperaré, como lo vengo haciendo desde que era niña y con la mirada de una niña  y el corazón de la experiencia  os digo:

Os quiero.ç

Raquel.

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