Y
te regalé palabras,
Y
te regalé mis besos, mis caricias, mis te quieros,
Y
mi boca busco tu boca, y mi sexo buscó tu sexo ,
Y
te deseé sin tiempo,
Y
dibujé sonrisas donde solo había lágrimas,
Y
me subí a tacones de aguja, y me enfundé vestidos de seda, y di color a mis
labios y luz a mis ojos,
Y
paseé de tu brazo sin tú saberlo sintiéndome quien nunca sería,
Y
desdibujé los pasados, y borré futuros para dibujar presentes.
Y
arriesgué.
Y
dibujé tu cuerpo de caricias y de besos
y te hice sentir grande, importante y valeroso,
Y
envolví tu piel de amor y tu mente de cobardías,
Y
pensé en los posibles y guardé los imposibles,
Y
te amé tanto como besos te di, como te quiero silencié,
Y
te esperé en una estación de paso, donde no había trenes a los que subirse ni
pasajeros a los que esperar,
Y
detuve mis días mis meses y mis años, y quise acelerar los tuyos y el tiempo
ensordeció,
Y
permití que me negaras y forré mi corazón de acero,
Y
bailé a tu son y dejé de ser yo,
Y
encerré mis deseos y mis sueños y me dediqué a esperar “el día de los miedos”,
Y escuché
tus te quiero en el silencio de la noche,
Y
derroché energía para no pensarte, para olvidarte,
Y
te busqué en otros ojos y me maldije y te odié,
Y
utilicé la razón, y mi razón dejó de
entender,
Y
mi corazón empezó a sangrar y yo me compadecí, y le prometí cuidarlo, mimarlo y
no humillarlo más.
Y
te regalé memoria en tu piel y hasta prontos en tu boca,
Y
te regalé recuerdos a los que acudirás en un solo verbo, en una sola voz,
Y
a pesar de todo hubo un tiempo en que yo fui feliz.
Fdo.:
Raquel Díaz Illescas.
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