Pasará el día
que no te piense.
Pasará el día en
que no te desee más que a nada, más que comer chocolate, más que sentarme en
una terraza a desayunar al sol.
Pasará el día en
que deje de esperar tus mensajes, tus llamadas, tu email, llegará el día en que
deje de esperarte.
Pasarán los días y las noches en
que no te piense, en que cierre los ojos y tú no hayas estado en mi pensamiento
y me despierte por la mañana y tú no estés a mi lado y yo no te eche de menos.
Pasará el día en que tu recuerdo
deje de dolerme y te recuerde y simplemente sonría.
Pasará el día en que en una
conversación cualquiera vengas a mi pensamiento y te vayas en silencio sin que
me duela.
Pasará el día en que mis palabras
lleven tu nombre.
Pasara el día y llegará el día en
que me alegre haberte conocido.
Pasará el día en que tus cosas
estén en un cajón y llegará el día en que me olvide dónde están.
Pasará el día que me pregunte
cuánto te quise y encontraré el motivo que tuve para dejar de hacerlo.
Pasará el día que el sexo contigo
deje de ser especial, porque ya nada entre tú y yo será especial.
Pasará el día en que vea que soy
mejor de lo que tú me has hecho sentir.
Pasará el día que cuelgues tus
vergüenzas y empieces a vivir, sin más.
Pasará y llegará el día en que tú
me busques y no me encuentres.
Pasará
y llegará ese día en que tú dejes de vivir en mí y cuando ese día pase todo
esto será vacío. Nada de todo esto sentiré como lo siento hoy. Y entonces dará
igual.
Pasará
el día en que los estómagos dejarán de estar alerta y estén tranquilos,
distraídos.
Pasará el día que mi corazón se
calme o se canse o se rinda o ya no pueda más…
Y
cuando llegue ese día tú y yo ya no seremos tú y yo, seremos dos personas que
se amaron un día que ya pasó.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.
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