Pasamos demasiado tiempo de nuestra vida frustrándonos, decepcionándonos, reprochándonos, desenamorándonos, desvinculándonos, desapegándonos…
Pasamos demasiado tiempo de nuestra vida
trabajando en trabajos que no nos gustan, que no nos hacen sentir valiosos,
especiales, cualificados.
Pasamos demasiado tiempo silenciando
opiniones, pensamientos y deseos.
Pasamos demasiado tiempo, dando importancia a
las miradas y las lenguas ajenas, a los
cuerpos imperfectos, a los cuerpos sin más.
Pasamos demasiado tiempo conformándonos,
asumiendo, aceptando y resignándonos con lo que no queremos.
Pasamos demasiado tiempo abrazados a la
culpa, a los miedos.
Pasamos demasiado tiempo buscando el todo entre la nada.
Pasamos demasiado tiempo lamentándonos por lo
que hicimos o dejamos de hacer, por lo que nos hicieron o dejaron de
hacer, por lo que nos dijeron o nos
dejaron de decir.
Pasamos demasiado tiempo pensando y sufriendo por quien nos traicionó o engañó,
por quien dejó de querernos, de amarnos o desearnos.
Pasamos demasiado tiempo echando de menos, a quien nos echa de más.
Pasamos demasiado tiempo de nuestros días y
nuestras noches empapándonos en lluvia por sentir las ausencias, en la cama, en la mesa o en la almohada.
Pasamos demasiado tiempo viviendo pasados, ensuciando futuros y olvidando
presentes.
Pasamos demasiado tiempo en soledad,
dibujando presencias soñadas.
Pasamos demasiado tiempo queriendo a quien
dejó de querernos.
Pasamos demasiado tiempo gastando tiempo
regalado como si este se alimentase de dolor y volviéramos a tener la oportunidad
de hacer todo aquello que quisimos hacer y no hicimos, como si tuviéramos
nuevamente el tiempo y la oportunidad para decir lo que sentimos y pensamos sin
miedo a sentirnos ridículos, a que nos etiqueten o juzguen por ser diferentes,
por no seguir la norma de los mediocres
A veces aprendemos demasiado tarde a entender
y darnos cuenta que cada día que pasa es un día que no vuelve.
Y es que el tiempo que se vive sufriendo no
es tiempo productivo ni vida gozada.
Fdo.: Raquel Díaz
Illescas.
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