Soy
coleccionista por vocación o devoción, o
por no serlo de soledades.
Coleccioné
mariposas y cuando conseguí la “Esmeralda”,
la “Monarca” emigró a Méjico y todas las demás la siguieron.
Coleccioné
postales de viajes y llegó un momento que ya no me decían nada.
Coleccioné
sueños y siempre había alguien que me los robaba.
Coleccioné
recortables de muñecas y estas se fueron con mis sueños.
Coleccioné
problemas y me cansaron demasiado, recopilé
soluciones y se fueron de mi lado.
Coleccioné
libros y me quedé con las palabras.
Coleccioné
pensamientos, pero me agotaban y preferí coleccionar emociones, pero necesitaba
pensamientos para crearlas.
Coleccioné silencios pero se comieron todas mis
palabras.
Coleccioné
soledades y llegué a tener tantas que quise regalarlas, pero todos tenían
demasiadas.
Coleccioné
pecados, aunque solo dos de los capitales, y otros tantos censurables.
Coleccioné
amores que ordené y registré e incluso clasifiqué.
Coleccioné
amores y tuve demasiados o quizá nunca fueron demasiados. A todos quise y en
momentos deseé, y solo a algunos amé.
Coleccioné
amores, aunque ninguno fue completo y menos aún perfecto. Intimidad, pasión y compromiso nunca vinieron
de la mano, aunque por separado me abrazaron.
Coleccioné
amores que olvidé y nunca recordé.
Coleccioné
amores que más tarde dejé ir, otros se fueron porque si, o por qué no.
Coleccioné
amores que aún viven en mi memoria y en mi pensamiento, y dejo que me acompañen
en algún momento.
Coleccioné
amores que dejo dormir en mi almohada y
se deslizan en mis sábanas, aunque solo un cuerpo descanse en mi cama.
No
tengo un “diario rojo” como Marilyn Monroe donde guarde secretos de
estado, aunque mis sabanas huelan a
Chanel y mis labios los pinte de rojo.
De
amores y pasiones nacieron mis colecciones, porque a todas las amé al menos un
tiempo y las dejé quedarse a mi lado.
Ahora
no colecciono nada, solo contemplo la vida y la sonrío cuando me mira y cuando
no me mira intento seducirla para que no deje de mirarme y yo pueda sonreírla.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas
2 comentarios:
Yo no he intentado pero no he podido coleccionar dólares, bolívares, monedas de oro, enemigos, estampillas, artesanía indígena, hojas de árboles, pétalos de flores, sonrisas, cristales, piedras, montañas, amaneceres, atardeceres, neblinas, nieve, arcoiris, brisas, lluvias, mares, nubes, cielos, cantos de pajaritos, carcajadas, frutas, sabores, aromas, texturas, orgasmos...no se han dejado coleccionar porque escapan antes de que los atrape más allá de la mirada, el oído, el gusto, el olfato o las vivencias electrificantes...Bella publicación para irnos en vuelo de colibrí a ser la sombra de tus lámparas en el más invisible rincón de tu dormitorio a donde habite por siempre como una estructura ausente imposible de ser coleccionada por ser la nada que soporta todas tus colecciones idas.
Un honor tener tus palabras en mi blog mi querido Yayes. Espero que vuelvas 😘
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