sábado, 18 de julio de 2009

Fantasías sexuales

Las fantasías, a pesar de ser uno de los mejores recursos o herramientas al uso para disfrutar de la sexualidad de manera individual o en pareja, es también un tema que provoca la duda, o la moralidad incluso de quienes hacen uso de ella.

Pero, qué son las fantasías sexuales?
Las fantasías no son otra cosa que la representación mental de lo vivido, o lo que desearíamos vivir, que adornamos y damos color, imagen y sonido al antojo de su creador/a; que nos hace ser grandes y fuertes, o pequeños y sumisos; ser piloto de aviones, o maharajá; tener un harén de mujeres para ti solo, o disfrutar con cuantos hombres te pida el cuerpo…., en Estambul, o Mauritania, Atenas, o en la Conchinchina. Los límites los pones tú.

El objetivo de las fantasías sexuales es la excitación. Favorecen la concentración, el bajo deseo sexual, la masturbación individual, enriquecen las relaciones sexuales de la pareja, y dota a la persona, de un recurso contra la monotonía.

Ni que decir tiene, que las fantasías sexuales tienen carácter individual y propio. La imaginación de cada cual puede ser, y de echo lo es, muy diversa. Lo que a una persona puede excitarle en décimas de segundo a otra puede no decirle nada, es por esto que cada individuo crea, y organiza sus fantasías en función de la respuesta excitatoria que obtiene, y de lo que se permite.

En ocasiones las fantasías son motivo de dudas que rondan más de una cabeza: la orientación sexual, nuestra fidelidad, lo decente o indecente, lo perverso, la culpa. Lo primero es tener claro, que la fantasía no es la realidad y que tampoco tenemos que llevarla a ella.

Para entender explícitamente lo anterior, valga el siguiente ejemplo: puedes ir un día cualquiera en el transporte público, ser apretujado o pisado reiteradamente por alguien y desear ahogarlo allí mismo, incluso de forma divertida y como desahogo puedes imaginarlo, pero creo que estarás de acuerdo en tu escaso deseo real de llevarlo a cabo. Pues, esto mismo ocurre con las fantasías sexuales, puede llegar a ser lo mismo, el imaginar algo puede no tener nada que ver con realizarlo. Lo bueno y positivo de ellas, es que podemos experimentar con la diversidad sexual, entrar y salir en ellas de manera creativa, traspasando los límites de la realidad, sabiendo que forman parte del mundo propio e individual de la imaginación, donde el placer proporcionado es el resultado de la perfección de la situación imaginada y de lo prohibido o poco permitido de esa situación.
Muchas personas piensan, que el echo de tener fantasías sexuales significa el deseo encubierto de querer llevarlas a la práctica, sin embargo, en la mayoría de las ocasiones la práctica de las mismas podría ser una experiencia poco gratificante o dolorosa, y en otros casos ser un riesgo para la relación de pareja. La vivencia de las relaciones sexuales, lleva componentes no tan perfectos ni adaptados a nuestro placer como cuando fantaseamos, esto puede ser un estímulo o una decepción, todo dependerá de lo que cada cuál se permita disfrutar en su sexualidad real, y qué en la fantaseada.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

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