miércoles, 23 de febrero de 2011

Sexo en la red.

En las yemas de los dedos se encuentran los deseos, las fantasías y carencias de muchas personas, no sólo de las que no tienen pareja. Buscan encontrar alguien al otro lado, alguien con quien compartir: ideas, pensamientos, deseos, sexo… Conseguirlo es sencillo y cómodo. Solo hay que pulsar un botón y seleccionar un espacio virtual.


El ser humano es un ser para el contacto y la vinculación, esto ya lo sabemos, por lo que la soledad no forma parte de la estabilidad emocional del mismo, aunque ésta sea muy grata en algunas ocasiones.

Sin embargo, a pesar de los deseos y necesidades del ser humano, hay muchas personas que se sienten solas, que no tienen con quien compartir caricias, mimos, besos, encuentros sexuales, etc. Y buscan recursos que mitiguen esos momentos de ausencia para sentirse menos solos, más acompañados.

Internet se ha convertido para algunas personas en la panacea para sus momentos de soledad.

Las redes sociales, los chats, han pasado a formar parte de los lugares de encuentro más demandados en la red. Aquellas personas que por timidez, inseguridad, prejuicios, complejos, discapacidad, morbo, represión o miedo a ser juzgadas no se atreven a enfrentarse a las personas de carne y hueso, al menos no en las mismas condiciones que lo hacen en un contexto virtual, encuentran en la red un espacio seguro donde pueden ser como desean ser. No existe el temor a ser menospreciado, rechazado, juzgado o etiquetado por sus gustos o preferencias.

El anonimato permite a los cibernautas tener un lenguaje libre de prejuicios y tabúes; dar rienda suelta a la imaginación y a las fantasías sexuales, hacer participe de ellas a alguien que no te mira a los ojos, que no sabe quién eres, cuántos años tienes o lo escultural o envejecido que tienes el cuerpo; si eres ejecutivo o te dedicas a la construcción, si estás en España, en la China o eres el vecino del quinto. Tú decides. Si algo o alguien no te gusta, es fácil, sólo hay que apretar un botón o hacer un clic.

Lo cierto es que las relaciones sexuales por Internet enganchan y lo hacen porque cumple el criterio de lo que llaman las tres “Aes”:

  • Accesible: cualquiera que tenga en sus manos un ordenador o teléfono con Internet, puede hacerlo.
  • Asequible: es económico.
  • Anónimo: se desconoce la identidad y el aspecto de quien está al otro lado. El anonimato hace más susceptibles al enganche a personas con baja autoestima o aceptación de su condición física, social o económica.
La práctica de este tipo de encuentros sexuales en sí misma no es perjudicial, de hecho es un recurso más del que antes no disponíamos y con el que hoy contamos. En algunos casos, puede ser un recurso a recomendar cuando las alternativas reales no sean las más favorables para el enriquecimiento y la satisfacción personal.

¿Cuándo la práctica de los encuentros eróticos en la red puede ser un problema?
  •  Si se considera este recurso sexual como el único posible.
  • Cuando todos los momentos de ocio, tiempos de trabajo o los dedicados al descanso o a la pareja se consagran al sexo virtual.
  • Cuando la persona deja de interactuar en el mundo real con otros iguales. Se aísla y crea su propio mundo alejado de la realidad.
Cuando dejamos de establecer relaciones con otras personas a las que podemos mirar a los ojos, estamos perdiendo la oportunidad y la capacidad de aprender a enfrentarnos a las dificultades y a aceptarnos y que nos acepten tal y como somos.

Muchas personas viven dos mundos muy diferentes: en el que se comunican con la familia, el trabajo y poco más y el que encuentran en el “universo virtual de las emociones, del sexo…” y lo curioso es que este acaba siendo para ellas el real, el auténtico, en el que se sienten aceptadas. Una idea ésta, sin duda equivocada, pues partimos de una premisa clara: todo es fantasía. Lo imaginario aplasta a la realidad constantemente. Nada puede ser sustentado en la vida real.


Las interacciones virtuales tienen componentes altamente activadores de todo el universo emocional de la persona, manteniéndola en constante alerta. Los miembros de la familia y especialmente la pareja acaban pasando a un segundo plano, desde donde estos difícilmente pueden competir, pues todo lo que vive y experimenta el cibernauta son sensaciones placenteras, excitantes y fuertemente adictivas.

El sexo a través de la red puede ser una opción más para estimular la fantasía, conocer gente o simplemente para disfrutar de una manera libre de la sexualidad, lo que no es óbice para informarse sobre los riesgos de un potencial abuso de estas prácticas sexuales.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

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