martes, 19 de julio de 2011

Decir te quiero

...Te quiero porque me haces feliz...
Te quiero porque al despertar cada mañana sabré que estarás a mi lado.
Y además Te quiero, porque me cuidas aunque no lo necesite.
Te quiero más de lo que escuchas de mis labios.
Te quiero por no hacerme reproches.
Te quiero porque siempre que te busco te encuentro...
Te quiero porque no necesito decir lo siento.
Te quiero por no juzgar mis lágrimas....
Te quiero por respetar mis silencios...
Te quiero por lo que siento.

Hemos hablado mucho sobre la necesidad que tiene el ser humano de sentirse querido, pero de la misma forma la tiene de escucharlo. Decir te quiero no forma parte de las palabras que expresamos a quienes queremos, aunque sí de lo que sentimos.


Hay quienes custodian sus te quiero para esconder sentimientos, evitar compromisos, riesgos, concesiones; hay quienes no dicen te quiero por debilidad.

Hay quien no dice te quiero porque no sabe, porque no ha aprendido a hacerlo, porque no ha tenido a quien decírselo. Hay quien no dice te quiero para olvidar.

Los te quiero se sienten, aunque no siempre se digan. Hay quien olvida decir te quiero sin pensar en quien lo espera…

Hay te quiero que se dice con palabras; te quiero que se susurran entre las sábanas. Hay te quiero que nunca se pronuncian, que se silencian. Hay quien dice te quiero a destiempo.


Hay te quiero por costumbre, por hábito, porque el momento así lo requiere.

 Hay quien dice te quiero para expresar el cariño y afecto de muchos años de convivencia.

Hay quien dice te quiero como agradecimiento de un bien recibido.

Hay quien dice te quiero en circunstancias que sabe se sentirá menos ridículo. Hay quien dice te quiero en cuartillas perfumadas.

Hay quien dice te quiero cuando siente mucho amor. Hay palabras con te quiero vacías.


Decir te quiero conlleva valentía según a quien se diga; es enternecedor e inquietante, dependiendo de quien lo pronuncie. También implica cobardía, según por qué se diga... El te quiero a veces provoca emoción, orgullo, bienestar; otras, tristeza, melancolía.


Hacemos uso del te quiero para evocar emociones, pasiones, nostalgias; para alivio, para transmitir cariño, gratitud. También hay quien dice te quiero para endulzar los oídos de quien no consiente. No todos los te quiero son sinceros.


Hay muchas formas de decir te quiero...

Los amantes saborean el te quiero en cada beso, en cada encuentro, sin equívocos ni vergüenzas; con palabras, por escrito, en prosa o en verso, con miradas, besos, caricias o con hechos.

Hay bocas de las que no germina un te quiero. Hay miradas que buscan, pero no encuentran un te quiero. Hay manos que no rozarán un te quiero.

Hay corazones que sueñan con ser te quiero.

Debemos hacer uso del te quiero con las personas que amamos, no dando por hecho que éstas ya lo saben. Con el te quiero transmitimos lo importante que son para nosotros y lo mucho que las necesitamos a nuestro lado. Economizar los te quiero es pretender administrar las emociones.


Di te quiero despacio, en los labios, al oído, a oscuras o a la luz del día; di te quiero con un abrazo o con un beso, pero sobre todo, no te olvides decir te quiero.


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

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